Cuatro cuestiones a plantearse para el año 2015
SAXO BANK. El mercado de divisas está cerrando 2014 con estruendo y 2015 podría sin lugar a dudas traernos noticias históricas mientras seguimos despertando del mercado de divisas –por lo general somnoliento– que ha caracterizado el periodo posterior a la crisis financiera global de 2009 hasta mediados de 2014. Durante este tiempo, hemos visto cómo se iba pasando el “relevo de la relajación cuantitativa entre bancos centrales”, desde la Fed entre 2009 y 2011 (debilitamiento del dólar) y el BCE entre 2011 y 2012 (debilitamiento del euro) hasta la expectativa y plasmación de la primera fase del Abenomics, que en realidad vino a ser el Kurodanomics del Banco de Japón, desde finales de 2012 hasta principios de 2014 (debilitamiento del yen).
Desde mediados de este año, el movimiento ha ido aumentando al protagonizar el dólar su mayor rally en años, de la mano de la Fed, que ha completado su “tapering” de compras de activos dentro del tercer lote de relajación cuantitativa y gracias a que el mercado ha previsto la primera subida de tipos de la Fed desde 2006 para mediados de 2015 ante la solidez de la recuperación económica. Por lo demás, la volatilidad del mercado de divisas ha escalado tras la sorpresa que nos deparó el Banco de Japón a finales de octubre al optar por duplicar el que ya era el experimento de política monetaria más radical del mundo.
Y en el BCE, la mayoría tendente a la bajada de tipos sigue tratando desesperadamente de volver a poner en marcha las máquinas de impresión de billetes tras saberse que el balance del BCE se ha reducido en un tercio en los últimos dos años. Por tanto, a medida que nos acercamos a 2015, vemos una falta absoluta de sincronía entre los principales bancos centrales y economías del planeta a lo que se suma el desplome del precio del petróleo, que ha supuesto para los mercados globales un cambio drástico en materia geopolítica y económica.
De cara a 2015, preveo un escenario de base relativamente favorable para las divisas más importantes, con una subida de tipos de la Fed algo por encima de lo que se espera y con un dólar fuerte gracias a los buenos resultados estadounidenses. Entretanto, parto de la base de que el yen bajará de forma paulatina. En cuanto al BCE, supongo que el banco central finalmente vencerá las objeciones alemanas y los obstáculos políticos y pondrá de nuevo en marcha las máquinas de impresión de billetes en la reunión de enero o de marzo con un programa de relajación cuantitativa que no deje lugar a dudas. No obstante, al revisar las previsiones, mi gran preocupación es que sean demasiado idílicas y fáciles.
Sencillamente, es mucha la incertidumbre y son muchas las direcciones que pueden adoptar la economía la política y los mercados en 2015, más que cualquier otro año que yo recuerde. En concreto, he identificado cuatro claves “¿qué pasaría si?” que deberían mantener a los inversores de divisas en vela ahora que todos tratamos de vaticinar que nos deparará 2015.
1. ¿Qué pasaría si el endurecimiento de política de la Fed supone el descarrilamiento de los mercados de activos? Hay síntomas de que el mercado de bonos basura en EE.UU. está bajo una fuerte presión en esta recta final de 2014. La liquidez de estos bonos es espantosa debido a la nueva normativa, que irónicamente tiene por objeto reducir los riesgos de la hoja de balance de los bancos, con lo que el riesgo se ha trasladado a todo el mercado. Los bonos basura sobre petróleo de esquisto estadounidense son los que corren más peligro con diferencia y el flujo inversor en bonos podría entrar en caos y llevar a la Fed a descartar la idea de subir los tipos. El resultado: el dólar se debilitaría drásticamente.
2. ¿Qué pasaría si Draghi saliese huyendo? Es obvio que no existe consenso en el BCE de cara a implantar un programa de relajación cuantitativa nuevo y contundente, como es intención de Draghi, con vistas a sacar a la zona euro del área de riesgo de deflación. ¿Qué pasaría si Draghi no logra implantar todas sus medidas a principios de 2015 y como consecuencia dimite? El resultado: En primera instancia, el euro subiría y después hablaríamos de una nueva crisis existencial en la UE.
3. ¿Qué pasaría si China devalúa el yuan? En el mes de noviembre, durante algunos días, el tipo real de cambio de Japón (ajustado a la inflación) se situó en mínimos récord mientras que en ese mismo momento China marcaba máximos históricos. Los riesgos de deflación son cada vez mayores en China ya que el régimen se enfrenta con el riesgo deflacionista que supone el fin de una burbuja crediticia de proporciones históricas. ¿Cabe la posibilidad de que China se haga con una página del manual del Banco de Japón y devalué el yuan, arrastrando con ello una oleada de deflación al resto del planeta? El resultado: De ser así, estaríamos ante un nuevo y peligroso capítulo de la guerra de divisas.
4. ¿Qué pasaría si Japón pierde el control en el debilitamiento del yen? Existe el riesgo evidente de que el nuevo programa de relajación cuantitativa del Banco de Japón resulte excesivo y de que seamos testigos de un desplome interno de la confianza en el yen en 2015 con flujos de salida en avalancha. El resultado: esta situación obligaría al Banco de Japón a cambiar de dirección de forma drástica para defender el valor de la divisa. Conviene que tengamos en cuenta que todos los peores episodios de volatilidad de la historia moderna han situado al yen japonés en su epicentro. Preveo que 2015 depare una auténtica montaña rusa para las divisas y que uno o más de los escenarios llamados “¿qué pasaría si?” provoque volatilidad.
John J. Hardy, Responsable de estrategias de divisas de Saxo Bank
SAXO BANK. El mercado de divisas está cerrando 2014 con estruendo y 2015 podría sin lugar a dudas traernos noticias históricas mientras seguimos despertando del mercado de divisas –por lo general somnoliento– que ha caracterizado el periodo posterior a la crisis financiera global de 2009 hasta mediados de 2014. Durante este tiempo, hemos visto cómo se iba pasando el “relevo de la relajación cuantitativa entre bancos centrales”, desde la Fed entre 2009 y 2011 (debilitamiento del dólar) y el BCE entre 2011 y 2012 (debilitamiento del euro) hasta la expectativa y plasmación de la primera fase del Abenomics, que en realidad vino a ser el Kurodanomics del Banco de Japón, desde finales de 2012 hasta principios de 2014 (debilitamiento del yen).
Desde mediados de este año, el movimiento ha ido aumentando al protagonizar el dólar su mayor rally en años, de la mano de la Fed, que ha completado su “tapering” de compras de activos dentro del tercer lote de relajación cuantitativa y gracias a que el mercado ha previsto la primera subida de tipos de la Fed desde 2006 para mediados de 2015 ante la solidez de la recuperación económica. Por lo demás, la volatilidad del mercado de divisas ha escalado tras la sorpresa que nos deparó el Banco de Japón a finales de octubre al optar por duplicar el que ya era el experimento de política monetaria más radical del mundo.
Y en el BCE, la mayoría tendente a la bajada de tipos sigue tratando desesperadamente de volver a poner en marcha las máquinas de impresión de billetes tras saberse que el balance del BCE se ha reducido en un tercio en los últimos dos años. Por tanto, a medida que nos acercamos a 2015, vemos una falta absoluta de sincronía entre los principales bancos centrales y economías del planeta a lo que se suma el desplome del precio del petróleo, que ha supuesto para los mercados globales un cambio drástico en materia geopolítica y económica.
De cara a 2015, preveo un escenario de base relativamente favorable para las divisas más importantes, con una subida de tipos de la Fed algo por encima de lo que se espera y con un dólar fuerte gracias a los buenos resultados estadounidenses. Entretanto, parto de la base de que el yen bajará de forma paulatina. En cuanto al BCE, supongo que el banco central finalmente vencerá las objeciones alemanas y los obstáculos políticos y pondrá de nuevo en marcha las máquinas de impresión de billetes en la reunión de enero o de marzo con un programa de relajación cuantitativa que no deje lugar a dudas. No obstante, al revisar las previsiones, mi gran preocupación es que sean demasiado idílicas y fáciles.
Sencillamente, es mucha la incertidumbre y son muchas las direcciones que pueden adoptar la economía la política y los mercados en 2015, más que cualquier otro año que yo recuerde. En concreto, he identificado cuatro claves “¿qué pasaría si?” que deberían mantener a los inversores de divisas en vela ahora que todos tratamos de vaticinar que nos deparará 2015.
1. ¿Qué pasaría si el endurecimiento de política de la Fed supone el descarrilamiento de los mercados de activos? Hay síntomas de que el mercado de bonos basura en EE.UU. está bajo una fuerte presión en esta recta final de 2014. La liquidez de estos bonos es espantosa debido a la nueva normativa, que irónicamente tiene por objeto reducir los riesgos de la hoja de balance de los bancos, con lo que el riesgo se ha trasladado a todo el mercado. Los bonos basura sobre petróleo de esquisto estadounidense son los que corren más peligro con diferencia y el flujo inversor en bonos podría entrar en caos y llevar a la Fed a descartar la idea de subir los tipos. El resultado: el dólar se debilitaría drásticamente.
2. ¿Qué pasaría si Draghi saliese huyendo? Es obvio que no existe consenso en el BCE de cara a implantar un programa de relajación cuantitativa nuevo y contundente, como es intención de Draghi, con vistas a sacar a la zona euro del área de riesgo de deflación. ¿Qué pasaría si Draghi no logra implantar todas sus medidas a principios de 2015 y como consecuencia dimite? El resultado: En primera instancia, el euro subiría y después hablaríamos de una nueva crisis existencial en la UE.
3. ¿Qué pasaría si China devalúa el yuan? En el mes de noviembre, durante algunos días, el tipo real de cambio de Japón (ajustado a la inflación) se situó en mínimos récord mientras que en ese mismo momento China marcaba máximos históricos. Los riesgos de deflación son cada vez mayores en China ya que el régimen se enfrenta con el riesgo deflacionista que supone el fin de una burbuja crediticia de proporciones históricas. ¿Cabe la posibilidad de que China se haga con una página del manual del Banco de Japón y devalué el yuan, arrastrando con ello una oleada de deflación al resto del planeta? El resultado: De ser así, estaríamos ante un nuevo y peligroso capítulo de la guerra de divisas.
4. ¿Qué pasaría si Japón pierde el control en el debilitamiento del yen? Existe el riesgo evidente de que el nuevo programa de relajación cuantitativa del Banco de Japón resulte excesivo y de que seamos testigos de un desplome interno de la confianza en el yen en 2015 con flujos de salida en avalancha. El resultado: esta situación obligaría al Banco de Japón a cambiar de dirección de forma drástica para defender el valor de la divisa. Conviene que tengamos en cuenta que todos los peores episodios de volatilidad de la historia moderna han situado al yen japonés en su epicentro. Preveo que 2015 depare una auténtica montaña rusa para las divisas y que uno o más de los escenarios llamados “¿qué pasaría si?” provoque volatilidad.
John J. Hardy, Responsable de estrategias de divisas de Saxo Bank