Hay sesiones que tienen nombres propios y la de hoy, desde luego, tiene dos claros y son alemanes: Michael Meister y Norbert Barthle. Su popularidad fuera de Alemania, podría decirse, que es nula, pero dentro del partido de la canciller alemana Angela Merkel, ocupan puestos influyentes, como el de portavoz de presupuestos, en el caso de Barthle. Por eso, que ambos se hayan mostrado a favor de que España solicite una línea de crédito preventiva ha despertado una especie de euforia en las Bolsas, que ha llevado al Ibex 35 a subir un 3,41% hasta los 7.940,20 puntos. El resto de plazas europeas han cerrado con alzas del 2%.
“Una medida posible”, ha dicho Barthle, y Meister se ha limitado a apuntar al tipo de programa al que se acoja España, “crédito preventivo o un programa total”. Éste último, de hecho, ya ha negado que se refiriese a España y ha asegurado que sus comentarios se han “sobreinterpretado”. Pero estos comentarios han sido suficientes para que muchos inversores se lancen a comprar, en contra de muchos otros que hace tiempo que piensan que el rescate a España está descontado.
Las Bolsas viven así de momento de meras especulaciones, como la prensa internacional, que esta mañana amanecía cargada de referencias a España. “Un juego peligroso”, “una estrategia muy arriesgada”, “jugar con fuego”… advertencias a España ante la espera a la que el mercado se está viendo sometido por el Gobierno de Mariano Rajoy. Pero, ¿por qué espera el presidente? Los motivos están dentro y fuera de casa.
Fuera, lo que más preocupaba, y preocupa a pesar de las noticias de hoy, es la negativa alemana. En Financial Times, fuentes del ministerio de Economía español advertían que los rescates deberían entenderse como las “bombas atómicas”: “Uno normalmente no lanza bombas atómicas. Debe ser un solo lanzamiento, coordinado y discutido”. Pero, paradojas, si Alemania se resiste a lanzar la bomba, se podría desatar un auténtico desastre de magnitudes “atómicas”. El propio multimillonario inversor estadounidense, George Soros, le ha lanzado un mensaje a Berlín: “La Unión Europea podría destruirse por la ‘pesadilla’ de la crisis de deuda, y Alemania tiene la responsabilidad de salvar a la moneda común (…) Debería actuar como líder de la misma manera que Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial”.
Dentro de casa, Rajoy se enfrenta al estigma político y a un deterioro aún mayor de su popularidad, con unas elecciones en Galicia y el País Vasco en el horizonte cercano, este domingo. Estos segundos comicios no están a su alcance, pero los de la comunidad gallega, tradicionalmente votante del Partido Popular, no se le deberían escapar. También preocupa y mucho, Moody’s. La agencia de calificación amenaza desde hace semanas con rebajar el rating de España a “bono basura” y el rumor de que este recorte es inminente ha corrido hoy por los parqués bursátiles. Las agencias de calificación tienen la obligación de comunicar sus decisiones a los países con 24 horas de antelación que invitan a las filtraciones.
Ser “bono basura” ya serían palabras mayores con un tinte psicológico a la altura del estigma político de pedir un rescate, pero su impacto en las Bolsas podría no ser tan alarmante. No en vano, hoy se ha vuelto a cumplir lo de “día de rebajas, día de compras”, porque la Bolsa española amanecía con el recorte de calificación a 11 entidades españolas por parte de S&P y el Ibex 35 ya subía más de un 1% antes de que llegaran las “palabras mágicas alemanas”.
El Tesoro español, además, ha colocado más de lo esperado en Letras a corto plazo, con costes menores y demanda por parte de los inversores. José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, explica: “Fuerte demanda a unas rentabilidades atractivas”; aunque añade: “Bajo la persuasión implícita del OMT” (el plan de compra de bonos del Banco Central Europeo, al que se llama ‘rescate’). España está siempre bajo la sombra de ese rescate que, en un ejercicio circense al más puro estilo “el más difícil todavía” y con cada vez más adjetivos, podría ser una línea de crédito preventiva virtual. Se trataría de engañar al mercado, porque España pediría la ayuda, pero no la usaría. El mercado, automática y supuestamente, reaccionaría comprando deuda y los costes de financiación se relajarían. En Financial Times, las fuentes del ministerio de Economía español, advertían esta mañana con enseñar las cartas antes de terminar la partida: “No habría que mostrar la capacidad de maniobra al mercado, porque el mercado la pondrá a prueba”. Ebrahim Rahbari, economista de Citigroup, subrayaba casi incrédulo en Bloomberg, que “si hay algo inevitable y doloroso, es muy raro que exista una explicación racional para esperar”.
Ya lo dijo este fin de semana en su Twitter Bill Gross, el presidente del mayor gestor privado de fondos del mundo, PIMCO: “España debe tragarse su orgullo y pedir ayuda ahora (…) El que duda está perdido”.
Por María Gómez – BMS – ESPAÑA
“Una medida posible”, ha dicho Barthle, y Meister se ha limitado a apuntar al tipo de programa al que se acoja España, “crédito preventivo o un programa total”. Éste último, de hecho, ya ha negado que se refiriese a España y ha asegurado que sus comentarios se han “sobreinterpretado”. Pero estos comentarios han sido suficientes para que muchos inversores se lancen a comprar, en contra de muchos otros que hace tiempo que piensan que el rescate a España está descontado.
Las Bolsas viven así de momento de meras especulaciones, como la prensa internacional, que esta mañana amanecía cargada de referencias a España. “Un juego peligroso”, “una estrategia muy arriesgada”, “jugar con fuego”… advertencias a España ante la espera a la que el mercado se está viendo sometido por el Gobierno de Mariano Rajoy. Pero, ¿por qué espera el presidente? Los motivos están dentro y fuera de casa.
Fuera, lo que más preocupaba, y preocupa a pesar de las noticias de hoy, es la negativa alemana. En Financial Times, fuentes del ministerio de Economía español advertían que los rescates deberían entenderse como las “bombas atómicas”: “Uno normalmente no lanza bombas atómicas. Debe ser un solo lanzamiento, coordinado y discutido”. Pero, paradojas, si Alemania se resiste a lanzar la bomba, se podría desatar un auténtico desastre de magnitudes “atómicas”. El propio multimillonario inversor estadounidense, George Soros, le ha lanzado un mensaje a Berlín: “La Unión Europea podría destruirse por la ‘pesadilla’ de la crisis de deuda, y Alemania tiene la responsabilidad de salvar a la moneda común (…) Debería actuar como líder de la misma manera que Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial”.
Dentro de casa, Rajoy se enfrenta al estigma político y a un deterioro aún mayor de su popularidad, con unas elecciones en Galicia y el País Vasco en el horizonte cercano, este domingo. Estos segundos comicios no están a su alcance, pero los de la comunidad gallega, tradicionalmente votante del Partido Popular, no se le deberían escapar. También preocupa y mucho, Moody’s. La agencia de calificación amenaza desde hace semanas con rebajar el rating de España a “bono basura” y el rumor de que este recorte es inminente ha corrido hoy por los parqués bursátiles. Las agencias de calificación tienen la obligación de comunicar sus decisiones a los países con 24 horas de antelación que invitan a las filtraciones.
Ser “bono basura” ya serían palabras mayores con un tinte psicológico a la altura del estigma político de pedir un rescate, pero su impacto en las Bolsas podría no ser tan alarmante. No en vano, hoy se ha vuelto a cumplir lo de “día de rebajas, día de compras”, porque la Bolsa española amanecía con el recorte de calificación a 11 entidades españolas por parte de S&P y el Ibex 35 ya subía más de un 1% antes de que llegaran las “palabras mágicas alemanas”.
El Tesoro español, además, ha colocado más de lo esperado en Letras a corto plazo, con costes menores y demanda por parte de los inversores. José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, explica: “Fuerte demanda a unas rentabilidades atractivas”; aunque añade: “Bajo la persuasión implícita del OMT” (el plan de compra de bonos del Banco Central Europeo, al que se llama ‘rescate’). España está siempre bajo la sombra de ese rescate que, en un ejercicio circense al más puro estilo “el más difícil todavía” y con cada vez más adjetivos, podría ser una línea de crédito preventiva virtual. Se trataría de engañar al mercado, porque España pediría la ayuda, pero no la usaría. El mercado, automática y supuestamente, reaccionaría comprando deuda y los costes de financiación se relajarían. En Financial Times, las fuentes del ministerio de Economía español, advertían esta mañana con enseñar las cartas antes de terminar la partida: “No habría que mostrar la capacidad de maniobra al mercado, porque el mercado la pondrá a prueba”. Ebrahim Rahbari, economista de Citigroup, subrayaba casi incrédulo en Bloomberg, que “si hay algo inevitable y doloroso, es muy raro que exista una explicación racional para esperar”.
Ya lo dijo este fin de semana en su Twitter Bill Gross, el presidente del mayor gestor privado de fondos del mundo, PIMCO: “España debe tragarse su orgullo y pedir ayuda ahora (…) El que duda está perdido”.
Por María Gómez – BMS – ESPAÑA