La cruenta batalla por el control del Senado estadounidense podría tener efectos de largo plazo para la economía.
Las elecciones del martes se llevan a cabo justo cuando el crecimiento económico de Estados Unidos ha mostrado una mejoría consistente, en buena medida gracias a una tregua en el Congreso sobre asuntos presupuestarios. Disputas previas de ese tipo derivaron en el cierre del gobierno y abrieron la posibilidad de que la deuda federal dejara de pagarse. La repetición de cualquier escenario podría causar daños a la recuperación económica.
Si los demócratas retienen el control del Senado, la tregua podría continuar, señalan analistas. Pero podría llegar a su fin si los republicanos se apoderan de ambas cámaras y eso los envalentona lo suficiente como para aumentar la intensidad de sus conflictos con una Casa Blanca demócrata encabezada por un mandatario saliente.
Los republicanos ya controlan la Cámara de Representantes y se espera que mantengan la mayoría allí, o quizá la amplíen.
Ante la posibilidad de que ese partido tome control del Senado, Jack Ablin, jefe de inversión del banco BMO Private, dijo: "Mi conjetura es que eso sólo endurecerá las tensiones que ya existen".
Aunque algunos analistas consideran que los demócratas aún tienen oportunidad de mantener su mayoría en el Senado, la mayor parte cree que los republicanos lograrán el control, aunque por escaso margen. Esto aumentará la posibilidad de que haya prolongadas escaramuzas en torno a impuestos y gasto. Enfrentamientos anteriores descarrilaron la confianza del consumidor, el mercado de valores y el crecimiento del mercado laboral.
No obstante, aún se desconoce hacia dónde dirigirían el Senado los republicanos. En pocas campañas se han detallado las agendas políticas. Los republicanos en la cámara alta podrían repetir enfrentamientos presupuestarios con vigor renovado. O podrían favorecer el estancamiento y buscar acuerdos más pequeños sobre la reforma hacendaria o la autoridad comercial con el presidente Barack Obama, con el objetivo de mejorar la situación del partido de cara a las elecciones presidenciales de 2016. Esos acuerdos podrían ser benéficos para la economía, señalan analistas.
Debido a todo lo que se desconoce, hay una cantidad importante de incertidumbres para una economía que aún no logra reponerse de los problemas que le causaron enfrentamientos previos.
Otra batalla presupuestaria podría paralizar tanto a las empresas como a los consumidores. Sin embargo, un eventual acuerdo en el Congreso pudiera ser más dañino, ya que pactos previos han detenido el crecimiento económico al aumentar los impuestos y cortar los recursos para programas sociales y militares que tienen la facultad de impulsar la economía.
Los acuerdos para culminar los enfrentamientos en 2011 y 2013 lograron reducir el déficit presupuestal, pero redujeron el crecimiento durante los pasados tres años, de acuerdo con información del Departamento de Comercio.
Las elecciones del martes se llevan a cabo justo cuando el crecimiento económico de Estados Unidos ha mostrado una mejoría consistente, en buena medida gracias a una tregua en el Congreso sobre asuntos presupuestarios. Disputas previas de ese tipo derivaron en el cierre del gobierno y abrieron la posibilidad de que la deuda federal dejara de pagarse. La repetición de cualquier escenario podría causar daños a la recuperación económica.
Si los demócratas retienen el control del Senado, la tregua podría continuar, señalan analistas. Pero podría llegar a su fin si los republicanos se apoderan de ambas cámaras y eso los envalentona lo suficiente como para aumentar la intensidad de sus conflictos con una Casa Blanca demócrata encabezada por un mandatario saliente.
Los republicanos ya controlan la Cámara de Representantes y se espera que mantengan la mayoría allí, o quizá la amplíen.
Ante la posibilidad de que ese partido tome control del Senado, Jack Ablin, jefe de inversión del banco BMO Private, dijo: "Mi conjetura es que eso sólo endurecerá las tensiones que ya existen".
Aunque algunos analistas consideran que los demócratas aún tienen oportunidad de mantener su mayoría en el Senado, la mayor parte cree que los republicanos lograrán el control, aunque por escaso margen. Esto aumentará la posibilidad de que haya prolongadas escaramuzas en torno a impuestos y gasto. Enfrentamientos anteriores descarrilaron la confianza del consumidor, el mercado de valores y el crecimiento del mercado laboral.
No obstante, aún se desconoce hacia dónde dirigirían el Senado los republicanos. En pocas campañas se han detallado las agendas políticas. Los republicanos en la cámara alta podrían repetir enfrentamientos presupuestarios con vigor renovado. O podrían favorecer el estancamiento y buscar acuerdos más pequeños sobre la reforma hacendaria o la autoridad comercial con el presidente Barack Obama, con el objetivo de mejorar la situación del partido de cara a las elecciones presidenciales de 2016. Esos acuerdos podrían ser benéficos para la economía, señalan analistas.
Debido a todo lo que se desconoce, hay una cantidad importante de incertidumbres para una economía que aún no logra reponerse de los problemas que le causaron enfrentamientos previos.
Otra batalla presupuestaria podría paralizar tanto a las empresas como a los consumidores. Sin embargo, un eventual acuerdo en el Congreso pudiera ser más dañino, ya que pactos previos han detenido el crecimiento económico al aumentar los impuestos y cortar los recursos para programas sociales y militares que tienen la facultad de impulsar la economía.
Los acuerdos para culminar los enfrentamientos en 2011 y 2013 lograron reducir el déficit presupuestal, pero redujeron el crecimiento durante los pasados tres años, de acuerdo con información del Departamento de Comercio.