Wall Street, otra vez bajo la lupa por un "error"
NUEVA YORK.- Wall Street quedó otra vez bajo la lupa de Washington después de que el banco de inversión JP Morgan, la institución que mejor resistió la crisis financiera global, revelara una pérdida de 2000 millones de dólares por una mala inversión.
La alarmante pérdida fue dada a conocer nada menos que por Jamie Dimon, CEO de JP Morgan, el banco de inversión más grande de Estados Unidos y el que gozaba de mayor prestigio. Dimon dijo que la inversión, una compleja operación financiera, estuvo mal diseñada, mal ejecutada y mal monitoreada, y que hubo "errores, descuidos y mal juicio".
"Sólo porque nosotros seamos estúpidos, eso no significa que todos los demás lo sean", afirmó Dimon, anteayer, en una conferencia telefónica con periodistas, en un intento de blindar el resto del sistema financiero del fiasco de su compañía. De poco sirvió. Las críticas cubrieron al icónico banco y se derramaron a todo el sistema financiero, justo cuando Wall Street libra una brutal batalla con Washington por la letra chica de la reforma que limita el negocio de los bancos, que la Casa Blanca implementó con el fin de evitar los excesos que llevaron a la crisis financiera de 2008, la peor desde la Gran Depresión.
El núcleo de esa reforma es la llamada "regla Volcker", bautizada en honor del ex presidente de la Reserva Federal (Fed) Paul Volcker, uno de los arquitectos de la iniciativa firmada por el presidente Barack Obama en julio de 2010. Esa regla pone límites a bancos como JP Morgan para realizar inversiones con dinero propio.
Dimon fue una de las voces más críticas de esa regla, al punto incluso de llegar a criticar al propio Volcker. "Paul Volcker ha dicho que no entiende los mercados de capitales", dijo a principios de este año. "El me lo ha probado", fustigó Dimon.
Pero el desliz cometido por su propio banco, que hasta esta semana se preciaba de su pericia para administrar los riesgos inherentes al negocio financiero, les brindó un argumento de oro a los políticos, expertos y activistas, que reclaman una regulación más profunda y estricta sobre Wall Street.
"Tenemos que lidiar con eso. Así es la vida", reconoció Dimon. Esas voces no tardaron en hacerse escuchar. Uno de los columnistas más seguidos en Wall Street, Felix Salmon, de la agencia Reuters, resumió el descreimiento hacia la industria en una frase: "JP Morgan más o menos inventó la administración de riesgo. Si ellos no pueden hacerlo, ningún banco puede. Y ningún regulador razonable puede llegar a confiar en que un banco se autorregule".
JP Morgan pierde 2.000 millones de dólares por un agente bursatil - YouTube
"El argumento de que las instituciones financieras no necesitan de nuevas reglas para ayudarlas a evitar comportamientos irresponsables como los que llevaron a la crisis de 2008 es al menos 2000 millones de dólares más difícil de esgrimir", criticó, con ironía, el congresista Barney Frank, cuyo nombre está estampado en la ley de reforma del sistema financiero.
La Comisión de Valores (SEC, por sus siglas en inglés), uno de los organismos encargados de terminar de pulir la "regla Volcker", antes de su implementación, prevista para fines de julio, comenzó a revisar la inversión de JP Morgan, al igual que la autoridad bursátil de Londres, donde se originó la operación.
"Creo que es seguro decir que todos los reguladores están enfocados en esto", dijo ayer la presidenta de la SEC, Mary Schapiro.
Desde que Obama firmó la reforma del sistema financiero, Wall Street desplegó un amplio esfuerzo de lobby para lograr que la letra chica de la "regla Volcker" fuera lo más flexible posible, en un intento de preservar el jugoso negocio de los bancos. El desliz de JP Morgan podría volver inútil y echar por tierra todo ese esfuerzo.
En el ojo de la tormenta quedó un operador de las oficinas del banco en Londres, el francés Bruno Iksil, apodado "la Ballena Londinense" y "Voldemort", por el villano de la saga Harry Potter (ver aparte).
Iksil realizó operaciones de cobertura con credit default swaps (CDS), un derivado financiero que funciona como un seguro, pensado para reducir el riesgo al realizar inversiones.
El valor de esos activos está atado al de un bono, ya sea de un país o de una empresa. Aunque los detalles de la compleja red de inversiones que tejió JP Morgan se desconocían hasta ayer, Dimon dijo que fue pura y exclusivamente un error del banco, que explotó cuando el mercado se movió de manera desfavorable a la operación.
Aunque humillante, la pérdida sufrida por JP Morgan no es catastrófica ni mucho menos. Más aún, no llega siquiera a poner en riesgo las ganancias del trimestre del banco, que alcanzarían los 4000 millones de dólares, luego de un resultado favorable de casi 5400 millones en el primer trimestre de este año.
No hubo, tampoco, un desmadre en los mercados financieros: el S&P 500, el principal indicador de Wall Street, cerró ayer con una leve baja del 0,34%, mucho mejor que la acción de JP Morgan, que sufrió una fuerte caída del 9,28%.
JP MORGAN CHASE & CO
BANCO DE INVERSIÓN
Facturación 2011: US$ 97.234.000
Empleados: 260.157
Presencia mundial: 60 países
Centros de atención: 5500
JP Morgan, el banco de inversión más grande de Estados Unidos, mantuvo una posición de privilegio en su industria desde que salió ileso de la crisis financiera que estalló en Wall Street en 2008. Ayer, su prestigio tambaleó cuando reconoció una pérdida de US$ 2000 millones por un error.
NUEVA YORK.- Wall Street quedó otra vez bajo la lupa de Washington después de que el banco de inversión JP Morgan, la institución que mejor resistió la crisis financiera global, revelara una pérdida de 2000 millones de dólares por una mala inversión.
La alarmante pérdida fue dada a conocer nada menos que por Jamie Dimon, CEO de JP Morgan, el banco de inversión más grande de Estados Unidos y el que gozaba de mayor prestigio. Dimon dijo que la inversión, una compleja operación financiera, estuvo mal diseñada, mal ejecutada y mal monitoreada, y que hubo "errores, descuidos y mal juicio".
"Sólo porque nosotros seamos estúpidos, eso no significa que todos los demás lo sean", afirmó Dimon, anteayer, en una conferencia telefónica con periodistas, en un intento de blindar el resto del sistema financiero del fiasco de su compañía. De poco sirvió. Las críticas cubrieron al icónico banco y se derramaron a todo el sistema financiero, justo cuando Wall Street libra una brutal batalla con Washington por la letra chica de la reforma que limita el negocio de los bancos, que la Casa Blanca implementó con el fin de evitar los excesos que llevaron a la crisis financiera de 2008, la peor desde la Gran Depresión.
El núcleo de esa reforma es la llamada "regla Volcker", bautizada en honor del ex presidente de la Reserva Federal (Fed) Paul Volcker, uno de los arquitectos de la iniciativa firmada por el presidente Barack Obama en julio de 2010. Esa regla pone límites a bancos como JP Morgan para realizar inversiones con dinero propio.
Dimon fue una de las voces más críticas de esa regla, al punto incluso de llegar a criticar al propio Volcker. "Paul Volcker ha dicho que no entiende los mercados de capitales", dijo a principios de este año. "El me lo ha probado", fustigó Dimon.
Pero el desliz cometido por su propio banco, que hasta esta semana se preciaba de su pericia para administrar los riesgos inherentes al negocio financiero, les brindó un argumento de oro a los políticos, expertos y activistas, que reclaman una regulación más profunda y estricta sobre Wall Street.
"Tenemos que lidiar con eso. Así es la vida", reconoció Dimon. Esas voces no tardaron en hacerse escuchar. Uno de los columnistas más seguidos en Wall Street, Felix Salmon, de la agencia Reuters, resumió el descreimiento hacia la industria en una frase: "JP Morgan más o menos inventó la administración de riesgo. Si ellos no pueden hacerlo, ningún banco puede. Y ningún regulador razonable puede llegar a confiar en que un banco se autorregule".
JP Morgan pierde 2.000 millones de dólares por un agente bursatil - YouTube
"El argumento de que las instituciones financieras no necesitan de nuevas reglas para ayudarlas a evitar comportamientos irresponsables como los que llevaron a la crisis de 2008 es al menos 2000 millones de dólares más difícil de esgrimir", criticó, con ironía, el congresista Barney Frank, cuyo nombre está estampado en la ley de reforma del sistema financiero.
La Comisión de Valores (SEC, por sus siglas en inglés), uno de los organismos encargados de terminar de pulir la "regla Volcker", antes de su implementación, prevista para fines de julio, comenzó a revisar la inversión de JP Morgan, al igual que la autoridad bursátil de Londres, donde se originó la operación.
"Creo que es seguro decir que todos los reguladores están enfocados en esto", dijo ayer la presidenta de la SEC, Mary Schapiro.
Desde que Obama firmó la reforma del sistema financiero, Wall Street desplegó un amplio esfuerzo de lobby para lograr que la letra chica de la "regla Volcker" fuera lo más flexible posible, en un intento de preservar el jugoso negocio de los bancos. El desliz de JP Morgan podría volver inútil y echar por tierra todo ese esfuerzo.
En el ojo de la tormenta quedó un operador de las oficinas del banco en Londres, el francés Bruno Iksil, apodado "la Ballena Londinense" y "Voldemort", por el villano de la saga Harry Potter (ver aparte).
Iksil realizó operaciones de cobertura con credit default swaps (CDS), un derivado financiero que funciona como un seguro, pensado para reducir el riesgo al realizar inversiones.
El valor de esos activos está atado al de un bono, ya sea de un país o de una empresa. Aunque los detalles de la compleja red de inversiones que tejió JP Morgan se desconocían hasta ayer, Dimon dijo que fue pura y exclusivamente un error del banco, que explotó cuando el mercado se movió de manera desfavorable a la operación.
Aunque humillante, la pérdida sufrida por JP Morgan no es catastrófica ni mucho menos. Más aún, no llega siquiera a poner en riesgo las ganancias del trimestre del banco, que alcanzarían los 4000 millones de dólares, luego de un resultado favorable de casi 5400 millones en el primer trimestre de este año.
No hubo, tampoco, un desmadre en los mercados financieros: el S&P 500, el principal indicador de Wall Street, cerró ayer con una leve baja del 0,34%, mucho mejor que la acción de JP Morgan, que sufrió una fuerte caída del 9,28%.
JP MORGAN CHASE & CO
BANCO DE INVERSIÓN
Facturación 2011: US$ 97.234.000
Empleados: 260.157
Presencia mundial: 60 países
Centros de atención: 5500
JP Morgan, el banco de inversión más grande de Estados Unidos, mantuvo una posición de privilegio en su industria desde que salió ileso de la crisis financiera que estalló en Wall Street en 2008. Ayer, su prestigio tambaleó cuando reconoció una pérdida de US$ 2000 millones por un error.