Desajustes Asia-Occidente

droblo

Administrator
Willem Thorbecke es investigador superior en el Instituto del Banco Asiático de Desarrollo y consultor en el Instituto de Investigaciones Económicas, Comerciales e Industriales del Japón y ha escrito este artículo para Project Syndicate:

El economista americano Herbert Stein dijo en cierta ocasión que, si algo no puede continuar para siempre, se interrumpirá. Sin embargo, en el caso de los desequilibrios entre China y Occidente la fecha tope sigue pareciendo muy lejana en el futuro.

Hace cinco años, muchos avisaron de que el exceso de gasto en Occidente y los tipos de cambio infravalorados en Asia estaban produciendo desequilibrios insostenibles. Desde 2005 hasta 2008, el superávit bilateral de China con los Estados Unidos aumentó en un 41 por ciento y su superávit comercial con Europa más que se duplicó. Después de disminuir en 2009, el superávit de China con los EE.UU. y Europa aumentó en un 32 por ciento y un 16 por ciento, respectivamente, en 2010. Alguien que se hubiera quedado dormido en agosto de 2008 y se hubiese despertado en 2010 probablemente nunca habría podido imaginar que había habido interrupción alguna en los desequlibrios en aumento de China con Occidente.

Dichos superávits se originan primordialmente en las redes de producción del Asia oriental. Las grandes empresas multinacionales del Japón, Corea del Sur y otros países envían piezas y componentes complejos a China para su montaje y los reexportan a países desarrollados. La Dirección de Aduanas de China clasifica esa clase de comercio como de “elaboración”. En 2010, China tuvo déficits de más de 100.000 millones de dólares por el comercio de elaboración con el Asia oriental y superávits de 100.000 millones de dólares con Europa y de 150.000 millones de dólares con los EE.UU. y Hong Kong. En 2010, su superávit con el resto del mundo en comercio de elaboración ascendió a 322.000 millones de dólares.

Si bien la reequilibración no se está produciendo en el comercio de elaboración, sí que está ocurriendo en el comercio “corriente” (el otro importante régimen aduanero de China). La fabricación de los productos de exportación corrientes se hace con factores de producción chinos y las importaciones corrientes van destinadas al mercado interior de China. El saldo de china en el comercio corriente pasó de un superávit de 38.000 millones de dólares en 2005 a un déficit de 48.000 millones en 2010.

Unos investigadores del Centre d’Études Prospectives et d’Informations Internacionales, al analizar el comercio corriente de China con datos correspondientes al período comprendido hasta 2007 (China's Foreign Trade in the Perspective of a More Balanced Economic Growth), descubrieron que Europa (y en particular Alemania) exportó grandes volúmenes de automóviles y otros bienes de consumo a China. Además, los países del Asia oriental exportaron cantidades cada vez mayores de piezas y componentes y bienes de capital a empresas radicadas en China, pero de propiedad extranjera, que producen para el mercado local. En cambio, la proporción de exportaciones corrientes de los EE.UU. a China disminuyó, lo que indica que probablemente se deba relacionar la reequilibración de China con unos grandes y continuos superávits bilaterales con los EE.UU.

Los datos posteriores indican que esa tónica continúa. En 2010, el saldo del comercio corriente de China registró un déficit de 71.000 millones de dólares con el Asia oriental y superávits de 44.000 millones y 23.000 millones de dólares con los EE.UU, y Europa, respectivamente. Las exportaciones corrientes de Europa a China aumentaron de 85.000 millones de dólares en 2009 a 115.000 millones de dólares en 2010. En cambio, las exportaciones corrientes de los Estados Unidos a China aumentaron más despacio: de 50.000 millones de dólares en 2009 a 64.000 millones de dólares en 2010. De modo que las empresas del Asia oriental y de Europa se benefician más que las de los EE.UU. del aumento de la demanda habido en China

Según las estadísticas aduaneras de China, en 2010 el déficit bilateral combinado de los Estados Unidos en comercio de elaboración y corriente ascendió a 186.000 millones de dólares, pero en ese dato se subestima el tamaño del déficit, porque la mayor parte de las exportaciones de productos de elaboración de China a Hong Kong se trasbordan para enviarlos a economías avanzadas (lo que significa que el déficit bilateral de Europa es también muy superior). En cambio, los datos de los EE.UU. se refieren a los productos procedentes de China vía Hong Kong como exportados desde China, lo que da una cifra de déficit comercial bilateral de 273.000 millones, frente a los 203.000 millones d de 2005.

Muchos investigadores avisaron en 2005 de que los desequilibrios entre los EE.UU. y el Asia oriental eran insostenibles, al observar que estaban impulsados por un exceso de gasto en los EE.UU. y unos tipos de cambio infravalorados en el Asia oriental. El exceso de gasto fue impulsado por el deterioro de la balanza fiscal de los EE.UU.: de un superávit del dos por ciento del PIB en 2000 a un déficit del cuatro por ciento en 2004. Los tipos de cambió infravalorados de Asia se sostuvieron mediante unas reservas acumuladas de casi un billón de dólares en China, más centenares de miles de millones de dólares en otros países de la región.

Desde 2005, los déficits presupuestarios de los EE.UU. han aumentado en otro seis por ciento del PIB, mientras que las reservas exteriores de China han aumentado en dos billones de dólares. Es probable que llegue un momento en que los inversores dejen de estar dispuestos a seguir prestando a los EE.UU. a tipos de interés bajos y China considere una mala inversión la acumulación continua de reservas. En ese momento, el déficit comercial de los EE.UU. se reducirá.

Así, pues, si los desequilibrios entre los EE.UU. y China son insostenibles, las autoridades tendrán que aplicar un aterrizaje lento. En el caso de los EE.UU., será necesario el reconocimiento de que el Gobierno afronta una limitación presupuestaria. En el de China, significa una reorientación del ahorro de la acumulación de reservas a empresas pequeñas o medianas necesitadas de liquidez, como también a unas muy necesarias inversiones en educación, atención de salud y viviendas asequibles.
 
Arriba