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Artículo de Yao Yang, director del Centro de China para la Reforma Económica en la Peking University para Project Syndicate:
El Fondo Monetario Internacional recientemente predijo que el volumen de la economía de China superaría al de Estados Unidos en términos de paridad de poder adquisitivo (PPA) para 2016.
Sin embargo, un estudio reciente –uno de cuyos autores es Robert Feenstra, economista de la Universidad de California, Davis- demuestra que el liderazgo económico global pasaría a manos de China en 2014. Y, con una postura aún más radical, Arvind Subramanian del Instituto Peterson de Economía Internacional sostiene que China, en realidad, ya superó a Estados Unidos en PPA en 2010.
La paridad de poder adquisitivo mide el ingreso de un país utilizando un conjunto de precios internacionales aplicados a todas las economías. Los precios en los países en desarrollo normalmente son más bajos que en los países desarrollados. Por lo tanto, su ingreso podría subestimarse si se lo calculara únicamente según el tipo de cambio. El ingreso medido en PPA ayuda a evitar este problema.
Pero la estimación del ingreso por PPA plantea sus propios problemas. Uno de ellos consiste en el hecho de que cada país tiene una canasta de consumo diferente, y la mayor disparidad se produce entre los países en desarrollo y desarrollados. Por ejemplo, los alimentos normalmente representan el 40% o más del gasto de los hogares en un país en desarrollo típico, mientras que la cifra es inferior al 20% en la mayoría de los países desarrollados.
El objetivo de la comparación de PPA es medir la calidad de vida real de un país. En este caso, se lo puede pensar como una comparación del producto agregado de cada país, compuesto por los bienes en la canasta de consumo de cada país. Pero este producto agregado no tiene los mismos componentes en los diferentes países. Esto es, los cálculos de PPA efectivamente comparan manzanas con naranjas.
Este argumento puede sonar técnico, pero tiene profundas implicancias para las comparaciones de la calidad de vida entre países. Supongamos que comparamos dos países. Uno de ellos se basa en la agricultura, y la gente consume sólo alimentos, mientras que el otro se basa en la industria, y la gente no sólo consume alimentos sino que también compra ropa. La porción de su gasto en estos dos productos es 20% y 80% respectivamente.
Supongamos, luego, que el ingreso nominal per capita al tipo de cambio de mercado en el segundo país es cuatro veces más alto que en el primero. Los precios de los alimentos son los mismos en los dos países, mientras que en el segundo país, el precio de la ropa es cinco veces más alto que el precio de la comida.
En este ejemplo, el precio del producto agregado en el segundo país es 4,2 veces el precio del producto agregado en el primer país. Un cálculo más exhaustivo revela que, en términos de PPA, una persona en el segundo país es 5% más pobre que una persona en el primer país.
Este resultado absurdo es posible sólo porque el PPA compara dos conjuntos de consumo diferentes. Pero la canasta de consumo de un chino promedio es muy diferente de la canasta de consumo de un norteamericano promedio, de manera que las comparaciones de PPA entre China y Estados Unidos pueden ser engañosas.
El PPA ofrece una respuesta al siguiente interrogante: ¿cuánto necesita ganar un chino para mantener la calidad de vida que tiene en China cuando se muda a Estados Unidos?
Pero este interrogante no es ni intuitivo ni realista. Cuando se trata de la comparación del poder adquisitivo en el mercado internacional, una pregunta más sensata es: ¿cuántos productos puede comprar un chino en Estados Unidos con el ingreso que tiene en China? Debemos basarnos en el ingreso nominal para darle una respuesta a esta pregunta. En este caso, una apreciación del 10% del renminbi aumenta el poder adquisitivo de una persona china en Estados Unidos exactamente el 10%, mientras que la calidad de vida no cambia en términos de PPA.
Ahora bien, China superaría a Estados Unidos en un período relativamente corto incluso si midiéramos las economías de ambos países en términos nominales. Suponiendo que las economías china y estadounidense crecen, respectivamente, 8% y 3% en términos reales, que la tasa de inflación de China es del 3,6% y la de Estados Unidos del 2% (los promedios de la última década) y que el renminbi se aprecia contra el dólar un 3% por año (el promedio de los últimos seis años), China se convertiría en la mayor economía del mundo en 2021. Para ese momento, el PBI de ambos países será de aproximadamente 24 billones de dólares, tal vez el triple del tamaño de la tercera economía -Japón o Alemania.
Supongamos que un crecimiento del 8% para China puede o no ser una apuesta segura. Pero si China creciera el 9-10% en los primeros cinco años y el 6-7% en los siguientes cinco años, se alcanzaría el objetivo de un promedio del 8% entre ahora y 2021.
El mundo ya empezó a exigir que China asuma una mayor responsabilidad en la salud de la economía global. A medida que la economía de China siga creciendo y, llegado el caso, alcance el PBI de Estados Unidos, esta demanda se volverá más contundente. Teniendo en cuenta todas las estimaciones recientes, a China le queda poco tiempo para preparase.
El Fondo Monetario Internacional recientemente predijo que el volumen de la economía de China superaría al de Estados Unidos en términos de paridad de poder adquisitivo (PPA) para 2016.
Sin embargo, un estudio reciente –uno de cuyos autores es Robert Feenstra, economista de la Universidad de California, Davis- demuestra que el liderazgo económico global pasaría a manos de China en 2014. Y, con una postura aún más radical, Arvind Subramanian del Instituto Peterson de Economía Internacional sostiene que China, en realidad, ya superó a Estados Unidos en PPA en 2010.
La paridad de poder adquisitivo mide el ingreso de un país utilizando un conjunto de precios internacionales aplicados a todas las economías. Los precios en los países en desarrollo normalmente son más bajos que en los países desarrollados. Por lo tanto, su ingreso podría subestimarse si se lo calculara únicamente según el tipo de cambio. El ingreso medido en PPA ayuda a evitar este problema.
Pero la estimación del ingreso por PPA plantea sus propios problemas. Uno de ellos consiste en el hecho de que cada país tiene una canasta de consumo diferente, y la mayor disparidad se produce entre los países en desarrollo y desarrollados. Por ejemplo, los alimentos normalmente representan el 40% o más del gasto de los hogares en un país en desarrollo típico, mientras que la cifra es inferior al 20% en la mayoría de los países desarrollados.
El objetivo de la comparación de PPA es medir la calidad de vida real de un país. En este caso, se lo puede pensar como una comparación del producto agregado de cada país, compuesto por los bienes en la canasta de consumo de cada país. Pero este producto agregado no tiene los mismos componentes en los diferentes países. Esto es, los cálculos de PPA efectivamente comparan manzanas con naranjas.
Este argumento puede sonar técnico, pero tiene profundas implicancias para las comparaciones de la calidad de vida entre países. Supongamos que comparamos dos países. Uno de ellos se basa en la agricultura, y la gente consume sólo alimentos, mientras que el otro se basa en la industria, y la gente no sólo consume alimentos sino que también compra ropa. La porción de su gasto en estos dos productos es 20% y 80% respectivamente.
Supongamos, luego, que el ingreso nominal per capita al tipo de cambio de mercado en el segundo país es cuatro veces más alto que en el primero. Los precios de los alimentos son los mismos en los dos países, mientras que en el segundo país, el precio de la ropa es cinco veces más alto que el precio de la comida.
En este ejemplo, el precio del producto agregado en el segundo país es 4,2 veces el precio del producto agregado en el primer país. Un cálculo más exhaustivo revela que, en términos de PPA, una persona en el segundo país es 5% más pobre que una persona en el primer país.
Este resultado absurdo es posible sólo porque el PPA compara dos conjuntos de consumo diferentes. Pero la canasta de consumo de un chino promedio es muy diferente de la canasta de consumo de un norteamericano promedio, de manera que las comparaciones de PPA entre China y Estados Unidos pueden ser engañosas.
El PPA ofrece una respuesta al siguiente interrogante: ¿cuánto necesita ganar un chino para mantener la calidad de vida que tiene en China cuando se muda a Estados Unidos?
Pero este interrogante no es ni intuitivo ni realista. Cuando se trata de la comparación del poder adquisitivo en el mercado internacional, una pregunta más sensata es: ¿cuántos productos puede comprar un chino en Estados Unidos con el ingreso que tiene en China? Debemos basarnos en el ingreso nominal para darle una respuesta a esta pregunta. En este caso, una apreciación del 10% del renminbi aumenta el poder adquisitivo de una persona china en Estados Unidos exactamente el 10%, mientras que la calidad de vida no cambia en términos de PPA.
Ahora bien, China superaría a Estados Unidos en un período relativamente corto incluso si midiéramos las economías de ambos países en términos nominales. Suponiendo que las economías china y estadounidense crecen, respectivamente, 8% y 3% en términos reales, que la tasa de inflación de China es del 3,6% y la de Estados Unidos del 2% (los promedios de la última década) y que el renminbi se aprecia contra el dólar un 3% por año (el promedio de los últimos seis años), China se convertiría en la mayor economía del mundo en 2021. Para ese momento, el PBI de ambos países será de aproximadamente 24 billones de dólares, tal vez el triple del tamaño de la tercera economía -Japón o Alemania.
Supongamos que un crecimiento del 8% para China puede o no ser una apuesta segura. Pero si China creciera el 9-10% en los primeros cinco años y el 6-7% en los siguientes cinco años, se alcanzaría el objetivo de un promedio del 8% entre ahora y 2021.
El mundo ya empezó a exigir que China asuma una mayor responsabilidad en la salud de la economía global. A medida que la economía de China siga creciendo y, llegado el caso, alcance el PBI de Estados Unidos, esta demanda se volverá más contundente. Teniendo en cuenta todas las estimaciones recientes, a China le queda poco tiempo para preparase.