Se trata del acto por el que se finiquita una operación en los mercados bursátiles y que generalmente está representada por la orden de venta. Es lo que se llama comúnmente deshacer posiciones en bolsa y es una importante decisión por parte de los usuarios que pueden ejecutar en cualquier momento. Debido a que las operaciones de compraventa de acciones no tienen ningún vencimiento, como sucede con otros productos financieros (warrants, imposiciones a plazo o pagarés bancarios).
El acto de cerrar posiciones con los títulos de una compañía cotizada supone una total desvinculación con la inversión que se ha mantenido durante un periodo de tiempo. Tendrá que ser ratificada por parte de la entidad financiera o bróker que informará de este proceso casi al instante, al igual que el precio con el que se ha llevado a cabo la operación. En cualquier caso, finiquitar una posición en bolsa puede conllevar la generación de plusvalías o minusvalías, en función de su comportamiento durante este proceso.
Este movimiento, por otro lado, lleva aparejado una orden de venta que se puede ejecutar a un determinado precio o a mercado. Sea uno u otro modelo, con una comisión que irá en función del importe vendido y de las tarifas del intermediario financiero. No obstante, la estrategia más racional por parte de los usuarios bursátiles en deshacer las posiciones cuando se han cumplido los objetivos puestos en marcha al principio de cada operación. Con diferentes niveles en dependencia del perfil que presente el inversor.
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