Pese a la incertidumbre, se quebrara el récord de emisión de bonos basura
Mientras casi todo el mundo se preocupa por la incertidumbre de la economía global, hay más dinero que nunca disponible para los tomadores de crédito más inseguros.
La emisión global de bonos de compañías con calificación BBB o inferior totaliza u$s 177.000 millones en el año a la fecha, lo que implica un aumento de 96% comparado con el año pasado, según cifras de Thomson Reuters.
A este ritmo, los emisores de bonos basura romperán muy pronto el récord anual de todos los tiempos –el de u$s 185.000 millones, en 2006.
El exceso de liquidez, combinado con las tasas de interés ultra bajas, está llevando a los inversores hambrientos de rendimiento hacia las corporaciones. Esto ha desencadenado un círculo virtuoso de refinanciaciones y mejora en las calificaciones de crédito. En tres de los últimos cuatro trimestres, hubo más ascensos que descensos en la calificación de la deuda de las corporaciones estadounidenses, lo que implica un panorama mejor que el de los años dorados del período 2005/07. Lo que realmente buscan los inversores son los altos rendimientos, y este panorama no sólo se aplica a las compañías de EE.UU.
¿Se acuerdan del bono perpetuo? Esta semana, Odebrecht, una firma brasileña dedicada a la construcción de diques, recibió pedidos por valor de u$s 4.000 millones por un bono sin fecha de vencimiento.
¿Y qué decir de la recapitalización apalancada? Stats ChipPac, una compañía de Singapur especializada en la prueba de chips, recientemente recaudó con un título de deuda u$s 600 millones que le entregó directamente a sus accionistas.
Sin embargo, los que buscan altos rendimientos deberían ser prudentes. El flujo de caja puede resultar escaso en determinado momento o el vencimiento de los bonos caer en la época equivocada. A fines de agosto de 2009, por ejemplo, la tasa de default a 12 meses de Moody’s para los bonos de grado especulativo estaba en el nivel alarmantemente alto de 12,3%.
Por otra parte, los inversores que buscan alto rendimiento son especialmente inconstantes, lo que puede traducirse en dificultades futuras. El hecho de que el dinero esté ahí no implica que las compañías deban tomarlo.
Fuente: Financial Times
Mientras casi todo el mundo se preocupa por la incertidumbre de la economía global, hay más dinero que nunca disponible para los tomadores de crédito más inseguros.
La emisión global de bonos de compañías con calificación BBB o inferior totaliza u$s 177.000 millones en el año a la fecha, lo que implica un aumento de 96% comparado con el año pasado, según cifras de Thomson Reuters.
A este ritmo, los emisores de bonos basura romperán muy pronto el récord anual de todos los tiempos –el de u$s 185.000 millones, en 2006.
El exceso de liquidez, combinado con las tasas de interés ultra bajas, está llevando a los inversores hambrientos de rendimiento hacia las corporaciones. Esto ha desencadenado un círculo virtuoso de refinanciaciones y mejora en las calificaciones de crédito. En tres de los últimos cuatro trimestres, hubo más ascensos que descensos en la calificación de la deuda de las corporaciones estadounidenses, lo que implica un panorama mejor que el de los años dorados del período 2005/07. Lo que realmente buscan los inversores son los altos rendimientos, y este panorama no sólo se aplica a las compañías de EE.UU.
¿Se acuerdan del bono perpetuo? Esta semana, Odebrecht, una firma brasileña dedicada a la construcción de diques, recibió pedidos por valor de u$s 4.000 millones por un bono sin fecha de vencimiento.
¿Y qué decir de la recapitalización apalancada? Stats ChipPac, una compañía de Singapur especializada en la prueba de chips, recientemente recaudó con un título de deuda u$s 600 millones que le entregó directamente a sus accionistas.
Sin embargo, los que buscan altos rendimientos deberían ser prudentes. El flujo de caja puede resultar escaso en determinado momento o el vencimiento de los bonos caer en la época equivocada. A fines de agosto de 2009, por ejemplo, la tasa de default a 12 meses de Moody’s para los bonos de grado especulativo estaba en el nivel alarmantemente alto de 12,3%.
Por otra parte, los inversores que buscan alto rendimiento son especialmente inconstantes, lo que puede traducirse en dificultades futuras. El hecho de que el dinero esté ahí no implica que las compañías deban tomarlo.
Fuente: Financial Times