Si 2012 fue un annus horribilis para la deuda autonómica -subió el 30,9 por ciento, hasta situarse en el 17,6 por ciento del PIB español, además de registrar, con 185.048 millones de euros, la cifra más alta de la serie histórica y aumentar en todas las CCAA-, los próximos tres ejercicios no tienen visos de ser mejores. Si acaso, aún peores, ya que todos los Gobiernos regionales han recibido el beneplácito del Ministerio de Hacienda para incrementar hasta 2016 sus volúmenes respectivos de pasivo público, hasta suponer entre todos el 20,3 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) del país a finales de ese ejercicio.
Una manga ancha en la deuda autonómica -que ya era a la carta, con metas asimétricas para cada territorio- que contrasta con el estrecho marcaje que realizan el Ministerio, y su titular, Cristóbal Montoro, en cuanto al déficit autonómico, que sí deberá ir disminuyendo cada año -en la totalidad de las CCAA, y en algunos casos de forma severa-, hasta suponer tan sólo el 0,2 por ciento del PIB en 2016. Un porcentaje muy inferior al 1,73 por ciento de desfase con que las autonomías cerraron 2012.
Ratio de deuda sobre PIB
Esta aparente relajación de los objetivos macroeconómicos en lo referido al endeudamiento regional podría indicar, asimismo, que una parte del ajuste en déficit que el Gobierno les exige a las autonomías acaba yendo a engordar el volumen de la deuda autonómica, lo que complicaría todavía más la nueva senda de estabilidad que Bruselas le exige a España.
Pero es que, además, según concretó el Ministerio de Hacienda al Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) el pasado 31 de julio, los objetivos de deuda para el trienio 2014-2016 consagrarán el plácet a las cinco comunidades más endeudadas de 2012 para que sigan liderando el ránking en 2016.
Y, aunque es cierto que las metas de pasivo fijadas por el departamento de Montoro son un techo máximo -y por tanto, nada impide a los respectivos Gobiernos ajustarse más el cinturón-, no es menos verdad que la asfixia financiera que aqueja a todas las regiones no es precisamente un aliciente para desendeudarse.
Así, en detalle, la Comunidad Valenciana (del 29,3 por ciento del PIB regional en 2012 al 31,4 en 2016), Castilla-La Mancha (del 27,8 por ciento al 30,5), Cataluña (del 25,9 por ciento al 27,5), Baleares (del 21,9 por ciento al 23,6) y Región de Murcia (del 16,8 por ciento al 20) son las cinco autonomías que presentan los peores registros de pasivo en relación a sus respectivos PIB. Tanto en 2012 como en 2016, si es que finalmente se cumplen las previsiones oficiales que salieron del pasado Consejo de Política Fiscal y Financiera. Y todas ellas, salvo Cataluña, están gobernadas en la actualidad por el Partido Popular, lo que indica que la tendencia a gastar no depende delcolor político.
En cuanto a números absolutos, la deuda pública autonómica ascendió el pasado año a 185.048 millones de euros, lo que significa el 17,6 por ciento del PIB del país. La comunidad autónoma con mayor volumen de deuda fue Cataluña, con 50.948 millones de euros, cantidad que representa el 27,5 por ciento del total acumulado en el conjunto de las regiones.
Le siguió la Comunidad Valenciana, con un pasivo de 29.437 millones de euros; Andalucía, cuya deuda ascendió a 20.544 millones de euros; y Madrid, que presentó números rojos por importe de 20.130 millones. Entre las cuatro sumaron el 65,4 por ciento del total del endeudamiento regional.
Los puntos de partida de cada autonomía son distintos, y basándose en eso Hacienda ha marcado las nuevas metas para 2013, "congruentes con el volumen de endeudamiento de cada comunidad (...), con el objetivo de déficit propuesto y con las necesidades financieras derivadas de la aplicación del sistema de financiación autonómico", según reza el documento oficial.
Horizonte: el 13% en 2020
La Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril, de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, estableció que la deuda de cada comunidad autónoma no podrá exceder del 13 por ciento del PIB regional en el año 2020. Para llegar a esta meta, el Gobierno fijó una serie de etapas de adaptación: el 15,1 por ciento de deuda en 2012; el 16 por ciento en 2013; el 15,9 por ciento en 2014; y el 15,45 por ciento en 2015. Según el calendario de Hacienda, tanto en 2015 como en 2018 se revisarán las sendas de reducción de la deuda y del déficit estructural, para asegurarse de cumplir los límites en 2020.
Parece claro que, con las nuevas metas anunciadas por Hacienda el pasado 31 de julio, la situación se complica, sobre todo porque ni en 2012 ni en 2013 se cumplirá lo proyectado. De hecho, el anterior objetivo de deuda de las CCAA para 2013 era del 16 por ciento. Ahora, del 19,13 por ciento.