La locura de los futuros del bitcoin
2017 se ha convertido en el año del Bitcoin, todo el mundo habla de él tras la excelente rentabilidad ofrecida. Es pues el año en el que, por si quedaba alguna duda, ha quedado claro que no es un sustituto del dinero como se supone pretendía su creador -o creadores- conocidos como Satoshi Nakamoto sino un activo que se compra y se vende. Esto es clave porque el dinero es algo simbólico, puede ser un trozo de papel con un sello pero un activo debe tener un valor intrínseco, debe valer para algo.
La popularidad del bitcoin empieza por su opacidad -preocupante tanto por temas fiscales como por ser un posible escondite para fondos procedentes de actividades ilegales-, prosiguió como modo de transformar una moneda nacional débil (en Zimbawe por ejemplo) o una que no se puede cambiar en el mercado libre por otra (el mejor ejemplo es el yuan)… pero en la actualidad es un nido de especuladores comprando barato para vender caro. De hecho, estos días van a empezar a cotizar futuros del bitcoin, todo un mercado de derivados montados sobre un activo muy poco líquido, en el que ha habido varios episodios de robo de monederos, que no está regulado, que tiene unos movimientos de una volatilidad altísima… A lo que sumar el nivel de precios al que empieza todo esto:
Pero esto para algunos no es nada, actualmente el valor de todos los Bitcoin se asemeja a la capitalización de Coca Cola pero se habla de llegar a 100 mil dólares en una década. El motivo de tanta subida es su limitación de número: como máximo sólo pueden existir 21 millones de bitcoin, y esa es la “gran garantía” (los convencidos no dejan de repetir lo tantas veces escuchado en otras ocasiones: “esta vez es diferente”) pero si empiezan a montarse tinglados en torno a él y a cotizar derivados, ¿cuánto se expandirá este negocio? Difícil pronosticarlo y chapeau por los que vieron que el afán de lucro del ser humano es tan grande que podía dar tanto beneficio comprar algo así. Pero una vez felicitados los compradores pasados, ¿qué pasa con el futuro?
Lo primero que tenemos que saber es que el Bitcoin es un activo creado con gasto energético, y no poco. De hecho, consume más electricidad que 159 países y sería el país número 61 en consumo eléctrico (en dinero, unos 1500 millones de $ de gasto energético). Es “sólo” el 0,13% del gasto energético global pero no deja de ser energía que no se usa en otras actividades. Y el bitcoin puede ser útil, como hemos visto antes para que alguien pueda ahorrar en un país en el que por la debilidad de su moneda o por la inflación muy alta sea imposible, pero para eso ya existía el oro, el mercado del arte, incluso la bolsa. No aporta nada nuevo salvo la opacidad de la que ya hemos hablado (lo que va en contra del conjunto de la sociedad) y un aparente anarquismo que puede parecer atractivo pero que visto los problemas que tuvieron los que compraron bitcoin en plataformas que luego quebraron, no lo son tanto.
Muchos expertos están advirtiendo del riesgo de especular con bitcoin porque el que se meta puede perder gran parte de su dinero pero como a la vez, la industria financiera no puede evitar sacar una tajada de todo esto, la aparición de los futuros sobre Bitcoin popularizará aún más esta ruleta rusa. El que lo permitan los reguladores demuestra que no estamos en buenas manos y dice muy poco de la protección real del consumidor. Y por supuesto habrá advertencias de sobra y alguien que compre un futuro del bitcoin es consciente de que se está metiendo en algo muy arriesgado pero entonces ¿por qué prohibimos la heroína o el ir en moto sin casco? Con ese mismo argumento cualquiera puede hacer cualquier cosa con tal de que firme antes que entiende los riesgos… No tiene sentido que se anulen hipotecas multidivisa “porque el que se hipotecó en yenes no sabía que podía perder dinero” y luego se permita la creación de productos derivados sobre un activo etéreo y encima burbujeado.
Se da el caso de que Jamie Dimon, el consejero delegado de JP Morgan Chase, uno de los gigantes financieros de Estados Unidos, aseguró en septiembre que las criptomonedas son un «fraude» pero su banco va a ser uno de los que formen la plataforma de negociación del Bitcoin en la Bolsa Mercantil de Chicago.
Yo no sé si el Bitcoin seguirá subiendo o si lo que algunos llamamos burbuja no lo es, tampoco sé si va a ser un nuevo activo que se incluirá en los fondos de pensiones ni si su negociación en los mercados será tan habitual como la del oro o las acciones. Lo dudo mucho pero no lo sé (mi opinión es que las criptomonedas morirán de éxito porque habrá tantas que se pasarán de moda y se perderá el interés ante la falta de incentivos que supondrá poseerlas), lo que sí sé es que se ha creado un nuevo producto especulativo que representa un gasto energético y tecnológico enorme y que sólo sirve para algo útil a los blanqueadores de dinero. Y mientras suba de precio será querido para los que los tienen pero si baja de 15 mil a mil en 2018 (y puede ocurrir puesto que hizo el movimiento contrario este año), ¿qué pasará? El oro se puede usar en alguna actividad como determinadas industrias y joyería, las acciones representan parte de la propiedad de una empresa y los derivados de ambos representan un subyacente real pero un derivado sobre un algoritmo en el momento en que deje de subir de precio, ¿para qué sirve?
FUENTE: La locura de los futuros del bitcoin
(Este texto será adjuntado al Hilo del Bitcoin)
2017 se ha convertido en el año del Bitcoin, todo el mundo habla de él tras la excelente rentabilidad ofrecida. Es pues el año en el que, por si quedaba alguna duda, ha quedado claro que no es un sustituto del dinero como se supone pretendía su creador -o creadores- conocidos como Satoshi Nakamoto sino un activo que se compra y se vende. Esto es clave porque el dinero es algo simbólico, puede ser un trozo de papel con un sello pero un activo debe tener un valor intrínseco, debe valer para algo.
La popularidad del bitcoin empieza por su opacidad -preocupante tanto por temas fiscales como por ser un posible escondite para fondos procedentes de actividades ilegales-, prosiguió como modo de transformar una moneda nacional débil (en Zimbawe por ejemplo) o una que no se puede cambiar en el mercado libre por otra (el mejor ejemplo es el yuan)… pero en la actualidad es un nido de especuladores comprando barato para vender caro. De hecho, estos días van a empezar a cotizar futuros del bitcoin, todo un mercado de derivados montados sobre un activo muy poco líquido, en el que ha habido varios episodios de robo de monederos, que no está regulado, que tiene unos movimientos de una volatilidad altísima… A lo que sumar el nivel de precios al que empieza todo esto:
Pero esto para algunos no es nada, actualmente el valor de todos los Bitcoin se asemeja a la capitalización de Coca Cola pero se habla de llegar a 100 mil dólares en una década. El motivo de tanta subida es su limitación de número: como máximo sólo pueden existir 21 millones de bitcoin, y esa es la “gran garantía” (los convencidos no dejan de repetir lo tantas veces escuchado en otras ocasiones: “esta vez es diferente”) pero si empiezan a montarse tinglados en torno a él y a cotizar derivados, ¿cuánto se expandirá este negocio? Difícil pronosticarlo y chapeau por los que vieron que el afán de lucro del ser humano es tan grande que podía dar tanto beneficio comprar algo así. Pero una vez felicitados los compradores pasados, ¿qué pasa con el futuro?
Lo primero que tenemos que saber es que el Bitcoin es un activo creado con gasto energético, y no poco. De hecho, consume más electricidad que 159 países y sería el país número 61 en consumo eléctrico (en dinero, unos 1500 millones de $ de gasto energético). Es “sólo” el 0,13% del gasto energético global pero no deja de ser energía que no se usa en otras actividades. Y el bitcoin puede ser útil, como hemos visto antes para que alguien pueda ahorrar en un país en el que por la debilidad de su moneda o por la inflación muy alta sea imposible, pero para eso ya existía el oro, el mercado del arte, incluso la bolsa. No aporta nada nuevo salvo la opacidad de la que ya hemos hablado (lo que va en contra del conjunto de la sociedad) y un aparente anarquismo que puede parecer atractivo pero que visto los problemas que tuvieron los que compraron bitcoin en plataformas que luego quebraron, no lo son tanto.
Muchos expertos están advirtiendo del riesgo de especular con bitcoin porque el que se meta puede perder gran parte de su dinero pero como a la vez, la industria financiera no puede evitar sacar una tajada de todo esto, la aparición de los futuros sobre Bitcoin popularizará aún más esta ruleta rusa. El que lo permitan los reguladores demuestra que no estamos en buenas manos y dice muy poco de la protección real del consumidor. Y por supuesto habrá advertencias de sobra y alguien que compre un futuro del bitcoin es consciente de que se está metiendo en algo muy arriesgado pero entonces ¿por qué prohibimos la heroína o el ir en moto sin casco? Con ese mismo argumento cualquiera puede hacer cualquier cosa con tal de que firme antes que entiende los riesgos… No tiene sentido que se anulen hipotecas multidivisa “porque el que se hipotecó en yenes no sabía que podía perder dinero” y luego se permita la creación de productos derivados sobre un activo etéreo y encima burbujeado.
Se da el caso de que Jamie Dimon, el consejero delegado de JP Morgan Chase, uno de los gigantes financieros de Estados Unidos, aseguró en septiembre que las criptomonedas son un «fraude» pero su banco va a ser uno de los que formen la plataforma de negociación del Bitcoin en la Bolsa Mercantil de Chicago.
Yo no sé si el Bitcoin seguirá subiendo o si lo que algunos llamamos burbuja no lo es, tampoco sé si va a ser un nuevo activo que se incluirá en los fondos de pensiones ni si su negociación en los mercados será tan habitual como la del oro o las acciones. Lo dudo mucho pero no lo sé (mi opinión es que las criptomonedas morirán de éxito porque habrá tantas que se pasarán de moda y se perderá el interés ante la falta de incentivos que supondrá poseerlas), lo que sí sé es que se ha creado un nuevo producto especulativo que representa un gasto energético y tecnológico enorme y que sólo sirve para algo útil a los blanqueadores de dinero. Y mientras suba de precio será querido para los que los tienen pero si baja de 15 mil a mil en 2018 (y puede ocurrir puesto que hizo el movimiento contrario este año), ¿qué pasará? El oro se puede usar en alguna actividad como determinadas industrias y joyería, las acciones representan parte de la propiedad de una empresa y los derivados de ambos representan un subyacente real pero un derivado sobre un algoritmo en el momento en que deje de subir de precio, ¿para qué sirve?
FUENTE: La locura de los futuros del bitcoin
(Este texto será adjuntado al Hilo del Bitcoin)