Japón sufrió el peor terremoto jamás registrado en el archipiélago, de magnitud 8,9, seguido de potentes réplicas y de un devastador tsunami de 10 metros, que dejaron al menos 32 muertos y desencadenaron una alerta de maremoto en todo el Océano Pacífico.
Los primeros balances daban cuenta de 32 muertos y el gobierno indicó que, en espera de informes detallados, obraba en previsión de "tremendos daños". La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) informó en Viena que las cuatro centrales nucleares japonesas más cercanas a la zona golpeada se encontraban "apagadas y en seguridad". La agencia Kyodo señaló un incendio en un edificio donde se encuentra una turbina de la central de Onagawa, en la prefectura de Miyagi.
El primer ministro, Naoto Kan, había indicado previamente que el movimiento telúrico no había provocado escapes radiactivos en ninguna de las centrales. El sismo se produjo a las 14h46 (05h46 GMT), a 24,4 km de profundidad y a una centena de kilómetros de las costas de la prefectura de Miyagi y a 380 km al norte de Tokio, según datos del Instituto de Geofísica de Estados Unidos (USGS). Fue seguido de potentes réplicas, una de ellas de magnitud 7,9.
En Tokio, los edificios temblaron durante dos minutos y la mayoría de los habitantes se precipitaron a las calles, mientras se desencadenaban una decena de incendios. Unos cuatro millones de habitantes se quedaron sin electricidad. Un gigantesco incendio se produjo en una refinería de la ciudad de Iichihara, en la región de la capital.
Un tsunami de 10 metros de altura arrasó luego las costas de Sendai (noreste), aunque otros puntos del litoral pacífico también fueron golpeados por olas de varios metros. Imágenes televisivas captadas desde un helicóptero mostraron buques de carga, automóviles y toneladas de materiales de todo tipo arrastrados por una gigantesca marea de agua pardusca estrellándose contra las costas. También mostraron torrentes de lodo desbordando el cauce del río Natori y destruyendo campos en la zona de Sendai.
El Centro estadounidense de vigilancia de tsunamis alertó sobre un peligro de maremoto en casi todo el Pacífico, desde Australia a Sudamérica y Centroamérica. "Un terremoto de semejante magnitud tiene el potencial de generar un tsunami devastador, capaz de golpear las costas cercanas en unos pocos minutos y las más alejadas en cuestión de horas", indicó el Centro estadounidense en un comunicado.Las autoridades filipinas y las de las islas estadounidenses de Hawai y Guam ordenaron a los habitantes evacuar las zonas del litoral expuesto.
También se decretaron alertas de tsunami en Chile y Ecuador, aunque sin orden de evacuación. "La sacudida fue tan fuerte que teníamos que agarrarnos de lo que podíamos para no caernos", contó un funcionario de Kurihara, una ciudad duramente golpeada por el sismo, en la prefectura de Kurihara. "No podíamos huir, porque los temblores seguían", agregó el funcionario, contactado por teléfono por la AFP. El sismo provocó una caída de la Bolsa de Tokio y depreció la cotización del yen frente al dólar.
Japón se halla en el llamado "cinturón de fuego del Pacífico", una zona de actividad volcánica sobre placas de la corteza terrestre que se hunden a gran velocidad geológica (varios centímetros por año) en otras placas, un fenómeno que acumula enormes tensiones que deben liberarse en forma de sismos. Tokio está situada en uno de los puntos más peligrosos de ese cinturón, sobre la intersección de tres placas (la Euroasiática, la del Pacífico y la del Mar de Filipinas). El Gran terremoto de Kanto (en la isla japonesa de Hanshu), en 1923, dejó unos 140.000 muertos, gran parte de ellos en los incendios que se desataron tras el temblor. La misma región había sido golpeada por un fuerte sismo en 1855. En 1995, un terremoto mató a 6.400 personas en Kobe. 23 réplicas. La más intensa se produjo 40 minutos después del macrosismo y alcanzó una magnitud de 7,1.
Los primeros balances daban cuenta de 32 muertos y el gobierno indicó que, en espera de informes detallados, obraba en previsión de "tremendos daños". La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) informó en Viena que las cuatro centrales nucleares japonesas más cercanas a la zona golpeada se encontraban "apagadas y en seguridad". La agencia Kyodo señaló un incendio en un edificio donde se encuentra una turbina de la central de Onagawa, en la prefectura de Miyagi.
El primer ministro, Naoto Kan, había indicado previamente que el movimiento telúrico no había provocado escapes radiactivos en ninguna de las centrales. El sismo se produjo a las 14h46 (05h46 GMT), a 24,4 km de profundidad y a una centena de kilómetros de las costas de la prefectura de Miyagi y a 380 km al norte de Tokio, según datos del Instituto de Geofísica de Estados Unidos (USGS). Fue seguido de potentes réplicas, una de ellas de magnitud 7,9.
En Tokio, los edificios temblaron durante dos minutos y la mayoría de los habitantes se precipitaron a las calles, mientras se desencadenaban una decena de incendios. Unos cuatro millones de habitantes se quedaron sin electricidad. Un gigantesco incendio se produjo en una refinería de la ciudad de Iichihara, en la región de la capital.
Un tsunami de 10 metros de altura arrasó luego las costas de Sendai (noreste), aunque otros puntos del litoral pacífico también fueron golpeados por olas de varios metros. Imágenes televisivas captadas desde un helicóptero mostraron buques de carga, automóviles y toneladas de materiales de todo tipo arrastrados por una gigantesca marea de agua pardusca estrellándose contra las costas. También mostraron torrentes de lodo desbordando el cauce del río Natori y destruyendo campos en la zona de Sendai.
El Centro estadounidense de vigilancia de tsunamis alertó sobre un peligro de maremoto en casi todo el Pacífico, desde Australia a Sudamérica y Centroamérica. "Un terremoto de semejante magnitud tiene el potencial de generar un tsunami devastador, capaz de golpear las costas cercanas en unos pocos minutos y las más alejadas en cuestión de horas", indicó el Centro estadounidense en un comunicado.Las autoridades filipinas y las de las islas estadounidenses de Hawai y Guam ordenaron a los habitantes evacuar las zonas del litoral expuesto.
También se decretaron alertas de tsunami en Chile y Ecuador, aunque sin orden de evacuación. "La sacudida fue tan fuerte que teníamos que agarrarnos de lo que podíamos para no caernos", contó un funcionario de Kurihara, una ciudad duramente golpeada por el sismo, en la prefectura de Kurihara. "No podíamos huir, porque los temblores seguían", agregó el funcionario, contactado por teléfono por la AFP. El sismo provocó una caída de la Bolsa de Tokio y depreció la cotización del yen frente al dólar.
Japón se halla en el llamado "cinturón de fuego del Pacífico", una zona de actividad volcánica sobre placas de la corteza terrestre que se hunden a gran velocidad geológica (varios centímetros por año) en otras placas, un fenómeno que acumula enormes tensiones que deben liberarse en forma de sismos. Tokio está situada en uno de los puntos más peligrosos de ese cinturón, sobre la intersección de tres placas (la Euroasiática, la del Pacífico y la del Mar de Filipinas). El Gran terremoto de Kanto (en la isla japonesa de Hanshu), en 1923, dejó unos 140.000 muertos, gran parte de ellos en los incendios que se desataron tras el temblor. La misma región había sido golpeada por un fuerte sismo en 1855. En 1995, un terremoto mató a 6.400 personas en Kobe. 23 réplicas. La más intensa se produjo 40 minutos después del macrosismo y alcanzó una magnitud de 7,1.