El CIF es una cifra de carácter alfanumérica que tienen asignadas, tanto las empresas como las personas jurídicas, para identificarse ante cualquier operación o movimiento fiscal. A partir de 2008 pasa a denominarse Número de Identificación Fiscal (NIF), pero que básicamente es lo mismo y cumple similares funciones. Además, se trata de una combinación que es única e intransferible a cada persona o titular. Para disponer de este código los demandantes deberán pedirlo a Hacienda. En el caso de las compañías y los trabajadores por cuenta propia se tramita por medio del documento 036 o 037.
Sirve para llevar a cabo cualquier clase de trámite o actuaciones ante las autoridades tributarias del país. Al igual que en otros escenarios más concretos, como es por ejemplo la redacción de escrituras sobre una operación en inmuebles. De la misma manera que también es necesario al contratar un producto bancario o un seguro. Así como en el momento de formaliza un plan de pensiones y rescatar sus aportaciones monetarias.
Conocer el Código de Identificación Fiscal, por otra parte, es algo muy sencillo ya que bastará con el número del Documento Nacional de Identidad. Siendo una clave que todo ciudadano deberá saber en cualquier momento ya que en caso contrario estaría limitada la mayoría de las operaciones ante su banco, administración del estado u otras instancias nacionales. Su diferencia con el DNI es que en este segundo no viene reflejado la clave alfabética que va después de los dígitos.
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