M.Feldstein explica la importancia del nuevo plan quinquenal de China

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Martin Feldstein es profesor de Economía en Harvard y fue presidente del Consejo de Asesores Económicos del Presidente Ronald Reagan y de la Oficina Nacional de Investigaciones Económicas.

El nuevo plan quinquenal de China tendrá importantes consecuencias para la economía mundial. Su característica principal es el cambio de la política oficial: de procurar el máximo crecimiento del PIB a aumentar el consumo y el nivel de vida medio de los trabajadores. Aunque dicho cambio se debe a consideraciones chinas internas, podría tener importantes repercusiones en las corrientes de capitales y los tipos de interés mundiales.

Naturalmente, la alta tasa de crecimiento del PIB de China en el último decenio ha aumentado los ingresos reales de centenares de millones de chinos, en particular los que viven en zonas urbanas o cercanas a ellas, y los fondos que los trabajadores urbanos envían a sus familiares que siguen formando parte del sector agrario han contribuido a aumentar también su nivel de vida.

Pero los salarios y el consumo reales han aumentado más despacio que el PIB total de China. Gran parte de los ingresos resultantes del aumento del PIB fueron a las grandes empresas de propiedad estatal, lo que intensificó su poder monopolístico, y un porcentaje considerable de la producción de China va destinada al extranjero, y la diferencia entre las exportaciones y las importaciones es suficiente para crear un superávit por cuenta corriente de más de 350.000 millones de dólares en el pasado año.

Ahora China se propone aumentar la tasa de crecimiento relativo de los salarios reales y fomentar un mayor gasto en consumo. También se ampliarán más las industrias de servicios y menos las manufactureras. Las empresas de propiedad estatal se verán obligadas a distribuir más sus beneficios. El aumento del valor del renminbi inducirá a los manufactureros chinos a substituir la producción para los mercados exteriores por la producción para los mercados interiores y el Gobierno gastará más en viviendas de alquiler bajo y ampliará los servicios de atención de salud.

Todo ello significará una reducción del ahorro nacional y un aumento del gasto de las familias y del Gobierno chino. Ahora China tiene la mayor tasa de ahorro del mundo, probablemente cercana al 50 por ciento de su PIB, cosa importante para ella y para el mundo, porque impulsa el superávit por cuenta corriente del país.

Un país que ahorra más de lo que invierte en equipo y estructuras (como hace China) tiene un exceso de producción para enviar al extranjero como superávit por cuenta corriente, mientras que un país que invierte más de lo que ahorra (como hacen los Estados Unidos) debe colmar ese desfase importando del resto del mundo más de lo que exporta. Y un país con un superávit por cuenta corriente tiene fondos para prestar e invertir en el resto del mundo, mientras que un país con un déficit por cuenta corriente debe financiar su desfase exterior endeudándose con el resto del mundo. Dicho con mayor precisión; la balanza por cuenta corriente de un país es exactamente igual a la diferencia entre su ahorro nacional y su inversión.

Así, pues, la futura reducción del ahorro de China entrañará una reducción del superávit por cuenta corriente de China y, por tanto, de su capacidad para prestar a los Estados Unidos y otros países. Si la nueva insistencia en el consumo interno redujera la tasa de ahorro de China en un cinco por ciento de su PIB, seguiría teniendo la mayor tasa de ahorro del mundo, pero una disminución de cinco puntos porcentuales eliminaría completamente el superávit por cuenta corriente de China. Puede que no sea así, pero muy bien podría serlo al final del plan quinquenal.

De ser así, las repercusiones en el mercado mundial de capitales serían enormes. Sin superávit por cuenta corriente, China dejaría de ser un comprador neto de bonos del Gobierno de los EE.UU. y de otros valores extranjeros. Además, si el Gobierno y las empresas chinos quieren seguir invirtiendo en recursos petroleros y empresas extranjeros, China tendrá que vender bonos en dólares u otra deuda soberana de su cartera. El resultado neto sería unos mayores tipos de interés de los bonos de los EE.UU. y de otros de todo el mundo.

Que los tipos de interés suban o no dependerá también de cómo evolucione el ahorro y la inversión de los EE.UU. en el mismo período. La tasa de ahorro de las familias americanas ha aumentado desde 2007 en un tres por ciento del PIB, aproximadamente. También lo ha hecho el ahorro empresarial, pero el marcado incremento repentino del déficit gubernamental ha absorbido todo ese ahorro suplementario y más.

De hecho, la única razón por la que el déficit por cuenta corriente de los Estados Unidos fue menor en 2010 que en años anteriores fue la de que la inversión en vivienda y otras formas de construcción experimentó una profunda y repentina disminución. Si la demanda de vivienda por parte de los americanos se recupera y las empresas quieren aumentar su inversión, la coincidencia de una menor tasa de ahorro de China con un continuo déficit fiscal alto en los EE.UU. podría hacer aumentar en gran medida los tipos de interés mundiales.
 
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