Los bonos de alto rendimiento (en inglés High Yield Bonds) son bonos que poseen una calificación crediticia más baja y un rendimiento más alto que aquellos bonos corporativos, municipales y de gobiernos soberanos que son de grado de inversión.
Gracias al mayor riesgo de impago, este tipo de bonos ofrece un rendimiento más elevado que los bonos con calificación de grado de inversión. Las empresas que emiten deuda de alto rendimiento suelen ser empresas de capital intensivo y empresas de nueva creación que ya poseen ratios de endeudamiento más elevados.
Los inversores suelen referirse a estos bonos como bonos basura. Las dos principales agencias de calificación crediticia de empresas determinan el desglose de lo que se califica como bono de alto rendimiento y lo que no. Cuando Moody’s califica un bono con una calificación inferior a “Baa”, o Standard and Poor’s (S&P) lo califica con una calificación inferior a “BBB”, entonces se conocen como bonos basura. Al mismo tiempo, todos aquellos bonos que gocen de calificaciones más altas que éstas (o de la misma calificación al menos) los inversores los considerarán de grado de inversión.
Hay calificaciones crediticias que abarcan categorías como actualmente en impago, o “D”. Los tipos de bonos con calificaciones “C” e inferiores también tienen altas probabilidades de impago. Para compensar a los inversores que los adquieren por los importantes riesgos que corren de no recuperar ni el capital original ni los pagos de intereses acumulados en la fecha de vencimiento, los rendimientos deben ofrecerse a tipos de interés extremadamente altos.
A pesar de la etiqueta negativa de “bono basura”, estos bonos de alto rendimiento siguen siendo populares y muy comprados por los inversores mundiales. La mayoría de estos inversores optan por diversificar en aras de la seguridad utilizando un fondo cotizado de bonos basura o un fondo de inversión de bonos de alto rendimiento. El diferencial entre los rendimientos de los tipos de bonos de mayor rendimiento y los de grado de inversión fluctúa constantemente en los mercados.
El estado actual de las economías mundial y nacional influye en ello. Los acontecimientos específicos del sector y de las empresas individuales también influyen en las diferencias entre los tipos de interés de los distintos tipos de bonos. Sin embargo, en general, los inversores en bonos de alto rendimiento pueden contar con recibir entre 150 y 300 puntos básicos más de rendimiento en comparación con los bonos de calidad de inversión en cualquier marco temporal concreto. Por este motivo, los fondos de inversión y los ETF tienen un sentido inminente como medio eficaz para obtener una exposición a los mayores rendimientos sin asumir el riesgo innecesario de que los bonos de un solo emisor entren en mora y les cueste a los inversores todo o la mayor parte de su capital de inversión original.
En los últimos años, varios banqueros centrales de todo el mundo han decidido inyectar enormes cantidades de liquidez en sus economías individuales para que el crédito siga siendo barato y fácilmente disponible. Esto incluye al Banco Central Europeo, la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco de Japón. Esto ha creado el efecto secundario de hacer que los costes de los préstamos caigan y que los prestamistas experimenten una rentabilidad significativamente menor. Esto significa que la tenencia de dichos bonos costó dinero a los inversores, o les proporcionó una rentabilidad real negativa.
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