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Los credit default swaps (CDS por sus siglas en inglés) o seguros de riesgo contra impago de deuda pierden cierta credibilidad como indicadores en algunos países periféricos de la zona euro, donde el peso de los acontecimientos externos está determinando su variación más que su propia situación económica. Así lo señala un análisis del Banco de España sobre el comportamiento de los CDS, recogido en el Boletín Trimestral publicado este viernes.
En este documento, el organismo analiza los determinantes que han provocado una subida del riesgo soberano durante la crisis y cómo las primas de los CDS y de los diferenciales de deuda han evolucionado de forma dispar, cuando deberían, puesto que miden lo mismo, evolucionar de manera paralela.
Sin embargo, este coincidencia sólo se está cumpliento en algunos países que, a su vez, se están beneficiando de la huida del riesgo por parte de los inversores, como Estados Unidos, Francia, Japón y Reino Unido, y no en los mercados con menos atractivo para la inversión en tiempos de crisis. En estos últimos, el factor determinante que mide la evolución de los CDS es la percepción del riesgo global.
Pese a que se trata de una medida que ha cobrado importancia con la crisis, el Banco de España señala que el peso en este indicador de algunos factores poco relevantes para la economía de un país puede ser desmedido. Tal es el caso de España, donde están influyendo sobremanera los acontecimientos en Grecia e Irlanda, países con los que mantiene unas relaciones comerciales limitadas y donde la banca española apenas está expuesta.
En este sentido, el Banco de España señala dos etapas diferenciadas durante la crisis. Tras la quiebra de Lehman Brothers, la evolución de las primas de los CDS obedecía, básicamente, a factores comunes. De hecho, un sólo componente principal llegó a explicar en torno al 80 por 100 de la variación común en esos momentos, el de la aversión al riesgo global.
Sin embargo, desde finales de 2009, coincidiendo con el inicio de los problemas, el factor asociado al riesgo global disminuye considerablemente, hecho que ha beneficiado sobre todo a países que no han tenido problemas severos asociados a su deuda (Estados Unidos, Alemania, Francia, Japón y Reino Unido).
En los demás países, pesa más el factor idiosincrásico en la evolución de sus CDS, demostrando una mayor sensibilidad de los inversores a la percepción de posiciones fiscales o macroeconómicas de un país. Es el caso de Grecia, Irlanda o Portugal. Por tanto, estos países tienen un margen para adoptar medidas orientadas a reducir la desconfianza de los inversores.
Por último, existe un tercer grupo de países en los que ni el factor común, la percepción del riesgo global, ni las propias variables fundamentales del país, determinan la evolución de sus CDS. Este es el caso de España o Italia, en los que se refleja más la situación de terceros países, como Grecia, Irlanda o Portugal, que sus propios fundamentales económicos. En este caso, el margen para adoptar medidas se limita.
Informe: http://www.bde.es/webbde/es/secciones/informes/boletines/Boletin_economic/anoactual/bbeexx2011/art3.pdf
En este documento, el organismo analiza los determinantes que han provocado una subida del riesgo soberano durante la crisis y cómo las primas de los CDS y de los diferenciales de deuda han evolucionado de forma dispar, cuando deberían, puesto que miden lo mismo, evolucionar de manera paralela.
Sin embargo, este coincidencia sólo se está cumpliento en algunos países que, a su vez, se están beneficiando de la huida del riesgo por parte de los inversores, como Estados Unidos, Francia, Japón y Reino Unido, y no en los mercados con menos atractivo para la inversión en tiempos de crisis. En estos últimos, el factor determinante que mide la evolución de los CDS es la percepción del riesgo global.
Pese a que se trata de una medida que ha cobrado importancia con la crisis, el Banco de España señala que el peso en este indicador de algunos factores poco relevantes para la economía de un país puede ser desmedido. Tal es el caso de España, donde están influyendo sobremanera los acontecimientos en Grecia e Irlanda, países con los que mantiene unas relaciones comerciales limitadas y donde la banca española apenas está expuesta.
En este sentido, el Banco de España señala dos etapas diferenciadas durante la crisis. Tras la quiebra de Lehman Brothers, la evolución de las primas de los CDS obedecía, básicamente, a factores comunes. De hecho, un sólo componente principal llegó a explicar en torno al 80 por 100 de la variación común en esos momentos, el de la aversión al riesgo global.
Sin embargo, desde finales de 2009, coincidiendo con el inicio de los problemas, el factor asociado al riesgo global disminuye considerablemente, hecho que ha beneficiado sobre todo a países que no han tenido problemas severos asociados a su deuda (Estados Unidos, Alemania, Francia, Japón y Reino Unido).
En los demás países, pesa más el factor idiosincrásico en la evolución de sus CDS, demostrando una mayor sensibilidad de los inversores a la percepción de posiciones fiscales o macroeconómicas de un país. Es el caso de Grecia, Irlanda o Portugal. Por tanto, estos países tienen un margen para adoptar medidas orientadas a reducir la desconfianza de los inversores.
Por último, existe un tercer grupo de países en los que ni el factor común, la percepción del riesgo global, ni las propias variables fundamentales del país, determinan la evolución de sus CDS. Este es el caso de España o Italia, en los que se refleja más la situación de terceros países, como Grecia, Irlanda o Portugal, que sus propios fundamentales económicos. En este caso, el margen para adoptar medidas se limita.
Informe: http://www.bde.es/webbde/es/secciones/informes/boletines/Boletin_economic/anoactual/bbeexx2011/art3.pdf