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Incluyo este resumen ejecutivo -en dos partes- si bien el PDF completo está disponible aquí:http://www.pdf.lacaixa.comunicacions.com/im/esp/201106_esp.pdf
La economía global sigue avanzando a buen ritmo, aunque los últimos indicadores esbozan un escenario de suave moderación de cara al segundo trimestre. Las principales causas son el encarecimiento del petróleo, el seísmo japonés y el endurecimiento de las políticas monetarias en los países emergentes, que siguen sin conseguir alejar el espectro del sobrecalentamiento. La perspectiva de moderación ya ha sido acusada por los mercados de materias primas, en los que se ha corregido parte del rally iniciado a mediados del pasado año. En los mercados financieros destacan las nuevas turbulencias que afectan a la deuda soberana de la periferia de la eurozona, desatadas por la incertidumbre que rodea la situación de Grecia.
En Estados Unidos, el crecimiento del primer trimestre decepcionó al consenso con un avance del producto interior bruto (PIB) del 2,3% interanual, frente al 2,8% del cuarto trimestre de 2010. Este resultado lleva las previsiones de crecimiento para el conjunto de 2011 claramente por debajo del 3%. El menor dinamismo se explica por la caída de dos componentes relativamente volátiles como son el gasto público en defensa y la inversión en construcción. Sin embargo, el consumo privado mostró un buen tono, al crecer un apreciable 0,7%, pero dentro de una tónica de ralentización, que se ha visto corroborada por los resultados de las ventas minoristas de abril. En cambio, la buena marcha de los beneficios empresariales y el relativamente menor endeudamiento de las empresas no financieras ayudó a que la inversión en equipo siguiera mostrándose fuerte, con una aceleración en el primer trimestre que se concretó en un crecimiento del 3,9% intertrimestral. Por lo que se refiere al mercado de trabajo, la creación de empleo sigue siendo lenta con relación a recuperaciones anteriores, pero mantiene un ritmo apreciable.
En el apartado de precios continúa el repunte de la inflación, con un índice general de precios al consumo (IPC) que en abril subió un 3,2% interanual, cuando en enero era del 1,6%. Sin embargo, más de la mitad del repunte es atribuible al encarecimiento del petróleo que, por el momento, no se traslada a los otros sectores de la actividad económica. En este sentido, el IPC subyacente, que excluye los precios de energía y alimentación, subió un más moderado 1,3%, lastrado por la baja utilización de la capacidad productiva. Por este motivo, no prevemos cambios próximos en la política monetaria de la Fed, y no esperamos que inicie las subidas de tipos de interés antes de principios de 2012.
Otro dato de crecimiento esperado era el correspondiente a Japón, para valorar los efectos económicos del terremoto y posterior tsunami. Pues bien, el PIB retrocedió un 0,7% interanual en el primer trimestre de 2011, por efecto no solo de los fenómenos citados sino también de la dinámica bajista que la economía viene arrastrando desde mediados de 2010. Esta falta de tono de la actividad económica queda reflejada en la debilidad del consumo privado, y en la fuerte desaceleración de las exportaciones. Los primeros efectos del terremoto y de la crisis nuclear de Fukushima se dejaron sentir ya en las existencias, que contribuyeron casi a la mitad del retroceso del primer trimestre. En menor medida, la inversión en equipo también se replegó. Para el segundo trimestre del año se espera otra contracción. La conjunción de estos efectos con la situación de debilidad previa hace muy probable que la economía japonesa retroceda cerca de un 1% en el conjunto de 2011, con riesgos a la baja.
En contraste con la situación japonesa, las grandes economías emergentes asiáticas mantienen un crecimiento robusto en un entorno de tensiones inflacionistas. La economía china avanzó un 9,7% interanual el primer trimestre del año, mientras que la inflación, que se resiste a bajar, se situó en el 5,3% en abril frente al 5,4% de marzo; para frenar el recalentamiento, las autoridades volvieron a subir el coeficiente de caja, el quinto ascenso en lo que va de año, que se añade a los cuatro aumentos del tipo de interés de referencia desde octubre, a las limitaciones de crédito y a una leve apreciación del tipo de cambio. En la India, que a finales del año pasado crecía un 8,2%, la autoridad monetaria sorprendió este mes aumentando de nuevo el tipo de referencia en 25 puntos básicos hasta el 7%, en su intento por desacelerar la escalada de la inflación, que en marzo marcó un 9%.
Buena parte de estas tensiones inflacionistas se derivan de la trayectoria de las materias primas. Sin embargo su evolución se ha frenado en las últimas semanas. El precio del petróleo deshizo parte del alza después de una racha de siete meses continuados de subidas. Entre el 20 de abril y el 20 de mayo, el precio del crudo bajó un 10,5% para situarse cerca de los 110 dólares por barril, lo que significa un incremento de alrededor del 19% desde inicios de año. El resto de las materias primas ha seguido la estela del petróleo, con excepciones entre los alimentos. Los metales básicos experimentaron retrocesos generalizados, destacando la pérdida del 10,3% del níquel. Entre los alimentos, el azúcar, el té y el café tuvieron retrocesos pero la previsión de un año seco hizo que se apreciaran el trigo, el arroz y la cebada. Por su parte, el oro se mantuvo por encima de los 1.500 dólares por onza, muy cerca de los máximos históricos alcanzados, capitalizando así las incertidumbres que siguen afectando a la economía global.
En claro contraste con lo sucedido en Estados Unidos y Japón, el crecimiento económico de la eurozona batió ampliamente lo esperado por el consenso de analistas. La tasa de crecimiento del PIB del primer trimestre se incrementó en medio punto hasta el 2,5%, gracias al arranque de Alemania y Francia, que ponderan casi la mitad de la eurozona. Estos resultados fuerzan la revisión al alza del crecimiento esperado en 2011, del 1,5% hasta el 1,9%. La mala noticia es que los tres países de la eurozona intervenidos (Grecia, Irlanda y Portugal) presentaban retrocesos del PIB en tasa anual en los tres primeros meses del año.
En mayo, precisamente, se ha concretado el programa de ayuda financiera a Portugal, que asciende a 78.000 millones de euros, que se harán efectivos en tres años condicionados a una reducción drástica del déficit público (9,1% del PIB en 2010) y a un conjunto de reformas económicas y financieras. Por lo que se refiere a Grecia, se discute la posibilidad de adoptar un segundo rescate, a la vista de que no se están cumpliendo los objetivos del primero. El deterioro económico y financiero del país se manifiesta, entre otros, en nuevos recortes de su rating y en una deuda pública sobre PIB que en 2011 se prevé alcance el 158%. También se ha apuntado la posibilidad de reestructurar la deuda griega a fin de reconducir la situación actual, pero el Banco Central Europeo (BCE) se opone a esta medida por sus consecuencias negativas no solo para Grecia sino también para otros países en dificultades y para el conjunto de la eurozona.
En este contexto, las turbulencias en el mercado de la deuda soberana se han reavivado por el efecto contagio, llevando los diferenciales de la periférica respecto a la alemana a nuevos máximos. La deuda española, que en las últimas semanas había conseguido cerrar parte del spread, ha sufrido un aumento de la prima de riesgo hasta los niveles de marzo, cercano a los 270 puntos básicos. No obstante, y a pesar de estos repuntes puntuales de las tensiones, la evolución del spread de la deuda española con la alemana se ha comportado de manera relativamente estable a lo lar- go de los últimos meses.
(sigue más abajo)
La economía global sigue avanzando a buen ritmo, aunque los últimos indicadores esbozan un escenario de suave moderación de cara al segundo trimestre. Las principales causas son el encarecimiento del petróleo, el seísmo japonés y el endurecimiento de las políticas monetarias en los países emergentes, que siguen sin conseguir alejar el espectro del sobrecalentamiento. La perspectiva de moderación ya ha sido acusada por los mercados de materias primas, en los que se ha corregido parte del rally iniciado a mediados del pasado año. En los mercados financieros destacan las nuevas turbulencias que afectan a la deuda soberana de la periferia de la eurozona, desatadas por la incertidumbre que rodea la situación de Grecia.
En Estados Unidos, el crecimiento del primer trimestre decepcionó al consenso con un avance del producto interior bruto (PIB) del 2,3% interanual, frente al 2,8% del cuarto trimestre de 2010. Este resultado lleva las previsiones de crecimiento para el conjunto de 2011 claramente por debajo del 3%. El menor dinamismo se explica por la caída de dos componentes relativamente volátiles como son el gasto público en defensa y la inversión en construcción. Sin embargo, el consumo privado mostró un buen tono, al crecer un apreciable 0,7%, pero dentro de una tónica de ralentización, que se ha visto corroborada por los resultados de las ventas minoristas de abril. En cambio, la buena marcha de los beneficios empresariales y el relativamente menor endeudamiento de las empresas no financieras ayudó a que la inversión en equipo siguiera mostrándose fuerte, con una aceleración en el primer trimestre que se concretó en un crecimiento del 3,9% intertrimestral. Por lo que se refiere al mercado de trabajo, la creación de empleo sigue siendo lenta con relación a recuperaciones anteriores, pero mantiene un ritmo apreciable.
En el apartado de precios continúa el repunte de la inflación, con un índice general de precios al consumo (IPC) que en abril subió un 3,2% interanual, cuando en enero era del 1,6%. Sin embargo, más de la mitad del repunte es atribuible al encarecimiento del petróleo que, por el momento, no se traslada a los otros sectores de la actividad económica. En este sentido, el IPC subyacente, que excluye los precios de energía y alimentación, subió un más moderado 1,3%, lastrado por la baja utilización de la capacidad productiva. Por este motivo, no prevemos cambios próximos en la política monetaria de la Fed, y no esperamos que inicie las subidas de tipos de interés antes de principios de 2012.
Otro dato de crecimiento esperado era el correspondiente a Japón, para valorar los efectos económicos del terremoto y posterior tsunami. Pues bien, el PIB retrocedió un 0,7% interanual en el primer trimestre de 2011, por efecto no solo de los fenómenos citados sino también de la dinámica bajista que la economía viene arrastrando desde mediados de 2010. Esta falta de tono de la actividad económica queda reflejada en la debilidad del consumo privado, y en la fuerte desaceleración de las exportaciones. Los primeros efectos del terremoto y de la crisis nuclear de Fukushima se dejaron sentir ya en las existencias, que contribuyeron casi a la mitad del retroceso del primer trimestre. En menor medida, la inversión en equipo también se replegó. Para el segundo trimestre del año se espera otra contracción. La conjunción de estos efectos con la situación de debilidad previa hace muy probable que la economía japonesa retroceda cerca de un 1% en el conjunto de 2011, con riesgos a la baja.
En contraste con la situación japonesa, las grandes economías emergentes asiáticas mantienen un crecimiento robusto en un entorno de tensiones inflacionistas. La economía china avanzó un 9,7% interanual el primer trimestre del año, mientras que la inflación, que se resiste a bajar, se situó en el 5,3% en abril frente al 5,4% de marzo; para frenar el recalentamiento, las autoridades volvieron a subir el coeficiente de caja, el quinto ascenso en lo que va de año, que se añade a los cuatro aumentos del tipo de interés de referencia desde octubre, a las limitaciones de crédito y a una leve apreciación del tipo de cambio. En la India, que a finales del año pasado crecía un 8,2%, la autoridad monetaria sorprendió este mes aumentando de nuevo el tipo de referencia en 25 puntos básicos hasta el 7%, en su intento por desacelerar la escalada de la inflación, que en marzo marcó un 9%.
Buena parte de estas tensiones inflacionistas se derivan de la trayectoria de las materias primas. Sin embargo su evolución se ha frenado en las últimas semanas. El precio del petróleo deshizo parte del alza después de una racha de siete meses continuados de subidas. Entre el 20 de abril y el 20 de mayo, el precio del crudo bajó un 10,5% para situarse cerca de los 110 dólares por barril, lo que significa un incremento de alrededor del 19% desde inicios de año. El resto de las materias primas ha seguido la estela del petróleo, con excepciones entre los alimentos. Los metales básicos experimentaron retrocesos generalizados, destacando la pérdida del 10,3% del níquel. Entre los alimentos, el azúcar, el té y el café tuvieron retrocesos pero la previsión de un año seco hizo que se apreciaran el trigo, el arroz y la cebada. Por su parte, el oro se mantuvo por encima de los 1.500 dólares por onza, muy cerca de los máximos históricos alcanzados, capitalizando así las incertidumbres que siguen afectando a la economía global.
En claro contraste con lo sucedido en Estados Unidos y Japón, el crecimiento económico de la eurozona batió ampliamente lo esperado por el consenso de analistas. La tasa de crecimiento del PIB del primer trimestre se incrementó en medio punto hasta el 2,5%, gracias al arranque de Alemania y Francia, que ponderan casi la mitad de la eurozona. Estos resultados fuerzan la revisión al alza del crecimiento esperado en 2011, del 1,5% hasta el 1,9%. La mala noticia es que los tres países de la eurozona intervenidos (Grecia, Irlanda y Portugal) presentaban retrocesos del PIB en tasa anual en los tres primeros meses del año.
En mayo, precisamente, se ha concretado el programa de ayuda financiera a Portugal, que asciende a 78.000 millones de euros, que se harán efectivos en tres años condicionados a una reducción drástica del déficit público (9,1% del PIB en 2010) y a un conjunto de reformas económicas y financieras. Por lo que se refiere a Grecia, se discute la posibilidad de adoptar un segundo rescate, a la vista de que no se están cumpliendo los objetivos del primero. El deterioro económico y financiero del país se manifiesta, entre otros, en nuevos recortes de su rating y en una deuda pública sobre PIB que en 2011 se prevé alcance el 158%. También se ha apuntado la posibilidad de reestructurar la deuda griega a fin de reconducir la situación actual, pero el Banco Central Europeo (BCE) se opone a esta medida por sus consecuencias negativas no solo para Grecia sino también para otros países en dificultades y para el conjunto de la eurozona.
En este contexto, las turbulencias en el mercado de la deuda soberana se han reavivado por el efecto contagio, llevando los diferenciales de la periférica respecto a la alemana a nuevos máximos. La deuda española, que en las últimas semanas había conseguido cerrar parte del spread, ha sufrido un aumento de la prima de riesgo hasta los niveles de marzo, cercano a los 270 puntos básicos. No obstante, y a pesar de estos repuntes puntuales de las tensiones, la evolución del spread de la deuda española con la alemana se ha comportado de manera relativamente estable a lo lar- go de los últimos meses.
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