La crisis inmobiliaria en 2 portadas con 5 años de diferencia

droblo

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13 de Junio de 2005: "Hogar, $dulce hogar"

"Por qué nos estamos volviendo locos por el negocio inmobiliario"
6 de septiembre 2010: "Repensando ser propietario de viviendas"

"Por qué ser propietario de una casa ya no tiene sentido económico"
 

Flexo

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que cosas tiene la vida....que cosas.
 

droblo

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Y en Octubre de 1990 Newsweek daba por muerto el mercado inmobiliario

Pocas semanas después...
 

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La teoría austríaca de los ciclos económicos, en un vistazo


Hay un par de cuestiones importantes que una buena teoría de los ciclos económicos necesita responder. Por ejemplo, aclarar por qué un conjunto de errores aparece en una crisis económica. En esas líneas han aparecido teorías de dos categorías: las de tipo no monetario como la de Keynes y la de los teóricos del Real Business Cycle; y las teorías monetarias como las de los neoclásicos, monetaristas y los austríacos.

Crecimiento económico real
Con propósito de entender por qué hay una recesión y cómo puede existir un proceso de recuperación es bueno explicar cómo es que llegamos a ese punto en primer lugar.

Si se puede hablar de una “fórmula” para el crecimiento económico a grandes rasgos, podríamos hablar de la siguiente:
Ahorro → Inversión → Acumulación de capital → Incremento de la productividad → Más y mejores productos y servicios → Mejoras en el nivel de vida.

Tomando eso como premisa, identificamos una serie de fases de un ciclo económico:

Expansión crediticia artificial
“Boom artificial”

Una contracción (Contracción del crédito y/o contracción real de recursos)
Recesión
Recuperación


Sí la banca central asume el poder manipulativo de las tasas de interés, bajándolas y dando señales equivocadas a los inversionistas y empresarios. Para hacer un símil, podríamos hablar de un estudiante que tiene que hacer una tarea durante la noche y que para aguantar la falta de sueño ingiere cafeína, y que ingiere una dosis de “estímulo” (café, té, sodas) cada cierto tiempo, pero de tal forma que el cuerpo eventualmente va a colapsar y pedirá sueño. El punto detrás de la analogía es la imposibilidad de un comportamiento que no es auto-sostenible; en economía, la sostenibilidad viene dada por los ahorros previos.

Las malas inversiones proliferan en tanto el boom continúa y los consumidores reducen los ahorros en un contexto de tasas de interés bajas, pues están recibiendo señales para consumir o invertir. Por ejemplo, mientras el interés está bajo, un inversionista adquirirá préstamos para financiar un proyecto habitacional, pero a medida que más firmas compitan por los recursos los precios subirán puesto que el proyecto sólo puede ser vendido si está terminado.

En ese contexto surgen las tasas de interés a corto plazo, para adquirir incluso más préstamos para lograr ese cometido, dando a la banca central una decisión:

A)Detener la expansión
B)Expandir la oferta monetaria más rápidamente
La opción A resulta en la contracción del crédito.
La opción B resulta en la continuación de la política expansionista, la subida de los precios de los insumos y reflejan una contracción real de los recursos.


La contracción, los problemas enfrentados por el emprendedor
A medida que avanza el proceso, el empresario tendrá que hacer una suerte de malabares entre el alza de sus costos, de las tasas de interés (con impacto tanto en el capital de trabajo y el capital fijo), y su necesidad de completar proyectos por ejemplo, para poder recuperar al menos parte de la inversión.

Liquidación

A través del proceso de conversión de malas inversiones en capital productivo es la única forma de que el crecimiento puede ser propiamente cimentado. La liquidación es una condición necesaria para la recuperación económica.

Las firmas que hicieron malas inversiones durante el boom artificial deben sufrir las pérdidas económicas, vender su equipo y capital a otras firmas de manera descontada, para que éstas puedan generar una ganancia incluso a los precios actuales, ya que adquirieron el equipo a un descuento.

Al final de cuentas, los ahorros son EL colchón, el límite real de la cantidad de fondos invertibles que se puedan utilizar.

¿Qué pasó en 2008?
La burbuja de las dot com no liquidó suficientes malas inversiones, pavimentando el camino a una siguiente burbuja. A eso se suma que una política monetaria expansionista fue adoptada con la excusa de que se iba a estimular la economía, por no mencionar las sugerencias de algunos economistas, específicamente de Paul Krugman cuando sugirió la creación de la burbuja inmobiliaria para reemplazar la burbuja del NASDAQ.

El Community Reinvestment Act también alentó a los bancos a tomar más riesgos de los recomendables y Fannie Mae y Freddie Mac cambiaron sus normas y animaron a comprar valores respaldados por hipotecas. El capital fluyó hacia el mercado de bienes raíces y emergió la modalidad de crédito sub-prime.

El ajuste consistió en la compra de los activos tóxicos y luego de la creación del Trouble Asset Relief Program (TARP) gran cantidad de sus fondos fueron utilizados para comprar equity o capital social, en vez de activos.

Además, la FED llevó a cabo un incremento masivo de la oferta de dinero, a lo que se suma una serie adicional de factores como el paquete “estimulador” de Obama, los rescates financieros y el crecimiento del presupuesto federal que sólo añadieron más leña al fuego, por no mencionar que los medios suelen enfocarse en la parte de la recesión, pero no en la fase de recuperación del ciclo económico.

La recuperación
Sólo puede ser de verdad a través del proceso de crecimiento general, lo que es lo mismo a decir que es necesario seguir la fórmula que mencionamos al principio.

Esto implica, entre otras cosas, que:

La política Keynesiana no puede sacar a una economía de un estado de recesión
La política monetaria expansionista, lo mismo
Los ahorros no son indispensables o innecesarios, sino todo lo contrario
Es así que un gobierno interesado en sacar una economía hacia afuera de un estado de recesión debería abstenerse de interferir con el proceso de ajuste de los precios, de reinflar la oferta monetaria (no imprimir más dinero), y tratar de incrementar la cantidad de ahorros disponibles, quizá a través de la liberalización de sus leyes para que el capital fluya desde otros países o cortando impuestos que gravan a los ahorradores domésticos.

O, para decirlo en corto y con rima, les dejo el video de Russ Roberts y John Papola, “Fear the Boom and Bust”, porque a la larga, el debate es entre Keynes y Hayek
 

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Otra portada curiosa: adios a los bajistas en bolsa, adios a la recesión económica y adios a Obama en 2012 según Barrons
 

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ENTREVISTA: Primer plano NOURIEL ROUBINI Economista, presidente de RGE y autor de 'Cómo salimos de ésta'



"Al paso que vamos la próxima crisis financiera será aún peor"



CLAUDI PÉREZ 31/10/2010





Los economistas, y probablemente los periodistas económicos, han hecho algo parecido al ridículo en esta crisis. Casi nadie la vio venir. Casi nadie supo explicar lo sucedido. Aun hoy casi nadie sabe qué diantre va a ocurrir. Y no solo eso: la mayor parte de los avances de esa ciencia lúgubre que es la economía en los últimos 30 años son, según el Nobel Paul Krugman, "espectacularmente inútiles en el mejor de los casos, absolutamente dañinos en el peor". Nouriel Roubini es uno de los pocos que fueron capaces de anticipar esta crisis (y otras muchas que nunca llegaron a materializarse, por cierto). Polémico, poco querido en Wall Street, visionario y tremendamente pesimista -apodado Doctor Catástrofe con toda justicia-, durante años sus colegas le tildaron de loco, de agorero recalcitrante, de profeta con ínfulas. Pero acertó. Pronosticó la secuencia exacta de las mutaciones de la crisis desde el inicio. Y siguió pesimista en 2009, cuando los brotes verdes, cuando la recuperación de los mercados provocó que otros oráculos se pasaran al bando de los optimistas y perdieran sus credenciales. "No soy un pesimista: me considero un realista", asegura en una entrevista peculiar, realizada a caballo entre Washington y Nueva York. Más vale que se equivoque:


"Aún no hemos salido de esta y ya viene otra crisis: la cuestión es solo cuándo".

"Hay margen para un segundo estímulo como el que propone Obama"

"Como el euro llegue a 1,60 por dólar no habrá posibilidad de recuperación"

"Vienen años dolorosos por el alto endeudamiento público y privado"

"No se puede hacer mucho más que evitar una recaída en la recesión"

"La obsesión del BCE con la inflación es un desastre para Europa"

"España tiene una gran deuda privada, y el paro no bajará a medio plazo"


Roubini (Estambul, 52 años) es algo parecido a una estrella de la farándula. Firma docenas de autógrafos, estuvo en la última edición del festival de Cannes por su participación en dos películas, es vecino de la actriz Scarlett Johanson en su loft de TriBeCa (Nueva York), colecciona arte, proyecta películas independientes para sus amigos y da multitudinarias fiestas que le han granjeado una merecida fama de crápula. Y trabaja a destajo: puede que nunca gane el Nobel, pero ha superado ya a Krugman en el star system de la academia por sus menciones en la prensa internacional. Cotiza al alza: viaja constantemente, se reúne con políticos, financieros y banqueros centrales de todo el mundo, es el oráculo de moda y acaba de publicar un libro excelente, Cómo salimos de ésta (Destino), en el que ajusta cuentas con los cegatos y disecciona la crisis y lo que está por venir. ¿Adivinan? Bingo: más problemas.
"Vienen años de bajo crecimiento económico por muy bien que salgan las excepcionales y en ocasiones insólitas medidas de política fiscal y monetaria que se han puesto en marcha. Vienen años dolorosos por la resaca del alto endeudamiento público y privado en el mundo rico. La buena noticia es que podemos evitar una recaída en la recesión. La mala es que no se puede hacer mucho más que eso", asegura a modo de diagnóstico general.
Roubini atendió hace un par de semanas a este periódico en un pasillo de la sede del Fondo Monetario Internacional, en Washington, durante apenas unos minutos. Venía de Tokio y Seúl, y tenía mucha prisa: se marchaba a Kiev y a su Estambul natal esa misma tarde. La charla se reanudó la semana siguiente, por teléfono, desde su despacho en su consultora RGE, en Nueva York. Puede que los viajes cambien el estado de ánimo de algunas gentes, pero el tono de Roubini es parecido esté donde esté: "Las crisis son animales de costumbres. Se parecen a los huracanes: actúan de manera relativamente previsible, pero pueden cambiar de dirección, amainar e incluso resurgir sin avisar. Esta fue primero una crisis financiera muy modesta, después mutó en crisis económica, más tarde fue crisis fiscal y ahora es crisis de divisas. Y esto no ha terminado: estamos justo antes de la siguiente etapa, ahora viene cuando en muchos de los países más castigados la deuda privada se convierte en deuda pública y resurgen los problemas fiscales", advierte.
¿Cómo se detiene un huracán? Roubini da una receta general: más regulación. "La banca es la semilla del problema, el ojo del huracán, y todo lo que se haga por darle una vuelta de tuerca a la regulación llegará ya demasiado tarde y será demasiado poco; y aun así hay que reconstruir los diques financieros para hacer frente a futuras crisis. Al paso que vamos la siguiente crisis financiera será aún peor que esta".
Roubini es un tipo singular, tal vez como su peripecia personal. Hijo de judíos iraníes, pasa sus primeros años en Irán y vive después en Israel (recientemente, por cierto, ha vaticinado que un eventual ataque nuclear de Israel a Irán podría complicar las cosas). Cursa sus estudios universitarios en Italia y se doctora en Harvard. Ha enseñado en Yale y sigue haciéndolo en la Universidad de Nueva York. Habla inglés, italiano, hebreo y farsi. Ha sido asesor del FMI, de la Reserva Federal y del Tesoro estadounidense con Bill Clinton como presidente. Ahora preside su propia consultora, con 80 empleados y 1.000 clientes institucionales. Pasa dos terceras partes de su tiempo en la carretera -se define como "nómada global": los tópicos no perdonan ni siquiera a los gurús- y, en términos económicos, no es ni keynesiano ni un neoliberal de la Escuela de Chicago: "Soy pragmático, ecléctico, centrista".
 

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El Doctor Catástrofe -un supervillano de cómic creado en los años sesenta- se transformó en Roubini en 2004, cuando el economista empezó a hablar de un aterrizaje brusco de la economía norteamericana. En esa época pronosticó también una debacle del dólar -causada por los desequilibrios globales- que no se ha producido. Pero lo que le cambió la vida fue un seminario en el FMI en otoño de 2006: allí contó que venía un descalabro financiero, el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en el Atlántico Norte y, en última instancia, una depresión profunda. Unos meses después, en el Foro de Davos, hizo lo mismo. Nadie le creyó. Otros muchos también acertaron: "Robert Shiller o Kenneth Rogoff, por ejemplo, pronosticaron algo parecido en varios trabajos. La diferencia es que la prensa amplificó el acierto de Roubini. Creo que se trata de un economista serio con un buen olfato", asegura el profesor Guillermo Calvo desde Nueva York. Pero esa opinión es casi una excepción.
La mayoría de los expertos consultados para este reportaje critica el trabajo de Roubini, la mayoría de ellos con la condición del anonimato. "Exagera a menudo, al menos en público", asegura Daniel Gros, del CEPS. "Puede acertar en algunos diagnósticos, pero falla con facilidad y sus recetas son una locura", añade José Carlos Díez, de Intermoney, que recuerda que en su última visita a España llegó a pedir que se cerraran los mercados ante la sobredosis de incertidumbre que se venía encima, en octubre de 2008, justo después de la quiebra de Lehman Brothers.
Y sin embargo, se le escucha. Un alto funcionario del FMI contaba hace unos días que en primavera de 2007, cuando nadie veía problemas, el director de Asuntos Monetarios del FMI, Jaime Caruana, citaba ya a Roubini y aseguraba que el gurú ya le había puesto cifras al agujero de la banca: un billón de dólares, poco más o menos la misma estimación que hizo inicialmente el FMI pero con varios meses de retraso. "Desde hace mucho tiempo, en economía a las trampas se les llama modelos. Roubini cree que la economía está demasiado dominada por las matemáticas. Él bebe de campos muy diferentes, con un enfoque más amplio: viaja, escucha distintos puntos de vista de primera mano, intenta ver las cosas desde distintos ángulos, y además usa esos modelos, con los que está familiarizado desde hace más de veinte años. Esa es la clave de sus aciertos", asegura el coautor del citado Cómo salimos de ésta, el historiador económico Stephen Mihm, en una conversación telefónica.
El caso es que Roubini sigue viendo el horizonte sombrío. La crisis va por barrios: "Estados Unidos está algo mejor que Europa; y la periferia de Europa peor que el centro. Y aún dentro de Europa, Grecia y algunos países del Este están peor que Irlanda y Portugal, y esos dos países tienen más problemas que España", dispara.
Sus prescripciones son distintas en unos y otros casos. "Estados Unidos tiene margen para un segundo estímulo como el que propone Obama. Y su banco central está haciendo los deberes. Pero a la larga no podrá mantener su déficit fiscal: los riesgos se acumulan, y las presiones sobre el dólar dejan una especie de equilibrio del terror financiero. Estados Unidos devalúa su moneda con la política monetaria [la expansión cuantitativa: la máquina de imprimir dinero que supone la compra de deuda] y los países emergentes, empezando por China, siguen comprando bonos estadounidenses e impiden así que el dólar baje más. Hay un riesgo de crisis del dólar, como ya he afirmado en otras ocasiones, que provocaría serios problemas en todo el mundo. Pero no veo que eso vaya a ocurrir a corto plazo".
Para Estados Unidos, Roubini ve riesgos: de recaída si no se estimula la economía, de crisis del dólar -a la larga- si no se solucionan sus abultados déficits. Para Europa, ve más dificultades. Una década perdida a la japonesa o incluso algo peor: una espiral parecida a la que sufrió Argentina en 2001. "A pesar del plan de rescate anunciado, a pesar de las ayudas a Grecia y a pesar de las pruebas de esfuerzo a la banca, la deuda de los países periféricos sigue presentando problemas. Y el crecimiento en Europa, especialmente en los PIGS [acrónimo de Portugal, Italia, Grecia y España], va a ser muy bajo e incluso negativo. El panorama asusta", dice. "Con esas deudas tan altas y con los planes de austeridad, la deflación es un riesgo serio. Y en esa tesitura, países como Grecia van a tener que reestructurar su deuda, y eso generará una nueva crisis fiscal: ya no es una cuestión de si va a ocurrir, sino solo de cuándo".
Llegan las bofetadas. Roubini considera que tanto el Banco Central Europeo como Alemania están usando políticas equivocadas, por decirlo de forma suave. "La tozudez del BCE, que se empeña en ver fantasmas de inflación, es un desastre para Europa y en particular para los países periféricos. El euro se ha ido por las nubes por la negativa del BCE a dar pasos en la compra de bonos parecidos a los de la Reserva Federal. Como siga en esa línea y el euro llegue a 1,60 por dólar habrá desaparecido cualquier posibilidad de recuperación, y probablemente veamos que junto a Grecia algún otro país tenga que pedir rescate. Irlanda y Portugal son los peor situados. España ha conseguido desmarcarse y está algo mejor, aunque está metida en otros líos".
Roubini nunca ha sido optimista con España. Al inicio de la crisis fiscal griega fue muy duro: "Si cae Grecia es un problema para la UE; si cae España es el desastre". Ahora rebaja la dosis: "España está mucho mejor que Grecia, y mejor que Irlanda o Portugal. Pero tiene una deuda privada enorme, un paro muy elevado que no va a bajar a medio plazo y un pinchazo inmobiliario en el que los precios aún tienen que caer más. Las pruebas de esfuerzo de la banca fueron muy positivas y la competitividad está mejorando, pero créame si le digo que los ajustes han sido duros pero probablemente tengan que ser aún más severos. Sobre todo si Alemania -con esa manía de la austeridad fiscal- y el BCE -incapaz de ser menos rígido- persisten en sus graves errores".
En fin, Roubini en estado puro: "El principal riesgo es la recaída en la recesión o un largo estancamiento, combinado con la deflación: con niveles de endeudamiento público y privado tan altos, eso supondrá suspensiones de pagos en familias, empresas, bancos y, finalmente, Gobiernos".
 
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