EMITIRÁ HASTA U$S 75.000 MILLONES, LA MÁS GRANDE DEL MUNDO
Brasil se juega su futuro con la oferta de acciones de Petrobras
Analistas se preguntan si la petrolera estatal podrá salir airosa de la segunda parte de la operación: una emisión simultánea para captar fondos frescos entre inversores minoristas
Es difícil encontrar petróleo. Pero hallar dinero puede a veces ser aún más difícil, tanto para las compañías como para un país. Y cuando uno cuenta con ambas cosas –tal como sucede con la próspera Brasil, que ahora cuenta con una reserva de crudo que es mayor, según algunas estimaciones, a la rusa o kuwatí aún es necesario lograr que las dos funcionen juntas para bombear, producir, distribuir y usar ese petróleo.
Es por eso que lo que podría ser la mayor oferta de acciones del mundo –por parte de Petrobras de Brasil a fines de este año– dice mucho sobre dónde se encuentra el país en este momento. La oferta, que será de hasta u$s 75.000 millones, es inmensa. Dado que los mercados están desanimados, el simple hecho de que Brasil lo esté intentando ahora –y en vísperas de una elección presidencial– es señal de una descarada confianza. Sin embargo, la emisión de acciones también toma mucho de la promesa de qué clase de país Brasil está queriendo ser, una promesa que puede o no cumplirse.
En primer lugar, pensemos en el tamaño de la emisión de acciones. En esencia, tiene dos partes. La primera implica una emisión de capital accionario de Petrobras por casi u$s 43.000 millones que asumirá el gobierno a cambio de 5.000 millones de barriles de petróleo. La semana pasada, esas reservas no desarrolladas, que yacen bajo profundas capas de sal a cientos de miles de millas mar adentro, fueron valuadas en un promedio de u$s 8,51 el barril. Esa cifra es muy superior a los u$s 6 aproximados que calculan los analistas. Por lo tanto, el gobierno recibirá más acciones de Petrobras de las que tendría por ese crudo. Los inversores minoritarios se lamentaron.
Por eso algunas personas ahora se preguntan si Petrobras podrá salir airoso de la segunda parte de la operación: una emisión simultánea diseñada para captar fondos frescos entre los inversores minoristas, dinero que financiará su plan de inversión de capital. Como la emisión podría ser por u$s 32.000 millones, será la más grande del mundo. Es mucho, aún para la compañía cotizante más grande de Sudamérica, en términos de capitalización bursátil.
Sin embargo, no es imposible. Después de todo, la liquidez es abundante. Ninguna otra petrolera cotizante puede ofrecer a los inversores una base de reservas que esté creciendo tan rápido como la controlada por Petrobras. El estado brasileño, o uno de sus organismos asociados como el banco de desarrollo nacional , puede siempre comprar las acciones que los inversores no quieran adquirir.
Lo más importante de todo es que hay un precio para todo. Por lo tanto, si los inversores minoritarios sienten que si bien fueron defraudados por el gobierno con la valuación de las reservas de crudo, pueden desquitarse con el precio que ellos están dispuestos a pagar por acciones de Petrobras –ahora y cuando inevitablemente tenga que regresar a los mercados de capitales en el futuro.
La política de la operación también es importante. Un precio bajo para las acciones de Petrobrás podría ser levemente incómodo para Lula Inácio da Silva y Dilma Rousseff, que probablemente sea la próxima presidente de Brasil. Pero más incómodo habría sido enfrentar acusaciones de que el gobierno ha vendido barato petróleo brasileño a “Wall Street”. El crudo de Brasil, aseguró Rousseff, es el “pasaporte” del país hacia el status de mundo desarrollado.
En realidad, es por eso que bajo la nueva legislación, Petrobrás será el operador líder de todos los yacimientos recientemente desarrollados, con una participación de al menos 30%; y las multinacionales ocuparán una función financiera pasiva.
Es por eso también que las nuevas normas exigen que gran parte del equipo y la mano de obra para desarrollar la riqueza petrolera en aguas profundas deben ser cubiertos localmente. Es algo muy difícil de lograr, dado que la infraestructura brasileña cruje por la tensión que genera la planificación y las obras para la Copa Mundial de Fútbol y los Juegos Olímpicos. Es por eso que tan pocas personas creen en Petrobras cuando ésta asegura que planea para 2020 duplicar la producción de petróleo a más de cinco millones de barriles diarios.
JOHN PAUL
Financial Times
Brasil se juega su futuro con la oferta de acciones de Petrobras
Analistas se preguntan si la petrolera estatal podrá salir airosa de la segunda parte de la operación: una emisión simultánea para captar fondos frescos entre inversores minoristas
Es difícil encontrar petróleo. Pero hallar dinero puede a veces ser aún más difícil, tanto para las compañías como para un país. Y cuando uno cuenta con ambas cosas –tal como sucede con la próspera Brasil, que ahora cuenta con una reserva de crudo que es mayor, según algunas estimaciones, a la rusa o kuwatí aún es necesario lograr que las dos funcionen juntas para bombear, producir, distribuir y usar ese petróleo.
Es por eso que lo que podría ser la mayor oferta de acciones del mundo –por parte de Petrobras de Brasil a fines de este año– dice mucho sobre dónde se encuentra el país en este momento. La oferta, que será de hasta u$s 75.000 millones, es inmensa. Dado que los mercados están desanimados, el simple hecho de que Brasil lo esté intentando ahora –y en vísperas de una elección presidencial– es señal de una descarada confianza. Sin embargo, la emisión de acciones también toma mucho de la promesa de qué clase de país Brasil está queriendo ser, una promesa que puede o no cumplirse.
En primer lugar, pensemos en el tamaño de la emisión de acciones. En esencia, tiene dos partes. La primera implica una emisión de capital accionario de Petrobras por casi u$s 43.000 millones que asumirá el gobierno a cambio de 5.000 millones de barriles de petróleo. La semana pasada, esas reservas no desarrolladas, que yacen bajo profundas capas de sal a cientos de miles de millas mar adentro, fueron valuadas en un promedio de u$s 8,51 el barril. Esa cifra es muy superior a los u$s 6 aproximados que calculan los analistas. Por lo tanto, el gobierno recibirá más acciones de Petrobras de las que tendría por ese crudo. Los inversores minoritarios se lamentaron.
Por eso algunas personas ahora se preguntan si Petrobras podrá salir airoso de la segunda parte de la operación: una emisión simultánea diseñada para captar fondos frescos entre los inversores minoristas, dinero que financiará su plan de inversión de capital. Como la emisión podría ser por u$s 32.000 millones, será la más grande del mundo. Es mucho, aún para la compañía cotizante más grande de Sudamérica, en términos de capitalización bursátil.
Sin embargo, no es imposible. Después de todo, la liquidez es abundante. Ninguna otra petrolera cotizante puede ofrecer a los inversores una base de reservas que esté creciendo tan rápido como la controlada por Petrobras. El estado brasileño, o uno de sus organismos asociados como el banco de desarrollo nacional , puede siempre comprar las acciones que los inversores no quieran adquirir.
Lo más importante de todo es que hay un precio para todo. Por lo tanto, si los inversores minoritarios sienten que si bien fueron defraudados por el gobierno con la valuación de las reservas de crudo, pueden desquitarse con el precio que ellos están dispuestos a pagar por acciones de Petrobras –ahora y cuando inevitablemente tenga que regresar a los mercados de capitales en el futuro.
La política de la operación también es importante. Un precio bajo para las acciones de Petrobrás podría ser levemente incómodo para Lula Inácio da Silva y Dilma Rousseff, que probablemente sea la próxima presidente de Brasil. Pero más incómodo habría sido enfrentar acusaciones de que el gobierno ha vendido barato petróleo brasileño a “Wall Street”. El crudo de Brasil, aseguró Rousseff, es el “pasaporte” del país hacia el status de mundo desarrollado.
En realidad, es por eso que bajo la nueva legislación, Petrobrás será el operador líder de todos los yacimientos recientemente desarrollados, con una participación de al menos 30%; y las multinacionales ocuparán una función financiera pasiva.
Es por eso también que las nuevas normas exigen que gran parte del equipo y la mano de obra para desarrollar la riqueza petrolera en aguas profundas deben ser cubiertos localmente. Es algo muy difícil de lograr, dado que la infraestructura brasileña cruje por la tensión que genera la planificación y las obras para la Copa Mundial de Fútbol y los Juegos Olímpicos. Es por eso que tan pocas personas creen en Petrobras cuando ésta asegura que planea para 2020 duplicar la producción de petróleo a más de cinco millones de barriles diarios.
JOHN PAUL
Financial Times