El flujo de caja (aunque todo el mundo lo llama Cash flow) es un flujo de entrada de ingresos o de salida de gastos que afecta al valor de cualquier cuenta de caja a lo largo del tiempo. Las entradas de efectivo, o flujos de caja positivos, suelen ser el resultado de una de las tres actividades posibles, como las operaciones, la inversión o la financiación para empresas o particulares. Los particulares también pueden realizar flujos de caja positivos a partir de regalos o donaciones.
Los flujos de caja negativos también se denominan salidas de caja. Las salidas de caja se producen por los gastos o las inversiones realizadas. Este es el caso tanto de las finanzas de los particulares como de las empresas.
Tanto en las finanzas de los particulares como en las de las empresas, se necesitan flujos de caja positivos para mantener la solvencia. Los flujos de caja podrían demostrarse debido a una transacción pasada, como la venta de un producto empresarial o de un artículo o inversión personal. También podrían proyectarse hacia un tiempo futuro por alguna contraprestación que una empresa o individuo prevé recibir y luego posiblemente gastar. Ninguna persona o empresa puede sobrevivir mucho tiempo sin flujo de caja.
El flujo de caja positivo es esencial para una serie de necesidades. Un flujo de caja suficiente permite disponer de dinero para pagar las facturas personales y a los acreedores. También permite a una empresa cubrir los costes de las nóminas de los empleados, las facturas de los proveedores y los pagos de los acreedores en el momento oportuno. Cuando los particulares y las empresas carecen de suficiente efectivo en mano para mantener su presupuesto o sus operaciones, se les denomina insolventes. La insolvencia duradera suele conducir a la quiebra personal o empresarial.
En el caso de las empresas, los contables elaboran estados de tesorería. Éstos demuestran la cantidad de dinero en efectivo que crea y utiliza una empresa en un plazo determinado. En esta definición, los flujos de caja se calculan sumando los ingresos netos después de los impuestos con los gastos no monetarios, como la depreciación. El flujo de caja puede asignarse a todas las operaciones de una empresa o a un segmento o proyecto concreto de la misma. El flujo de caja suele considerarse una medida eficaz de la solidez financiera actual de una empresa. Las empresas y los particulares también utilizan los flujos de caja para determinar el valor o el rendimiento de un proyecto o inversión.
Las cifras de los flujos de caja que entran y salen de esos proyectos e inversiones se utilizan a menudo como datos para los indicadores de rendimiento, como el valor actual neto y la tasa interna de rendimiento. Un problema de liquidez de una empresa también puede determinarse midiendo el flujo de caja de toda la entidad.
Muchos particulares prefieren las inversiones que producen un flujo de caja positivo periódicamente, en lugar de las que sólo pagan ganancias de capital una vez. Las acciones con alto rendimiento de dividendos, los fondos de energía y los fondos de inversión inmobiliaria son ejemplos de inversiones con flujo de caja positivo. Las propiedades inmobiliarias también pueden ser inversiones que producen un flujo de caja positivo cuando proporcionan una cantidad de ingresos por alquiler mayor que la suma de los pagos mensuales de la hipoteca, los gastos de mantenimiento y los costes y salidas de la gestión de la propiedad.
« Volver al glosario económico