¡Adelante hijos... del euro!

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Economía

¡Adelante hijos ...del euro!

26 noviembre 2010 Le Monde Paris

GSO Images/Getty



Sin duda, la moneda única ha salido debilitada de las crisis en Irlanda o en Grecia. Pero sigue siendo un valor de futuro en el escenario internacional y merece ser defendida, argumenta el editorialista francés Alain Franchon.

Alain Frachon


El tono es de conmiseración, las palabras dignas de las grandes tragedias: hay que salvar el euro, ¿no? El “engendro” está enfermo, tal vez pueda morir. Ya nos lo habían advertido: no se puede crear una zona monetaria sin unión política. Con su ambición fáustica, con su loca pretensión de convertir Europa en uno de los actores globales del siglo XXI, los eurócratas han creado un monstruo: la zona euro.
No es sostenible, es el producto de una voluntad política, no de una realidad económica; es contraria a los buenos usos liberales. Es inevitable que se derrumbe. Si no lo hace mañana, será pasado mañana, por contagio, bajo el peso de las deudas públicas o bancarias de Irlanda, luego de Portugal, y luego de España.

¡Ah! Nada como la lectura de la prensa británica en estos momentos para levantarse la moral. Una delicia matinal. El brillante e hiperconservador Daily Telegraph es de consulta obligada en la materia, pues en cada una de sus líneas esconde apenas su satisfacción al enunciar los males del euro.

Pero si miramos le resto de la prensa, desde el Financial Times hasta el The Economist, notamos que los comentarios sobre la crisis irlandesa llevan el mismo matiz aunque sean más sofisticados: la moneda única va a caer, algunos de sus miembros la abandonarán. Ya no estamos en el terreno del comentario periodístico, del wishful thinking del editorialista; estamos en el terreno de la batalla ideológica.


Organizando el contraataque

La andanada de fuego antiaéreo lanzada desde Londres tiene de inquietante que es también el reflejo de lo que piensan un buen número de operadores de los mercados. Toca pues organizar el contraataque, como se haría en la Debating Society de la London School of Economics.
Advirtamos que los males de Irlanda son el producto de una política económica delirante, no de la pertenencia de la isla a la zona euro. Observemos que Gran Bretaña, que no se encuentra en la zona euro, tiene unas finanzas públicas más degradadas que las de Francia, país fundador de la unión monetaria.La realidad es esta: la zona euro atraviesa crisis recurrentes, inducidas por el peso de la deuda de sus países más débiles.

Lamentablemente, los mercados no dejarán de poner a prueba la solidez de la unión monetaria. Mientras persistan sus dudas, harán subir las tasas de interés de los créditos de los Estados periféricos de la zona. ¿Habrá que dar la batalla, es decir, ofrecer la garantía de los demás Estados de la zona —en último término, el dinero del contribuyente— para salvar a sus miembros más débiles? Es una cuestión política. La respuesta también es política: el euro vale esta batalla.


Los europeos han aprendido la lección de la crisis griega. Se han dotado de una doble rueda de repuesto: el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (MEEF, 60.000 millones de euros) y el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FESF, 440.000 millones de euros). A lo cual hay que añadir el apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI), dispuesto a prestar una ayuda suplementaria que puede llegar hasta el 50% de la suma vertida por la Unión Europea (UE). En total, los fondos disponibles alcanzan los 750.000 millones de euros. El acuerdo entre Dublín, la UE y el FMI supone un plan de ayuda de 85.000 millones de euros. Todavía queda margen.

Asia confía en la moneda única

Si el euro fuera víctima de la desconfianza de los inversores, se habría venido abajo tras la crisis griega y se habría hundido ahora con la de Irlanda. No es el caso (aun cuando haya bajado). ¿Por qué? Porque el euro en gran medida ha triunfado. Es la segunda moneda de reserva mundial: el 62% de las reservas de los bancos centrales del mundo son en dólares; el 27% en euros; el 4% en libras británicas; el 3% en yenes.

Esto suma mucha gente interesada en que la moneda única vaya bien.

A día de hoy, ningún fondo soberano o privado asiático se ha desprendido de sus posiciones en euros. El Asia emergente cree en el euro. Es el futuro: tres o cuatro grandes zonas monetarias. “Abandonar el euro sería un contrasentido histórico para cualquiera de sus miembros”, asegura el profesor Jean-Hervé Lorenzi.

Sin duda, la gestión del euro supone pérdidas de soberanía en materia fiscal (Dublín lo sabía); afrontar los desequilibrios estructurales en el seno de la zona, como el excedente comercial alemán (Berlín debería reconocerlo); aceptar, aun cuando uno sea un “gran país”, el principio de sanciones decididas por aquellos que respetan las reglas, aunque sean los “pequeños” (París debe aceptarlo); coordinar las políticas presupuestarias antes de que las leyes financieras sean sometidas a los Parlamentos nacionales; trabajar para la convergencia de las reglamentaciones bancarias, etc.

Un teorema económico que deberían enseñar en el Trinity College de Dublín, la gran universidad irlandesa: no se puede tener a la vez la Guinness y el dinero de la Guinness.
 

ljperez

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El euro también nos ha ayudado a resistir la crisis en sus inicios, y a disfrutar de estabilidad financiera durante una década.

El ECB ha difuminado las dudas de los mercados esta semana, después del alto nivel de presión de los inversores (os dejo la explicación en Actualidad económica y comentarios de mercado).

Creo que la política fiscal y la falta de reformas habría sido similar sin el euro; y el nivel de déficit mucho más elevado seguro (sin presiones de la UE). Aunque para opiniones, colores.

Un saludo,

Luis J.
 

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Euro Moneda única
El día que murió el euro

03 diciembre 2010 The Independent Londres


"De Maggie con amor".

¿Podría hundirse la moneda de Europa? Y si fuera así, ¿qué ocurriría? imagina un futuro en el que los Estados miembros vuelven la vista atrás.


Viaje al futuro: Berlín, 29 de septiembre de 2013. Angela Merkel vuelve a ser elegida canciller con una victoria aplastante y sin precedentes. “La mujer que salvó a Alemania” brilla ante una multitud de seguidores, en la Puerta de Brandenburgo. Tras unas palabras de agradecimiento y con un gesto excepcionalmente extravagante, la canciller Merkel se saca del bolsillo de la chaqueta un billete de 100 nuevos marcos. Lo muestra a la multitud agitándolo. La gente grita para expresar su aprobación. Todos entienden el mensaje. Su pesadilla del euro ha terminado. En realidad había acabado hacía ya dos años.
Los sucesos del 16 de septiembre de 2011, “el día de la muerte del euro”, difícilmente podrían haber tenido un inicio menos dramático. Porque el golpe final a la credibilidad del euro no fue producto de otro día de agitación ni de otra gran cumbre, sino que lo asestó un grupo de jueces del Tribunal Constitucional Alemán en Karlsruhe.
En una sala de conferencias sin ventilación y decorada únicamente con una bandera alemana, tres juristas alemanes de mediana edad ejecutaron a la moneda única europea con tanta indiferencia como si se les hubiera pedido la revocación de una nueva ley sobre perros peligrosos. Era “inconstitucional” para el gobierno alemán seguir financiando al resto de Europa: “La monetización de los instrumentos de deuda extraterritoriales infringe la Ley Fundamental de la República Federal”. El euro había acabado.


Bancos cerrados y cajeros vacíos

El tribunal pronunció el veredicto a las once y once de la mañana. A mediodía, casi todos los bancos de la eurozona habían cerrado sus puertas. Los cajeros se quedaron rápidamente sin billetes, pues los clientes querían tener en sus manos los ahorros de toda una vida. Como el propietario de una casa incapaz de mantenerse al día en los pagos, las juntas directivas de los bancos simplemente entregaron sus llaves a los tesoros nacionales. De nuevo, era problema del gobierno. Pero esta vez, los gobiernos también se habían quedado sin dinero.
En todo el continente, se detuvo el gran engranaje monetario internacional. El mecanismo habitual de pagos para liquidar deudas y transacciones de tarjetas de crédito, débitos directos, domiciliaciones y cheques empezó a fallar cuando los bancos se negaron a cumplir con los pagos de sus clientes. Al igual que el sistema de alcantarillado bajo sus hogares, los europeos habían dado por sentado durante décadas el buen estado de los bancos. Y cuando éstos se bloquearon, empezó a emanar un hedor infernal.
Los mercados de valores de París, Frankfurt y Londres y luego en todo el mundo, registraron sus peores caídas desde la década de los años treinta. Se daba por segura otra profunda depresión económica. El apuro por vender euros que se vio en las semanas anteriores se convirtió en pánico generalizado. Incluso aquellos que no poseían conocimientos financieros cayeron en la cuenta de que el viejo euro no valía nada, porque su valor era indeterminado. Algo se rescataría, cuando el euro se volviera a convertir a las monedas nacionales nuevamente reconstituidas. Pero para muchos ahorradores de la UE y acreedores de deudas del gobierno irlandés, griego, español e italiano y de bonos bancarios, era imposible estimar cuánto. Lo que sí sabían es que sería menos.


Un muerte anunciada

La primera ventana que se echó abajo esta vez fue en Madrid, minutos después de que la gente saqueara la sede del ministerio de Economía. La policía antidisturbios y el ejército al principio no sabían qué hacer, pero cuando la gente puso flores en los cañones de los rifles, se pusieron del lado de la muchedumbre. Después de todo, las familias de los militares y los policías ya habían sufrido con las medidas de austeridad fallidas de los últimos años. El Estado español se tambaleaba. El gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero prometió hacer “lo que fuera necesario” para mantener la unidad de España, a pesar de los disturbios civiles por toda Cataluña.
Al ministro de Exteriores irlandés, Gerry Adams, en misión de “solidaridad” en Barcelona, se le veía incómodo cuando le hacían fotos dentro de un banco asolado, mientras se escuchaba la explosión de una bomba en algún lugar de fuera. Los catalanes, de manera unilateral, declararon su independencia. Para la hora del té, los primeros ministros de Estonia y Portugal ya habían dimitido. La calificación crediticia de Grecia se había desplomado por debajo de la de Malawi.
Pero toda esta situación no pilló a los políticos de Europa totalmente desprevenidos. Desde la primera crisis de la deuda soberana en Grecia, en mayo de 2010, habían comenzado a “pensar en lo impensable”. Tras los rescates sucesivos de Irlanda en noviembre de 2011, de Portugal en diciembre y de España en enero de 2012, el fondo de rescate de la UE se quedó sin un céntimo cuando Silvio Berlusconi pidió más. Bélgica fue la primera nación a la que se le negó ayuda, aunque con la excusa de que, al fin y al cabo, tampoco tenía un gobierno permanente y era posible que dejara de ser una nación en breve. Al igual que los catalanes, los separatistas flamencos aprovecharon esta oportunidad.


El nuevo euro, una curiosidad financiera

Ahora, los líderes de la UE aplicaban su “Plan B”. La canciller Merkel había insistido en hacerlo, porque “la paciencia de Alemania se había agotado”. Primero, el "nuevo euro" sustituyó automáticamente al antiguo y esta nueva moneda tendría un valor sólo del 80 por ciento con respecto a la anterior. Todas las deudas y los ahorros se ajustarían en consecuencia y sus valores se rebajarían drásticamente.
Pero aquí no acabó el dolor para los que se encontraban en las economías más débiles. Porque el nuevo euro era simplemente un puente hacia la rehabilitación de las antiguas monedas nacionales. De hecho, el nuevo euro era sencillamente una “unidad de contabilidad”, una cesta de monedas nacionales que se rehabilitarían al completo, pero que por ahora se mantenían bloqueadas en el nuevo euro con un valor fijo, aunque en muchos casos era un valor bastante bajo que se volvería a devaluar en breve.
Cuando se restablecieron estas nuevas monedas nacionales el 1 de enero de 2012, el nuevo euro se intercambiaba libremente por los nuevos dracmas, las nuevas libras irlandesas, los nuevos escudos, los nuevos francos belgas, las nuevas pesetas, etc. El problema era que los ciudadanos de estos países vieron que con el fajo de billetes que tenían compraban incluso menos que con los nuevos euros y que con los euros originales antes de éstos. En algunos casos, habían perdido el 50 por ciento o más de su poder adquisitivo.
Eslovenia, Eslovaquia, Malta y la parte de Chipre que no estaba ocupada por Turquía fueron los únicos territorios que quedaban en 2013 en los que aún circulaba el nuevo euro, una curiosidad financiera, más que una divisa de reserva global.


La moneda única desapareció sin más

Aún así, en Alemania, Finlandia, Austria, Países Bajos y alguna que otra nación, se invirtió el empobrecimiento. De repente, los consumidores se encontraron en una situación mejor cuando fueron a gastar sus nuevos marcos, marcos finlandeses, schillings y guilders. El “Franc Fort 2” de Francia intentó mantener su valor contra el nuevo marco, con resultados contradictorios.
En “mi última conferencia de prensa” en mayo de 2012, un agotado presidente Sarkozy tachó a los especuladores de la moneda y a los periodistas de “pedófilos idiotas” y añadió “caballeros, ya no tendrán a Sarko para meterse con él”. Perdió la presidencia frente a Dominique Strauss-Kahn, el antiguo director del FMI, que volvió a su Francia natal para conquistar el Elíseo. El lema de DSK fue: “Nunca creí en el euro”.
En Gran Bretaña, la agonía del euro se observó desde un espléndido aislamiento. Los políticos responsables de haber mantenido la libra fuera de esta situación recibieron los agradecimientos con retraso. Una débil Margaret Thatcher, en silla de ruedas y empujada por su hija Carol, salía de su casa de Belgravia para aceptar las gracias de un pequeño grupo de euroescépticos. ¿Acaso no había avisado de que el euro no sólo era perjudicial económicamente para Gran Bretaña, sino para todos en Europa?
Poco después del lanzamiento del euro en 1999, un operador de divisas desconocido en Londres la había calificado de “moneda de inodoro”. En algo más de una década, se tiró de la cadena y desapareció. La noticia apenas ocupó las portadas de Delhi y Pekín. ======>>>> cont.
 

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Tendencias

La conspiración del marco en plena ebullición
Los profetas de la caída ya lo saben: el marco alemán está a punto de regresar. "Es cuestión de unas semanas", contaba recientemente el diario Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung, que ha seguido las actividades de Walter K. Eichelburg. En sus semanarios y en su foro Hartgeld.com, este vienés que se ha autoproclamado experto financiero "logra llamar la atención de un público en la comunidad de Internet que está enojado desde el primer rescate de un Estado en Europa".
Eichelburg asegura que una serie de altos responsables políticos y financieros le han confiado que "desde finales de 2009, el jefe del Bundesbank [Axel Weber] distribuyó a su círculo de seguidores billetes de marcos recién impresos“. En cuanto a Angela Merkel, en mayo de 2010 y presionada por el presidente francés, tuvo que dar marcha atrás y dio la orden de recuperar todos los billetes ya distribuidos para guardarlos en un lugar seguro. Eichelburg aconseja a sus clientes que inviertan en oro y organiza cursos de supervivencia en los que sus discípulos aprenden a elaborar carne ahumada o a arreglárselas sin electricidad. Y todo por supuesto se paga en euros.
 

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Países bálticos Autopista al euro




Los primeros ministros estonio Andrus Ansip, lituano Andrius Kubilius y letón Valdis Dombrovskis durante una cumbre en Vilna, en abril de 2009.
AFP


El 1 de enero Estonia será la primera república báltica que se unirá a la eurozona. Se trata de una adhesión que, según un politólogo estonio, estimulará a los otros dos Estados bálticos y permitirá un acercamiento de los tres países, cuyas relaciones se caracterizan por la falta de cooperación.

Estonia será la primera de las tres repúblicas bálticas que se una a la eurozona a partir del 1 de enero. ¿Qué consecuencias tendrá en la cooperación y la solidaridad entre los Estados bálticos? "El que sea pesimista dirá sin duda que se producirán divergencias a corto plazo: Estonia se aprovechará de esta situación, será considerado un país estable, atraerá más inversiones extranjeras y las agencias internacionales aumentarán la calificación del país", señala el politólogo Andres Kasekamp.

"Sin embargo", añade, "los optimistas como yo, podemos recordar la situación de 1997, cuando Estonia fue la primera invitada a formar parte de la Unión Europea y así Lituania y Estonia se animaron y se motivaron para esforzarse más y superarla".

El politólogo afirma que en 1997 la invitación a formar parte de la Unión Europea borró la línea de demarcación que existía entre los países bálticos, los Estados postsoviéticos y los europeos. De igual modo, la adhesión a la eurozona debe considerarse como un nuevo avance y no como un alejamiento de Estonia con respecto a las dos otras repúblicas.

Más competidores que socios

Según el politólogo, si bien en el extranjero piensan que los países bálticos deberían cooperar, éstos se consideran más como competidores que como socios, ya que disponen de los mismos recursos, luchan por exportar a los mismos mercados y por atraer las mismas inversiones extranjeras directas.
"Si quieren unirse a la UE y a la OTAN, deben demostrar que son lo bastante maduros para trabajar juntos. Este mensaje funcionó a finales de los años noventa. Sin embargo, en ese momento, la cuestión de la identidad báltica nos ha dividido. El presidente estonio Toomas Hendrik Ilves fue el que planteó este asunto, al considerar que Estonia es un país nórdico y no báltico", explica A. Kasekamp.
En opinión del politólogo, en el ámbito militar es donde se encuentran los mejores ejemplos de cooperación entre los países bálticos, como la unidad marina militar "Baltron", el batallón "Baltbat" y la escuela báltica de defensa "Baltdefcol" en Estonia.
Todos estos proyectos los iniciaron y apoyaron los socios occidentales. Sin embargo, según A. Kasekamp, la cooperación está disminuyendo, excepto en lo que respecta a la misión de policía aérea o la demanda repetida ante la OTAN de un plan de defensa para los países bálticos, porque aunque participen en misiones en Irak y Afganistán, no existe ningún regimiento báltico.

Letonia y Estonia: buenos europeos ante todo

Andres Kasekamp se muestra escéptico ante la idea de que las relaciones de los países bálticos con Rusia dependan sobre todo de la situación de la minoría rusa en estos países.
"Diría que Letonia es la nación que mantiene unas mejores relaciones con Rusia, aunque es precisamente la que aplica la política más estricta para la obtención de la ciudadanía y la que cuenta con la minoría rusa más importante. Lituania supera por poco a Estonia en lo que respecta a las malas relaciones con Rusia. Lituania utilizó su veto en la UE para volver a impulsar la colaboración entre la UE y Rusia y las negociaciones para el acuerdo de cooperación. Letonia y Estonia no apoyaron a Lituania y se apresuraron a demostrar que eran buenas naciones europeas y no rusófobas".




Alemania busca aliados responsables




"Los alemanes instan a los checos a aceptar el euro y pagar", Según este periódico de Praga, Angela Merkel habría propuesto a los primeros ministros checo y polaco, Petr Nečas y Donald Tusk respectivamente, intercambiar la corona y el zloty por el euro. "La entrada de países ‘responsables desde un punto de vista presupuestario’ en la zona euro reforzaría la posición de los países del norte (Alemania, Austria, Países Bajos) en la discusión sobre el futuro del euro respecto a los países del sur, con Francia a la cabeza, conocidos por ser los que más gastan". Esta petición sigue de momento sin respuesta, observa el Lidové noviny, que constata que "el tiempo en que la eurozona era un club prestigioso con condiciones de entrada estrictas, es cosa del pasado".

 
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madroño

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Excelente! ¿No deberíamos fijarnos más en Islandia?......Sólo una sugerencia !
Hombre, si decides no pagar lo que debes como pais por referendum, como hicieron ellos, adelante, por mi sin problemas.:D

Precisamente su crisis vino dada porque pidieron prestado en euros y libras y no en su propia moneda la corona islandesa, aprovechando los tipos bajos del euro y de la libra y cuando su moneda se devaluo frenta a estas,al final decidieron no pagar lo que debian, porque no podían y su sistema financiero se declaro en bancarrota.

Así cualquiera termina saliendo de cualquier crisis, no pagando.
 
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Moneda

La tentación del marco

14 diciembre 2010 Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung Frankfurt

Nick Rowe/Getty Images




Abandonar el euro y volver a la moneda nacional. Cada vez más alemanes consideran que esta sería la mejor opción para salir de la crisis. Una hipótesis de riesgo, pero no por ello fantasiosa, si hacemos caso a los numerosos artículos alemanes que se hacen eco del tema.

La mayoría de los alemanes están de acuerdo: ¡teníamos que habernos quedado con el marco alemán! Según un estudio reciente, el 57% de los alemanes hubieran preferido no pasarse al euro y más de un tercio desearía actualmente volver al marco.
Los nostálgicos no son los únicos en pensar así. Cada vez más adeptos a los cálculos racionales engrosan las listas de euroescépticos, entre los que se encuentran economistas, jefes y directores de empresa.

Según Volker Nitsch, profesor de la Universidad Técnica de Darmstadt y estudioso de los hundimientos de las uniones monetarias a lo largo de la historia, “la probabilidad de ver a un país salir próximamente de la zona euro es del 20%”.
Hasta el día de hoy, solamente los extranjeros se han atrevido a hablar públicamente del marco. El célebre economista estadounidense, Barry Eichengreen, ha declarado recientemente que Alemania forma parte del escaso grupo de países europeos capaces de reintroducir la antigua moneda sin sufrir una catástrofe financiera.

Sin demasiados obstáculos técnicos

¿Qué significaría el retorno del marco alemán? Primero habría que saber si Alemania sería capaz de tomar esta decisión. La cuestión provoca una sonrisa a Volker Nitsch: “No habría ningún problema. Ya se han acometido suficientes violaciones de los tratados”. Solamente bastaría de una autorización por parte del Parlamento o del jefe de Gobierno.

Los obstáculos técnicos tampoco tienen nada de insalvable. Para crear una nueva divisa, hace falta un banco de emisión y máquinas que impriman los nuevos billetes y acuñen las nuevas monedas. Sin embargo, esto no es lo más difícil. El problema verdadero radica en las consecuencias económicas que acarrearía dejar el euro.

La evolución de los tipos de cambio desempeña una función vital. Es probable que al principio, el marco aumente su valor y que sea de alrededor del doble. Los productos alemanes resultarán mucho más caros para los países extranjeros.

A largo plazo, exportaremos cada vez menos a nuestros vecinos europeos. La historia demuestra que el fin de una unión monetaria siempre se traduce en una disminución de los intercambios comerciales entre antiguos socios.
¿Plantea esta situación algún problema? En primer lugar, las exportaciones alemanas no deberían reducirse durante demasiado tiempo. Puesto que nuestra moneda es fuerte, las materias primas son más asequibles. El resultado es que los productos alemanes se pueden fabricar con un coste menor y venderse a un mejor precio.
En segundo lugar, las exportaciones no son el único objetivo de nuestra economía. La vuelta del marco tendría un efecto positivo en el consumo, lo que también debería sostener la economía.

El fin del euro desataría una crisis aún peor

Sin embargo, existen otros aspectos en esta decisión que podrían resultar muy costosos. Los alemanes, en muchos casos sin saberlo, tienen una parte importante de su patrimonio en el extranjero. Las aseguradoras, los bancos y los fondos de inversión han invertido en gran medida en la eurozona. Al reconvertirlas al marco, estas inversiones alemanas en el extranjero perderían 158.000 millones de euros de su valor, es decir, un 7% del PIB. Esto será lo que sin duda más molestará a los ahorradores alemanes.
Pero ¿cuánto nos costará el euro si lo conservamos? ¿Y si otros grandes países, además de Grecia o Irlanda, nos piden ayuda? Alemania podría encontrarse en la situación de tener que garantizar sumas cada vez más inconcebibles. No hay que ser un gran matemático para entender que al final el juego no merece la pena.

Pero hay un inconveniente: ¿qué ocurrirá a corto plazo si Alemania deja la eurozona? Todas las posibilidades son unánimes en un sentido: no se producirá sin dificultades. Es casi seguro que la vuelta al marco y la devaluación del euro sin Alemania marcarían el inicio de un gran movimiento de los fondos al extranjero.

Los griegos, los españoles y los irlandeses querrían de inmediato depositar su dinero en Alemania. Para evitarlo, sería necesario recurrir a dos medidas radicales: cerrar los bancos, limitar las transferencias de capital, incluso cerrar las fronteras. Según Barry Eichengree, el fin del euro constituiría el inicio de "la peor crisis financiera de la historia".

Uniones monetarias por razones políticas

No es que se haya dicho que la situación llegue a este punto. Sin embargo, el miedo ante tal caos social sigue siendo más importante que el temor de ver cómo el euro nos cuesta cada vez más caro. Para el historiador Michael Bordo, existe una circunstancia por la que Alemania estaría dispuesta a aceptar este riesgo: "Si uno de los países fundadores del euro, por ejemplo Italia, se encontrara en situación de emergencia, podría incitar a Alemania a romper los tratados europeos".

A esto se añade la dimensión política de la cuestión. Bordo explica que en las escasas obras de los economistas en materia de unión monetaria ha aprendido una cosa: "Las uniones monetarias se constituyen por motivos políticos, se profundiza en ellas por motivos políticos y siempre acaban desplomándose por motivos políticos".


 
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La maldición de las agencias de calificación

21 diciembre 2010 The Guardian Londres





El destino económico de las naciones está ahora, en gran medida, en manos de las agencias de calificación crediticia Moody's, S&P's y Fitch. No han sido elegidas, no rinden cuentas y tienen un poder demasiado inflado, así que debemos frenarlas, sostiene un columnista en The Guardian.

¿Cuántos de los 46 millones de españoles saben algo sobre la mujer alemana de mediana edad que tiene en sus manos la soberanía democrática ganada a base de tanto esfuerzo y el futuro económico de su país; cuyas opiniones decidirán si millones de trabajadores españoles podrán permanecer en sus trabajos o pagar sus hipotecas en 2011 y los años venideros; y cuyo veredicto negativo sobre la economía española desencadenaría no solo un programa de medidas de austeridad que harían parecer insignificantes las impuestas a Grecia y a Irlanda, sino que también podría demostrar ser el comienzo del fin de la propia eurozona?
Uno se imagina que no muchos, ya que la alemana de mediana edad que juega a ser Dios con una de las naciones más grandes de Europa no es Angela Merkel.

La canciller alemana es una piedra angular en la batalla para defender a España que de nuevo se estaba librando hoy en Bruselas, en la cumbre de jefes de gobierno de la UE. Así que no, no es ella la persona cuyos pulgares hacia arriba o hacia abajo pueden determinar la vida de los españoles durante una década o más.

Ese honor le corresponde a la figura sombría de Kathrin Muehlbronner, una políglota licenciada en economía por la Universidad de Tübingen, quien, es tentador decirlo, puede ejercer una influencia más reaccionaria sobre la vida española que cualquier otra mujer desde que la Reina Isabel [la Católica] desterrase a los moros, expulsase a los judíos y pusiese a la Inquisición en un lugar preponderante de la nación hace ahora más de medio milenio. ¿Y cómo es posible? Muehlbronner es la vicepresidenta y analista senior de riesgo soberano especializada en España de la agencia de calificación crediticia Moody's.

Eso la convierte en la mujer cuyo criterio puede hundir a España en lo desconocido por el mero acto de declarar que la quinta mayor economía de Europa ya no merece su calificación Aa1.

¿Jueces del mercado?

Esta semana, Muehlbronner estuvo a punto de tirar de la palanca que haría caer a España por la trampilla a una cámara de tortura fiscal de la que habría estado orgulloso el mismísimo Torquemada. “Moody's cree que los riesgos a la baja justifican la revisión de la calificación de España para rebajar su nota”, dijo Muehlbronner con una mano en la palanca, tras lo cual se precipitaron tanto la bolsa como el euro. Poco tiempo después, relajó la mano. “Moody's no cree que la solvencia de España esté amenazada”, reconoció, y entonces tanto el euro como los mercados se recuperaron ligeramente.

¿Moody's cree? ¿Y quién ha elegido a Moody's, si se puede saber? ¿Qué tratado ha firmado Moody's? ¿En base a qué tenemos que arrodillarnos ante la señora Muehlbronner? No tengo nada en contra de ella, pero sí mucho en contra de la notoriedad e influencia de la cultura de las agencias de calificación crediticia en la que ella es una figurante en alza. Eso se debe a que, mientras que las naciones del mundo luchan por salir del colapso financiero global, Moody's y sus dos principales competidores, Standard & Poor's y Fitch, no son agencias objetivas y neutrales, cuya única preocupación es realizar una supervisión inteligente de los mercados.

Tratamos a las agencias de calificación como si fuesen jueces. Incluso tienen un puesto en algunos de los marcos normativos improvisados. Pero son actores, y no solo actores, sino también especuladores. Así, cuando el crédito estaba hinchándose y era barato en la década de los noventa y del 2000, todos los vendedores de bonos que aparecían recibían una triple A por norma. Moody's, del que se dijo que encabezó la comisión de investigación de la crisis federal de Barack Obama, era una “fábrica de triples A”. El resultado, desde las hipotecas subprime al propio mercado de bonos, fue que el sistema estaba inundado de productos financieros excesivamente sobrevalorados, todos ellos garantizados por lo que, al fin y al cabo, no eran más que calificaciones sin valor alguno.

Al asalto de los Estados

La maldición de la cultura de la calificación crediticia en la economía personal está relativamente en los albores de la vida en Gran Bretaña.

Pero ha aumentado, está aumentando y debería disminuir. Cualquiera que esté familiarizado con la cultura de la calificación crediticia personal estadounidense, de la que surgió la cultura del riesgo soberano, sabrá que tiene un modo un tanto kafkiano de hacer las cosas. Si solicita una tarjeta de crédito en EE. UU. sin una buena calificación crediticia estadounidense, no solo le denegarán la tarjeta, sino que su calificación crediticia también se verá afectada, haciéndole más complicado conseguir el crédito que necesita.

Si falla en un pago por cualquier motivo, la agencia le marcará como un riesgo, y sacará beneficio de los bancos por su problema. Al igual que ocurre en la banca de de primera línea y con los préstamos en todo el mundo, el sistema informatizado de marcado de casillas ha sustituido a la persona.

Ocurre exactamente lo mismo, aunque evidentemente a mayor escala, en el mundo del riesgo soberano. Aquí, sin embargo, las agencias están emitiendo juicios sobre la administración de las economías de pueblos soberanamente libres. Pero el problema del mundo de la deuda soberana es también, en cierto modo, una versión mayor del problema en el mundo de la economía personal. Al igual que la deuda personal impulsada por los créditos se disparó fuera de control porque ya no había directores de bancos de primera línea que conociesen a los clientes, que conociesen la localidad y que fuesen capaces de emitir juicios razonables sobre casos individuales, el mundo de la deuda soberana carece en la actualidad de sentido común y de juicio equilibrado en sus transacciones en todo el mundo.

En la vida real, la historia la conforma la gente. En el mundo ficticio de las agencias de calificación, la historia es un conjunto de cifras. Por encima de la línea, bueno; por debajo de la línea, malo. Nadie con una percepción humana de la historia puede evitar compartir el dolor de Irlanda mientras es humillada por los mercados.

Pero la idea de que una gran nación como España, por cuya libertad amigos de mis padres lucharon y murieron, deba ponerse de rodillas por el antojo de un puñado de ejecutivos con sueldos demasiado altos que miran pantallas de ordenadores, es sencillamente indignante.
¿Cómo se atreven? Las agencias de calificación crediticia están liderando un asalto a las naciones y a los pueblos.

Debemos frenarlas en seco si podemos. Esto forma parte del último plan de Alemania para la eurozona. Por eso, con todos sus defectos, deberíamos respaldar a Frau Merkel por encima de Frau Muehlbronner en todo momento.

Opinión

El gran juego del miedo

Razonar en términos de enfrentamiento entre política y finanzas no es suficiente, asegura Die Zeit. Representantes electos y mercados “constituyen, muy a pesar suyo pero desde hace mucho tiempo, una comunidad de destino”, opina el semanario que recuerda que “la influencia de los especuladores en los mercados de bonos del Estado es, a menudo, débil. […] Más que la voracidad, lo que mueve el mercado es el miedo”.

Los principales actores son los bancos, que invierten en nombre de aseguradoras o de fondos de pensiones. Estos últimos raras veces retiran su dinero para atacar a un país, sino más bien porque temen perder el dinero invertido por sus clientes. En el caso de Grecia, Irlanda o Portugal, “no estamos ante una especulación salvaje, sino ante una huelga de los inversores”, afirma Klaus Regling, director general del Fondo europeo de estabilidad financiera.
Ahí está el problema. Porque “los gobiernos quizá son capaces de poner fin a las artimañas de los jugadores. Pero los inversores temerosos quieren que los comprendan”, indica Die Zeit.

Así, cuando evalúan un país, “los administradores de fondos creen las historias plausibles antes que los hechos”, creando así movimientos en masa engendrados por el miedo. Para los responsables políticos europeos solo hay una actitud posible, concluye el diario: “Hacer lo mismo que los héroes en las películas de vaqueros: actuar primero y hablar después”.
 

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La canciller aboga por una Europa unida

Merkel defiende reforzar el euro en su discurso de fin de año

La canciller alemana, Angela Merkel, aboga por reforzar el euro y subraya la importancia de una Europa unida en su discurso de fin de año que emitirá esta noche la televisión pública alemana, en el que celebra los éxitos económicos de Alemania y la apreciable reducción del desempleo.


La canciller alemana Angela Merkel . - Efe

Efe - Berlín - 31/12/2010

"Europa se encuentra estos meses en medio de un gran reto. Debemos reforzar el euro. Y no se trata solo por nuestro dinero. El euro es más que una divisa", afirma Merkel, quien subraya que "nosotros los europeos estamos afortunadamente unidos".
"La Europa unida es el garante de nuestra paz y libertad. El euro es la base de nuestro bienestar. Alemania necesita a Europa y nuestra moneda común. Tanto para nuestro propio bienestar como para afrontar grandes tareas a nivel mundial", señala la canciller.
La política cristianodemócrata recuerda que hace un año Alemania se encontraba inmersa "en la mas grave crisis desde hace 60 años", pero que, pese a las justificadas preocupaciones, "Alemania ha tenido un buen año", en el que se ha conseguido que "la cifra de desempleados sea la más baja desde hace casi 20 años".
"Alemania ha superado la crisis como prácticamente ningún otro país. Hemos conseguido lo que nos habíamos propuesto. Incluso hemos salido reforzados de la crisis. Y esto es mérito suyo, queridos conciudadanos. Alemania tiene tanto éxito porque Ustedes hacen su trabajo día a día", destaca Merkel.
Entre los objetivos de su Gobierno para el año entrante, la canciller federal destaca una mayor reducción del desempleo, la mejora del sistema sanitario y de atención a discapacitados, la simplificación del sistema tributario y la resolución de los problemas financieros y presupuestarios.
La canciller alemana recuerda también en su intervención a la misión de las tropas alemanas en Afganistán, que este año registraron nueve bajas, y hace mención de la reforma del Ejército Federal, que en la primavera de 2011 suprimirá el servicio militar obligatorio.
Merkel aboga por reforzar la cohesión de la sociedad, precisamente "entre aquellos cuyas familias siempre han vivido aquí y aquellos que se integran como inmigrantes", y subraya la importancia de invertir en el sistema educativo.
Tras comentar que el bienestar "no es solo tener más, sino también vivir mejor", la canciller alemana anima a sus conciudadanos a afrontar 2011 "con ideas, curiosidad, pasión y la vista puesta en el prójimo para abordar la solución de nuevas tareas".
 

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Últimos pasos para su integración
Estonia, la primera ex república soviética en entrar en la zona euro

Estonia culmina este sábado su afirmación como Estado europeo al convertirse en el décimo séptimo país en ingresar en la zona euro y la primera de las ex repúblicas soviéticas en adoptar la moneda comunitaria,






Efe - Vilna - 31/12/2010

El pasado 13 de julio, los ministros de Finanzas de la Unión Europea (UE) aprobaron la entrada de la vecina república báltica en la eurozona a partir de 2011 y fijaron la tasa de cambio en 15,6466 coronas estonias por euro.
Para el gobernante Partido de las Reformas, éste ha sido el mayor logro de Estonia en 2010, acompañado de la recuperación de la confianza y la estabilidad en la economía, así como de la reducción del desempleo en el país, que de marzo a noviembre cayó del 14,6% al 10,3%, según la agencia Regnum.
El vicepresidente de esa formación, Keit Pentus, ha destacado que la adopción del euro es consecuencia del "esfuerzo común de todo el pueblo de Estonia".
Por su parte, el ministro de Finanzas estonio, Jürgen Ligi, subrayó que a lo largo de 2010 el país ha continuado poniendo en orden su economía, lo que le ha supuesto el reconocimiento internacional y el derecho a ingresar en la zona euro.
"Hemos podido dar nuestra opinión en la reforma de la política económica de la Unión Europea y para el presupuesto de 2011 se cuenta con una cantidad colosal de medios en inversiones estatales, con 16.000 millones de coronas (unos mil millones de euros)", señaló.
En 2009, el déficit presupuestario de Estonia se situó en el 1,7% del PIB, frente al 3,3% de Alemania, el 8% de Francia, el 12% de Reino Unido y el 13% de Grecia.
En la Unión Europea, el agujero presupuestario ascendía al 6,8%, en la zona euro al 6,3%, cuando uno de los principales criterios para formar parte de la misma es la de que el déficit presupuestario no supere el 3%.
Según los pronósticos de la Comisión Europea, Estonia cerrará el 2010 con un déficit presupuestario del 2,4%, lo que sitúa al Estado báltico entre los pocos miembros de la UE que cumplen este criterio de la zona euro.
A pesar de las dificultades fiscales de algunos miembros de la zona euro como Grecia, Irlanda y Portugal y los temores de deudas a largo plazo que frenen el crecimiento, Estonia ha mantenido su entusiasmo por su ingreso en la eurozona, que supone la culminación de su giro al Occidente tras la caída de la Unión Soviética en 1991.
Según las últimas encuestas, la mayoría de los estonios están a favor de la introducción del euro en su país.
El sondeo realizado este mes por la consultora TNS Emor a iniciativa propia refleja que el 49% de los encuestados apoya la adopción de la moneda comunitaria, mientras que el 43% se manifestó en contra.
Mientras, el estudio llevado a cabo por los sociólogos de Faktum&Ariko a petición del Estado, indica que el 52 por ciento apoya la entrada en la zona del euro, frente a un 39 por ciento que rechaza la adopción de la moneda comunitaria en sustitución de la corona.
"Estoy contenta con el euro. Atraerá turistas y flujo de inversiones en el futuro. Al principio puede que sea difícil, pero a la larga será beneficioso", señaló a Efe Annika Ulem.
Según esta ejecutiva hotelera de 26 años que reside en Tallin, la gente apoya en general la introducción del euro, aunque hay personas, una minoría, subraya, que "son fieles a la corona estonia".
"La introducción del euro hará Estonia más visible en el mundo y nos alejará más de la imagen del pasado soviético", agregó.
Según estadísticas oficiales europeas, Estonia es el país más pobre de la eurozona en cuanto a Producto Interior Bruto per cápita y constituirá la tercera economía más pequeña de la eurozona, al representar tan sólo el 0,2% del total del bloque.
 
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LaIntrepida

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España no dejara de caer, habra una proxima recesion en menos de dos años, y en breve ( no lo digo yo sino los analistas financieros mundiales ) España será intervenida por la Union Europea...

El pais está en quiebra, y no hay mas ciego que el que no quiere ver...

Deudas de las comunidades autonomas...

1.- Cataluña : 25.079 millones de euros, 26,5% por ciento del total de la deuda acumulada en el conjunto de las comunidades
2.- Valencia con 15.356 millones de euros
3.- Madrid con 11.712 millones de euros
4.- Andalucía (10.788 millones de euros)
5.- Galicia (5.244 millones)
6.- Castilla-La Mancha (4.155 millones)
7.- Baleares (3.546 millones)
8.- Canarias (3.483 millones)
9.- País Vasco (3.317 millones)
10.- Castilla y León (3.141 millones de euros)
11.- Aragón (2.234 millones)
12.- Murcia (1.687 millones)
13.- Navarra (1.495 millones)
14.- Extremadura (1.085 millones)
15.- Asturias (1.077 millones)
16.- La Rioja (627 millones)
17.- Cantabria (595 millones)

Deudas del "Pueblo";


- Los Bancos y Cajas nos han "expropiado" 59.000 millones de euros en ejecuciones de solares urbanos, naves industriales, locales comerciales, pisos y promociones completas.
- Edificios enteros sin vender, medio terminar, obras nuevas que se caen a pedazos, empresarios arruinados. Se estima que 1.250.000 fincas estan en esta situacion
- Esta es la MAS ESPELUZNANTE Deuda del Estado 475.400 millones de euros (esto sin contar la deuda de las provincias).
- Mas de 2500 empresas en concurso de acreedores.
- Cinco millones de parados.
- Familias desahuciadas casi 400.000
- La deuda de las empresas ROZAN LAS CIFRAS DEL billon.
- Los españoles tenemos hipotecas por unos 600.000 millones de euros.


¿ Quien se atreve a decir que hicimos bien en entrar al Euro ?

En el ultimo año de la peseta las arcas del banco de España tenian unos 1.200 Toneladas metricas de oro en la actualidad rondamos los 250 toneladas metricas...estas cifras aproximadamente SON TOTALMENTE CIERTAS...

Señores, estamos en bancarrota no lo duden, y nos van a "auxiliar" nuestros hermanitos del Zona euro, pero lo vamos a pagar muy caro.

España ya no es un paraiso donde todo el que venia queria quedarse y envidiaba, nuestra forma de vida a cambiado, el del chiringuito no le atenderá con la sonrisa en la boca y nuestra alegria de pueblo acogedor a desaparecido, seremos huraños...porque estaremos aniquilados...salvese quien pueda.

¿¿ A quien no se le pone los vellos de punta ??
 

Pasaba por aqui

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En serio crees que si no hubieramos entrado en el euro la cosa seria distinta, yo creo que si.... seria muy distinta pero para peor.

Y el el reino de los ciegos el tuerto es el rey.

A estas alturas parece relativamente obvio que la crisis económica en Europa sería muy distinta si no existiera el Euro. Las economías periféricas no habrían “disfrutado” de una política monetaria tan expansiva, la burbuja crediticia hubiera sido menor, y la deflación no sería el único mecanismo de ajuste posible para los países en problemas. Irlanda, Grecia, España o Italia podrían salido de su particular infierno recesionario devaluando alegremente, empobreciéndose a base de política monetaria para poder competir con el resto del mundo.
Tenemos dos ejemplos de esta clase de ajustes, Islandia y Polonia. Los primeros tuvieron la madre de todas las crisis bancarias, básicamente enviando el país a la quiebra y cargándose un 20% del PIB en ello. La reacción fue dejar que su moneda se derrumbara, resignarse a no poder importar demasiado o pedir créditos una temporada, y dejar hacer. El resultado ha sido una recesión horrible, pero no demasiado larga - si todo va bien, es bastante probable que su crisis sea un terror pasajero, no el horror a largo plazo que va a vivir Irlanda.

El otro país periférico que no estaba en el Euro es Polonia, un país que no tuvo una burbuja crediticia demasiado seria ya que nadie se fiaba de ellos demasiado. Para la Polonia, la gran recesión ha sido una anécdota histórica, no una crisis - su economía pegó un buen frenazo, pero no entró en recesión. Su moneda cayó un 18% durante todo este jaleo, algo que hizo maravillas para mantener sus exportaciones competitivas. Si a esto le sumamos su papel de principal suministrador de cachivaches industriales a medio hacer a su vecino alemán, parece estar fuera del euro les ha salido bien.
¿Significa esto que España fuera del Euro hubiera pasado la crisis como Polonia? Es difícil saberlo. Puede que nuestra economía se convirtiera en una especie de Polonia para la industria francesa, nuestras industrias compitieran gracias al triste valor de la peseta y “gracias” a tipos de interés del 6-7% durante los 2000 nunca hubiéramos sufrido una burbuja financiera. Lo que no es seguro, sin embargo, es que nuestra economía (o la economía europea) hubiera tenido los mismos patrones de crecimiento durante los últimos veinte años.
A nivel interno, la carrera por entrar en el euro hizo que España acometiera un montón de reformas estructurales imprescindibles durante los noventa. Puede que nuestra economía parezca un fósil oxidado e inflexible estos días, pero hay que recordar lo mal, mal, mal que estábamos hace veinte años. Para los escépticos, recordad esos días de gloria de Infovia, cuando Telefonica sí era un monopolio, teníamos toda clase de límites absurdos sobre inversión extranjera y nuestra legislación en general era aún más densa, absurda y cargada de reliquias regulatorias franquistas de lo que está ahora. Los gobiernos socialistas (especialmente entre 1993 y 1996) de esa epoca tenían un incentivo tremendo para pasar reformas, y así lo hicieron (Aznar, aparte de privatizar a destajo, no se atrevió demasiado). Sin la zanahoria del euro, es muy posible que nuestra economía estuviera peor desde un punto de vista estructural de lo que está ahora, con las devaluaciones permitiendo aplazar cambios necesarios una y otra vez.
A nivel externo es importante recordar que el euro no nace por capricho, sino para solucionar un problema real de la economía europea a principios de los noventa: el sistema monetario del continente era un desastre. Sin meterme en el berenjenal que es describir la crisis de esos años y la reunificación alemana (básicamente Kohl actuaba como si el marco no estuviera atado a nadie, llevando a todo el continente de culo), lo cierto es que el euro era una respuesta más o menos correcta a un desbarajuste cambiario que había hecho un daño tremendo al continente durante años. El hecho que el diseño de la eurozona sea una chapuza torpe e insuficiente no quiere decir que su ausencia fuera una alternativa mejor - es bastante posible que las tormentas monetarias de antaño se hubieran repetido. Una eurozona sin España probablemente hubiera sido más segura que el modelo anterior, pero es difícil saber si estar atados a un bloque monetario tan potente nos hubiera salido gratis.
Queda, por descontado, otra alternativa mejor: ¿y si España hubiera actuado de forma más responsable una vez dentro de la eurozona? El dichoso modelo económico que tanto daño nos ha hecho no es una consecuencia automática de estar en la eurozona; es el resultado de estar dentro de la moneda única y pretender que no era necesario pasar reformas. Por descontado, es muy fácil hablar a toro pasado y señalar después del desastre que estábamos haciéndolo todo malo - basta rebuscar por los archivos de esta santa casa para encontrar artículos míos diciendo que todo iba de vicio. Aún así, no es que la Comisión, FMI, OCDE y todos los analistas del planeta no nos estuvieran avisando, pero ya se sabe.
Resumiendo, puede que España sí hubiera estado mejor sin el euro - pero no es, ni de lejos, algo completamente obvio o inevitable. Es perfectamente posible que hubiéramos mantenido los mismos vicios y amor por arreglarlo todo a lo fácil (sueldos bajos, poca productividad, devaluación), y esta crisis nos hubiera pillado con una catástrofe de desempleo similar a la actual. El euro, por descontado, no facilita las cosas, pero no es la (única) fuente de nuestros problemas.
Muchos analistas y cualificados observadores consideran que la Unión Monetaria Europea es un fracaso y que el euro no tiene futuro en su actual dimensión. Yo no comparto esta tesis, y aunque mis conocimientos de macroeconomía son limitados quisiera exponer mi punto de vista.
La principal crítica al euro es que la unión monetaria, que exige una política monetaria y de cambio centralizada, no es compatible con políticas fiscales y estructurales descentralizadas y diferentes para cada país. Antes de la unión, por poner un ejemplo, si Alemania crecía al 5% anual y España al 1%, la pérdida de competitividad de la economía española se saldaba mediante la devaluación de la peseta frente al marco, reequilibrándose así la relación del valor relativo de ambos países. Con una moneda única, no hay posibilidad de este ajuste vía tipo de cambio, que solo puede realizarse mediante una revisión a la baja de los salarios y del valor de los activos de la economía de menor crecimiento para ajustar así su valor a la economía que ha crecido más.
La crisis del euro tiene su origen en la de la deuda soberana (Grecia en marzo e Irlanda en octubre de 2010), que a su vez se deriva de la crisis financiera que se inicia en Estados Unidos en agosto de 2007. La secuencia de eventos es la siguiente: (1) la crisis subprime (verano 2007), las consecuentes pérdidas inmobiliarias (2007 y 2008) y la quiebra de Lehman Brothers (septiembre 2008) debilitan al sector financiero hasta el punto de provocar el pánico en el sector bancario, fundamentalmente en el anglosajón; (2) los gobiernos salen en ayuda del sistema financiero, comprometiendo ingentes recursos públicos tanto en aportaciones directas de caja como en avales; (3) como consecuencia de esta ayuda, los gobiernos se endeudan e incurren en elevados déficits; (4) en paralelo (y este es el factor más importante), y como consecuencia de todo ello, las economías entran en recesión, aumentando el desempleo y el consecuente gasto en prestaciones en un momento de menores ingresos via impuestos.
 
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Como consecuencia del aumento de los déficits públicos por parte de los gobiernos se producen tres fenómenos: (1) la calidad crediticia de los estados disminuye fuertemente; (2) las agencias de rating revisan a la baja las calificaciones de los estados; y (3) algunos estados empiezan a tener dificultades para refinanciar sus vencimientos en los mercados internacionales, en la medida en que los inversores comienzan a ser mucho más selectivos y a discriminar los diferentes tipos de activos en función de la calidad crediticia del emisor. Y al cerrase la ventana de liquidez, surge la posibilidad de la suspensión de pagos del estado, lo cual no es ninguna novedad sino que es asunto recurrente en aquellos países que por una razón u otra no han sido capaces de tener unas cuentas públicas saneadas. Posibilidad por el momento abortada en la Unión Europea mediante dos mecanismos. El primero, aprobado en mayo pasado, es el Mecanismo Europeo de Estabilización financiera “para apoyar a aquellos países en dificultades extraordinarias por circunstancias que escapan a su control”, por un importe de hasta 750.000 millones de euros; el segundo, el Fondo de Rescate permanente que será creado en 2013 según lo acordado en la cumbre del pasado 16 de diciembre. Y todo ello combinado o no con aportaciones del Fondo Monetario Internacional para aquel país o países en dificultades extraordinarias.
En este entorno de pérdida de confianza, las economías integrantes de la Unión Monetaria a las que afecta esta pérdida de credibilidad para refinanciar su pasivo tienen dos alternativas: (1) abandonar el euro devaluando la moneda y forzando de este modo una recuperación de la competitividad relativa de su economía; o (2) proceder a un ajuste de sus gastos de tal forma que la “cuenta de resultados” se fortalezca y con ello el país pueda de nuevo merecer la confianza de los mercados de capitales. Hasta la fecha ésta segunda es la opción la definida como “ortodoxa”. En España ello ha significado hasta el momento 10 iniciativas principales: (i) bajada media del 5% del sueldo de los funcionarios; (ii) retirada del cheque-bebé (2.500 euros por niño); (iii) congelación de pensiones; (iv) subida del IVA del 16 al 18%; (v) supresión de la deducción de 400 euros en el IRPF; (vi) elevación de los impuestos de alcohol y tabaco; (vii) alza de la tributación a los capitales del 19% al 21%; (viii) retirada de la prestación de 426 euros/mes para los desempleados de larga duración, (ix) ajuste al alza de los tramos más altos del IRPF y (x) extensión de la edad de jubilación (todavía en fase de concreción).
¿Cuáles han sido hasta la fecha las ventajas económicas del euro? En mi opinión tres: (1) estabilidad de tipos de cambio (muy útil para la planificación de inversiones y los flujos internacionales de capitales); (2) estabilidad de tipos de interés; (3) éxito en el control de la inflación. A las ventajas políticas y estratégicas me referiré en el cierre de esta nota.
¿Cuál ha sido hasta la fecha la desventaja económica del euro? En mi opinión el espejismo derivado de la propia estabilidad de tipos y de la consecuente existencia de crédito barato que ha contribuido a crear importantes burbujas especulativas (en España la inmobiliaria). Países como Irlanda (“el tigre celta”) y España (“el milagro español”) han asimilado la existencia del euro a un paraguas de estabilidad sin límite, pensando que bonanzas puntuales y coyunturales (por ejemplo la construcción en nuestro caso) eran estructurales, y abriendo la espita del gasto sin tener en cuenta la posibilidad de la caída de ingresos. El ejemplo paradigmático en España es el cheque-bebé o los 400 euros “de regalo” decididos en un momento de superávit de las cuentas públicas, cuando España “superaba a Italia en renta per capita y tenía ya en el horizonte (para adelantarla) a Francia” (Presidente Rodríguez Zapatero) o cuando España regañaba a Alemania porque no era capaz de disminuir el déficit público al 3% del PIB aprobado en Maastrich (Presidente Aznar). O dicho de otra forma, no tenía ningún sentido, como así fue, que Madrid y Barcelona figurasen entre las 10 capitales más caras del mundo.
Sin entrar en los aspectos perversos del mercado como por ejemplo las posiciones de inversores “contra” una economía, que pueden tener un efecto devastador en la capacidad de refinanciación de una determinada unidad económica (en este caso, un país), o la conveniencia de las normas contables que obligan a valorar los activos a rabioso mercado (“mark to market”) cuando el mercado es sumamente caprichoso, los “problemas” del euro surgen cuando la fiesta se termina y los acreedores de ciertos países descubren que las cuentas son mucho más frágiles de lo que parecían y que algunos países han comprometido una importante cantidad de recursos sin planificar adecuadamente (de nuevo el ejemplo del cheque-bebé). Por lo tanto, el euro no es el problema, no hay un problema estructural del concepto de unión monetaria. Lo que hay son países cuyas finanzas están sumamente deterioradas por una gestión altamente ineficiente.
La unión monetaria no es un invento europeo. Existe desde hace muchos años, con éxito, en Estados Unidos, donde (1) se producen importantes asimetrías entre unos estados y otros (pensemos la diferencia de crecimiento y por ello riqueza entre Luisiana y California, por ejemplo), (2) los estados imprudentes en su gestión fiscal pueden también quebrar (pensemos por ejemplo en California), y (3) las diferencias de competitividad se ajustan de un modo eficaz y lógico mediante el valor de los activos y los salarios (los sueldos en Silicon Valley son más altos que los de Nuevo México, las casas en San Francisco valen más que en Nueva Orleans). Es cierto que en Europa no existe un Gobierno Federal con las competencias del estadounidense, pero si la unión monetaria puede funcionar en Estados Unidos, debería también funcionar en la Unión Europea.
Volvamos a la posibilidad de devaluar para recuperar competitividad, hoy “secuestrada” a los 16 países que forman la Unión Monetaria Europea. Como atestigua la “guerra de divisas” que hemos vivido en el mundo este otoño, las devaluaciones competitivas no son el camino. Hablan de unilateralidad, de solución urgente a problemas que se han venido acumulando, de apaño que puede ser beneficioso para mi (en este caso China) y perjudicial para ti (en este caso Estados Unidos). Son una vía indirecta y escondida de ajustes directos en salarios y en valor de los activos, con el mismo resultado de reequilibrio de las riquezas relativas de las diferentes economías, la única diferencia es que el reequilibrio es automático. Por el contrario, una moneda única exige responsabilidad, ortodoxia, colaboración, visión común, coordinación. Exige integración y disciplina. Por ello, y frente a la posibilidad de devaluación, me parece que la moneda común es un instrumento muy serio de armonización a largo plazo. Y si la “guerra de divisas” no es el camino, ¿Para qué recuperar la capacidad de devaluación unilateral?
Una opinión final sobre el posible eurobono. No soy partidario pues significaría que los países bien gestionados tendrían que pagar el coste de los países mal gestionados. El riesgo de incumplimiento o default de un país debe existir, como existe en Estados Unidos relacionado con los estados. Si la economía española es mucho menos eficiente que la alemana, es justo que pague una prima: lo que tiene que hacer España es ser ortodoxa en su gestión económica. Lo mismo ocurre a nivel interno: si el Ayuntamiento de Madrid se ha endeudado más allá de lo razonable, el ajuste tendrán que pagarlo los habitantes de Madrid, no los de Sevilla, Barcelona o Bilbao.
Hice más arriba una referencia a los aspectos estratégicos del euro: son en mi opinión los siguientes: (1) establece las bases hacia una uniformidad y ortodoxia fiscal muy necesarias (entiendo que lo veremos desarrollarse en los próximos cinco años: soy optimista al respecto); (2) establece las bases hacia un proyecto político común; (3) si la ortodoxia fiscal tiene éxito, establecerá las bases para la estabilidad y capacidad de planificación; (4) quién sabe si algún día permitirá operaciones de mayor calado, como la posible unión monetaria entre Europa y Estados Unidos, y más allá la mundial.
Creo que el euro es un experimento sumamente complejo que ha exigido valentía, miras de futuro, cesión de lo “mío” para construcción de lo “nuestro”, y que con los necesarios ajustes (mayor coordinación fiscal entre países y mayor supervisión, incluidas sanciones para los que no cumplan) puede funcionar. Por todo ello, en mi opinión, el euro no es el problema. El problema es la mala gestión.
 

LaIntrepida

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Todo esto que explicas son casos supuestos; Que habria pasado si....Que sucederia con...

Ahora no se puede saber con exactitud donde estuvo nuestro fallo, quizas los analistas sí, pero el pueblo lo unico que sabe es que con la peseta se vivia mejor..

La crisis ha sido y es mundial, vease Reino Unido que se quedo con su Libra y no por ello se libró de la ecatombe, pero ellos siguen luchando por su moneda unica, y haciendola fuerte. Alemania no dejara la Eurozona YA, porque le supone un gasto superior adaptarse de nuevo a su Marco que seguir con el euro,....aunque no nos equivoquemos, quizas no le interese del todo seguir rescatando a los "petardos" de sus vecinos que no dan una y que encima hay que darles ayuda. En lo unico que ganan, es en ser el pais de la union mas aventajado y con una politica mas solida que el resto..

Pero Alemania quiere cambiar, Alemania quiere detener el flujo de inmigracion que tiene, segun las estadisticas dentro de 20 años la poblacion musulmana sera del 50% en su pais, segun la politica que debe de seguir impuesta por la CE no va a dejar de dar dinero para los paises en rescate..Alemania no quiere esto, y tarde o temprano saldra de la Euro Zona, vera la forma de hacerlo, y no aceptará las normas del grupo de los euros...

En realidad España estaba mejor. El problema quizas no sea que antes tuvieramos pesetas y ahora Euros, el problema es que no supimos que hacer con la nueva moneda, que tuvimos unos merluzos de Ministros de Economia y de gestores, que suponiendo que nos sobraba se dedicaron a dilapidar..

Ellos si sabian que era la burbuja inmobiliaria, pero dejaron que nos subieramos a ella como si de un tio-vivo se tratara, dejaron que vivieramos con nuestro estado de felicidad absoluto y que nos estrellaramos sin compasion, para ahora hacernos comer diariamente "sopas" para salir de la ruina absoluta en la que estamos metidos...

A mi que Sevilla tuviera la expo, o Barcelona las olimpiadas o Madrid siga creciendo y sea una ciudad con infraestructuras millonarias, me hace cosquillas en la nariz. La comunidad que haya crecido con esos menesteres, que se los pague personalmente, y los que dirigian y se fueron con los bolsillos llenos, que desembolsen lo sustraido..

Somos un pais de bandoleros, seguimos siendo la España de pandereta...y no dejaremos de serlo por que nuestro concepto de trabajo/ ahorro/ estabilidad....simplemente no existe. Al españolito de pie, el Euro le quedó grande..

Los inversionistas extrangeros compran nuestras tierras, hoteles, pisos, incluso los bonos del estado, el oro del banco de España. etc, etc...

La inmigracion que hemos soportado se ha llevado de España millones de euros en divisas diariamente, la Wester Union sabe mucho de esto...dinero que se ha ganado aqui y termina en Marruecos Ecuador, etc etc

Dijo el presidente de Ecuador algo muy significativo en el 2009 respecto al regreso masivo de Ecuatorianos a su pais por el paro que ya se sufria en España..

- ESTAMOS PREPARADOS PARA QUE REGRESEN 9.000, SI LO HACEN LOS 500.000 QUE HAY EN ESPAÑA NOS HUNDIMOS..

Mas vale que nos hubieramos quedado con la peseta, asi hubieramos tenido una economia saneada, sin altibajos en las bolsas y sin despilfarros de nuestros gobernantes, creo, y solo creo, que ahora estariamos salvados..

SALUDOS
 

LaIntrepida

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Pasaba por aqui, tú dices que NO....


En serio crees que si no hubieramos entrado en el euro la cosa seria distinta, yo creo que si.... seria muy distinta pero para peor.

Y el el reino de los ciegos el tuerto es el rey.


Yo no soy tuerta, conozco a gente en Inglaterra Holanda Polonia Mexico California, Thailandia Perú, personas que viven lejos y ven desde fuera España, y lo mal que lo hemos hecho con lo que eramos, lo que tenemos, y lo que hemos hecho de nosotros..

españa, murio economicamente el dia que entro en el EURO.

en los mercados ambulantes ibas con 1000 pesetas y llenabas el carro con vegetales y frutas para la semana. Inmediatamente, Y DIGO INMEDIATAMENTE no te gastabas menos de 10 €.

4 lechugas 100 pesetas
4 lechugas 1 €

ASI DE BESTIAL FUE ESTO..!!

1 CAFÉ 100 PESETAS
1 CAFÉ 1 €

Por que dos y dos amigo mio, siempre siempre suman 4.

saludos
 

Pasaba por aqui

Well-Known Member
La “generación euro” se hace mayor

4 marzo 2011 Corriere della Sera Milán



Lira - ¿Una aplicación para iphone?


Nueve años después de la introducción de las monedas y los billetes del euro, los adolescentes de hoy en día se han olvidado de lo que eran las divisas nacionales, las fronteras y las devaluaciones. Se ha abierto una brecha entre su generación y las ilusiones de los nostálgicos que echan de menos la lira, el marco o el franco.

Nos dejó en 2002, después de ciento cuarenta años de buen y leal servicio borrados por la ambiciosa nueva divisa que ahora comparten 17 países. Hoy en día, sólo los nostálgicos y los coleccionistas cortejan a esa desconocida llamada lira. La generación euro, los jóvenes que han crecido usando la nueva moneda, no se acuerdan ni de lo que era. ¿Creen ustedes que exagero? Pues les voy a poner un ejemplo: una entrevista a Federico Russo, actor, 13 años. “Federico, ¿me podrías decir algo sobre la lira?”, “Es una moneda antigua”. “¿Has oído hablar de ella alguna vez en el colegio, en casa, o en casa de tus abuelos?”, “No, nunca”.
“No es nada raro”, explica con un tono tranquilizador Stefano Caselli, catedrático de la Universidad Bocconi de Milán. Desde el punto de vista de la sociedad, podríamos compararlo con lo sucedido con Internet. “Actualmente nos encontramos con tres generaciones que conviven juntas: los que han crecido durante la edad de piedra, los que han conseguido adaptarse y los que han nacido con el euro.
La generación euro, que no puede concebir el mundo sin esta moneda, ni siquiera se plantea cómo serían las cosas antes. La nueva generación apuntala la globalización, de hecho es incluso un elemento estabilizador: los que han crecido con la lira contribuyen a la distorsión de los precios porque siguen comparando dos épocas que no tienen nada que ver la una con la otra. Por el contrario los jóvenes reducen la inflación porque no hacen este tipo de comparaciones”.

Comparaciones deprimentes

Ahora casi nadie, excepto las personas de mayor edad, calcula los precios en liras. Sí puede suceder que comparemos los precios de los trayectos en taxi: “Antes para ir al aeropuerto de Malpensa en Milán pagabas 70.000 liras (alrededor de 35 €), ahora cuesta 85 euros…” y este tipo de constataciones desencadenan una serie de planteamientos deprimentes sobre los salarios y el coste de la vida. “Nos hemos acostumbrado al euro, es como acostumbrarse a conducir un coche con cambio automático o que tiene el volante a la derecha.

Al cabo de un tiempo dejas de pensar en ello”, añade Luigi Campiglio, catedrático de Política Económica de la Universidad Católica de Milán. “Y a mis estudiantes les resulta más fácil todavía, ya casi no se acuerdan de la paga que les daban sus abuelos en liras.

Viajan más y muchos han hecho un Erasmus. Dan por sentada una cosa que representa una conquista extraordinaria: la capacidad de desplazarse libremente de un país a otro sin encontrarse con trabas burocráticas o políticas. Irse a trabajar a Francia o a Alemania no relaciona ni remotamente con la inmigración”.

Paolo Legrenzi, catedrático de la Universidad Ca' Foscari de Venecia, ha estudiado desde los inicios el efecto psicológico que la instauración del euro ha tenido en los italianos. “Es un acontecimiento excepcional en la historia de la humanidad, tanto más cuanto que es algo que también estaba sucediendo en el resto de Europa.

Desafortunadamente ha coincidido con la recesión económica más severa que se conoce desde la Posguerra y le hemos echado la culpa al euro de la subida de los precios.

Los jóvenes tienen una opinión favorable del euro

Los nostálgicos no quieren acordarse de lo bajo que era el poder adquisitivo en tiempos de la lira y de las constantes devaluaciones de la moneda. Por otro lado, los jóvenes tienen una opinión favorable del euro.

Es la generación más feliz y no se plantea este tipo de problemas”. Los jóvenes de la generación euro, aquellos que tienen entre cero y veinticinco años, “hace nueve años no tenían que administrar un presupuesto propio, pero los que ya administraban su propio dinero sí que han hecho comparaciones entre la lira y el euro en el momento del cambio, adaptándose rápidamente”.

“Actualmente los consumidores italianos no echan de menos la antigua moneda”, comenta Ivano Daelli, representante de la asociación de consumidores Altroconsumo. La ventaja más clara la llevan los jóvenes: el euro e Internet son dos herramientas extraordinarias para comparar precios, evaluar productos y servicios e informarse. Solo una parte residual de la sociedad tiene problemas con la moneda única: las personas de edad avanzada”.

Es posible que les sirva de consuelo saber que la lira que tanto añoran no sería la misma hoy en día, tal y como explica el experto en historia económica Pietro Cafaro: “hace tiempo había una canción que decía: si ganase mil liras al mes… Teniendo en cuenta la cotización actual, mil liras equivalen a mil euros, pero la diferencia es considerable porque el poder adquisitivo de hoy no tiene nada que ver con el de aquellos años”.
 

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Europa central

El euro ya no hace soñar






La crisis en la zona euro ha atemperado el entusiasmo que suscitaba la moneda única en la mayor parte de los países de Europa central. Hoy en día, únicamente los países bálticos sueñan con adoptar la moneda única, según recoge el diario Rzeczpospolita.
El Gobierno húngaro desea que su nueva Constitución, cuya redacción concluirá en abril, incluya un artículo que fije el nombre de la moneda y que ésta sea el florín.“Nuestro país todavía no está preparado para el euro. Resulta imposible imaginar que suceda antes de 2020”, repite el primer ministro Viktor Orbán. “Es necesario que Hungría defienda el florín [húngaro], porque emplea esta divisa en todos los contratos económicos que firma”.
Y, sin embargo, tal y como subraya Rzeczpospolita, al adherirse a la Unión Europea los países de la región se comprometen por tratado a aceptar el euro como divisa en el futuro. Hasta ahora únicamente Eslovenia (2007), Eslovaquia (2009) y Estonia (2011) se han adherido al euro. El resto de los países de Europa central y del Este no cumplen ni los criterios de Maastricht ni las condiciones de entrada de la zona euro. Además, muchos de los países no desean que se produzca esta adhesión.
“Entre los más destacados euroescépticos se encuentra el presidente de la República Checa Vaclav Klaus. Declara que la zona euro ha cambiado mucho desde que la República Checa se adhirió a la UE. Chequia tampoco se muestra inclinada a formar parte de la zona euro. En 2014 el Gobierno checo debe adoptar una posición respecto a la moneda única”.
Polonia tampoco tiene prisa en aceptar el euro, ni siquiera a pesar de que el primer ministro Donald Tusk hubiese prometido que la moneda única reemplazaría al zloty en 2012. Según fuentes del Ministerio de Economía, este hecho no tendría lugar antes de 2015.
Los más euro-optimistas son los países bálticos. Según el diario polaco, los lituanos y los letonios querrían incorporarse a la zona euro el 1 de enero de 2014.
“Estos países han realizado ajustes presupuestarios dolorosos con el fin de acercarse a dicho objetivo. La aceptación de la moneda única se percibe allí como una ventaja sobre todo política, más que económica”.
La situación es bien diferente en Bulgaria, dónde el entusiasmo inicial ha disminuido por la crisis en Grecia, su vecino.
"El primer ministro Boïko Borisov sostiene a pesar de todo la postura oficial de que su país realizará todos los esfuerzos necesarios para adoptar la moneda única en un plazo de tres años. Rumanía se prepara para integrarse en 2015
 

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Adelante si.... pero no tanto.





Crisis de la Eurozona

¿Cómo salvar la moneda única?

agosto 2011



“¿Al borde del abismo?,” titula el semanario conservador Uważam, rze, que se pregunta si todavía el euro puede sobrevivir. La respuesta es “sí”, escribe el comentarista Marek Magierowski, pero para ello los países de la zona euro tendrán que renunciar a una parte sustancial de su soberanía. “La crisis actual servirá para acelerar el proceso de creación de un euro-gobierno” que se responsabilizará de las políticas macroeconómicas de los Estados miembros. “Más tarde o más temprano, se pondrán en práctica en la zona euro las demandas de armonización de los impuestos de sociedades y de la reforma del sistema de pensiones de la canciller Merkel”, informa el semanario de Varsovia, que insiste en que sin estos cambios la zona euro estará condenada al fracaso. Sin embargo, “la historia nos enseña que Angela Merkel siempre consigue lo que quiere”- y, precisamente por este motivo, Grecia se ha visto forzada a aceptar recortes drásticos y a privatizar compañías estatales. Muy pronto, los españoles, portugueses, italianos, belgas y, con el tiempo, los franceses, se encontrarán en una situación parecida. “En teoría, los presupuestos de los países antes mencionados serán controlados por Bruselas, pero en la práctica la mayoría de las decisiones se tomarán en Berlín”.
 
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