La economía de Japón salió de la recesión en el último trimestre de 2014, creciendo a una tasa anualizada de 2,2% mientras las exportaciones y el gasto público ayudaron a eclipsar una inversión residencial más débil.
Sin embargo, datos preliminares publicados el lunes colocan el crecimiento de la tercera economía más grande del mundo en 0,0% para 2014, la tasa más baja en tres años, mientras que el salario real cayó 0,1%.
La economía creció 0,6% en el último cuarto del año pasado con respecto al trimestre previo, una tasa que resultó debajo de las expectativas de muchos economistas.
La inversión privada siguió siendo insustancial, lo que sugiere que negocios y hogares, que representan la mayor parte del crecimiento, aún son cautos respecto a su gasto.
"La debilidad en la demanda interna apoya nuestro punto de vista de que la producción permanecerá este año básicamente sin cambios", dijo en un comentario Marcel Thieliant, de Capital Economics.
El gobierno revisó las cifras reportadas previamente, sugiriendo que la recesión técnica de dos meses consecutivos de contracción fue más moderada que lo reportado antes.
La economía sufrió dos trimestres consecutivos de contracción después de un aumento al impuesto a las ventas de abril, lo que motivó al primer ministro Shinzo Abe a aplazar hasta abril de 2017 un aumento fiscal planeado para octubre de este año.
La economía se contrajo a menos 0,6% en el trimestre julio-septiembre, mostró el reporte del lunes, en comparación con un cálculo previo de menos 1,9%. La contracción en el trimestre abril-junio fue actualizada de menos 7,3% a menos 1,7%.
Muchos economistas habían pronosticado una salida de la recesión en el trimestre octubre-diciembre gracias en parte a una demanda más fuerte en Estados Unidos, el mayor mercado exportador de Japón.
Abe ha buscado fomentar un crecimiento sostenido a través de una inyección masiva de dinero a la economía, principalmente a través de compras de activos por parte del banco central similares a las utilizadas en Estados Unidos bajo la política de adquisición de bonos por parte de la Reserva Federal.
La política monetaria ultra relajada busca impulsar la inflación y contrarrestar años de estancamiento deflacionario, pero hasta ahora Japón no ha logrado llegar al objetivo del gobierno y el banco central de 2%.
Sin embargo, datos preliminares publicados el lunes colocan el crecimiento de la tercera economía más grande del mundo en 0,0% para 2014, la tasa más baja en tres años, mientras que el salario real cayó 0,1%.
La economía creció 0,6% en el último cuarto del año pasado con respecto al trimestre previo, una tasa que resultó debajo de las expectativas de muchos economistas.
La inversión privada siguió siendo insustancial, lo que sugiere que negocios y hogares, que representan la mayor parte del crecimiento, aún son cautos respecto a su gasto.
"La debilidad en la demanda interna apoya nuestro punto de vista de que la producción permanecerá este año básicamente sin cambios", dijo en un comentario Marcel Thieliant, de Capital Economics.
El gobierno revisó las cifras reportadas previamente, sugiriendo que la recesión técnica de dos meses consecutivos de contracción fue más moderada que lo reportado antes.
La economía sufrió dos trimestres consecutivos de contracción después de un aumento al impuesto a las ventas de abril, lo que motivó al primer ministro Shinzo Abe a aplazar hasta abril de 2017 un aumento fiscal planeado para octubre de este año.
La economía se contrajo a menos 0,6% en el trimestre julio-septiembre, mostró el reporte del lunes, en comparación con un cálculo previo de menos 1,9%. La contracción en el trimestre abril-junio fue actualizada de menos 7,3% a menos 1,7%.
Muchos economistas habían pronosticado una salida de la recesión en el trimestre octubre-diciembre gracias en parte a una demanda más fuerte en Estados Unidos, el mayor mercado exportador de Japón.
Abe ha buscado fomentar un crecimiento sostenido a través de una inyección masiva de dinero a la economía, principalmente a través de compras de activos por parte del banco central similares a las utilizadas en Estados Unidos bajo la política de adquisición de bonos por parte de la Reserva Federal.
La política monetaria ultra relajada busca impulsar la inflación y contrarrestar años de estancamiento deflacionario, pero hasta ahora Japón no ha logrado llegar al objetivo del gobierno y el banco central de 2%.