Paradojas del desempleo en EE.UU.

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Pese a que el 9,5 por ciento de la población no tiene trabajo, las empresas no logran cubrir sus vacantes

Silvia Pisani
Corresponsal en EE.UU.

WASHINGTON.- Curiosidades de la economía. En un país con desempleo histórico, el héroe nacional de estos días es un asistente de vuelo que colgó su puesto -y su carrera de años- de manera insólita: con el avión en tierra, accionó la puerta de emergencia y se largó por ella, sin olvidarse antes de rapiñar una cerveza del carrito. La "renuncia" de Steven Slater, de 38 años, ex "azafato" de Jet Blue, ocupó la portada de The New York Times y fue entrevistado por televisión y por radio. Y se convirtió en la envidia de un país que, sin embargo, tiene -como nunca en su historia reciente- el 9,5% de su población activa desempleada.

Eso equivale a 15 millones de personas buscando trabajo. Y la lógica sería pensar que cualquiera de ellas se desesperaría por ocupar el puesto que tan histriónicamente abandonó Slater. Sin embargo, no es así.

No sólo a ninguno de ellos se le ocurrió llamar a Jet blue para pedir el lugar, sino que uno de los fenómenos que advierten economistas locales es un divorcio entre la cantidad de gente que debería estar buscando trabajo y la dificultad con que tropiezan muchas empresas para cubrir sus necesidades de empleo.

"Hay una desconexión entre una realidad y otra", admiten fuentes del Departamento de Trabajo, la dependencia que, mensualmente, se agarra la cabeza cuando tiene que darle a Barack Obama la mala noticia de que el empleo no repunta cuando, al mismo tiempo, hay empresas que no consiguen empleados.

Como cucharada de un raro guiso, un reciente informe de The Wall Street Journal reseñaba decenas de casos por el estilo. "Es rarísimo, pero nos cuesta dar con gente deseosa de trabajar en nuestra planta", dijo un directivo de Long Stanton Manufacturing, una firma productora de autopartes en Ohio.

"Hacer que la gente que busca empleo combine con los puestos en oferta es difícil en tiempos de recesión. Ahora, el fenómeno es más evidente", dijo Steven Davis, economista de la Universidad de Chicago. "Si el mercado laboral se moviera normalmente, la tasa de desempleo debería situarse bastante más abajo de la actual", acotó David Altig. La percepción colectiva va por otro lado. "¿Debemos resignarnos a una economía sin empleo?", censuraban días atrás, desde su página de editoriales, el diario The New York Times .

Los críticos culpan a Obama porque no es capaz de disponer sobre el sector público un recorte similar al que sufrió el privado. Según datos oficiales, desde 2007, el sector privado recortó 12 millones de puestos de trabajo, mientras que el billón de dólares (un millón de millones, 12 ceros) invertido en estímulo económico no pudo revertir la mala balanza del mercado laboral.

"Para el empleo, no hay duda de que la Obanomics no funciona", dijo a LA NACION Richard Williams, un economista cercano al Partido Republicano. La estadística oficial muestra que el sector público federal ha crecido: de 2.763.000 empleados en julio de 2007, a 3.017.000, en julio último. Y eso sin tener en cuenta a la defensa y las fuerzas armadas.

"En promedio, la compensación anual de un empleado en el sector público es de US$ 100.000, mientras que en el privado es de 60.000 -señaló un reciente informe de la Heritage Foundation-. Es hora de que hagan recorte." El gobierno demócrata insiste en el impulso. Esta semana aprobó un nuevo paquete por US$ 26.000 millones para crear empleo.

"¿Qué quieren? Que nos quedemos cruzados de brazos ante las necesidades de quienes educan a nuestros hijos", desafió Obama, al subrayar que buena parte del nuevo paquete se destinará a educación.

Mientras esto se debate, el desempleo crece, en un mercado laboral que los economistas señalan como de comportamiento atípico. Y con curiosos héroes populares.
 
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