Se trata de un producto bancario a plazo fijo para sacar rendimiento a los ahorros y en el queda establecido tanto el periodo de permanencia como el tipo que se aplica en su contratación. Su plazo en el contrato varía desde los pocos días y hasta tres meses. Con una remuneración que es la más baja en esta clase de formatos para los ahorros y que en estos momentos no va más allá del 0,20 %. A consecuencia del abaratamiento en el precio del dinero impuesto hace pocos años por el Banco Central Europeo (BCE) para reactivar la economía. Donde, a medida que el valor monetario es más bajo, menor será el interés que genera la imposición.
Otra de las características del depósito a corto plazo es que no está ligado a ninguna estrategia bancaria. Como por ejemplo, vincularlo a otro activo financiero, asociarlo a la nómina o pensión del depositante o estimularlo con una rentabilidad superior. Es una opción de ahorro que va destinada a los usuarios más conservadores, al ofrecer un rendimiento mínimo sin generar riesgos de ningún tipo. Su pago se devenga en el momento de su vencimiento e irá a parar a la cuenta de ahorros del suscritor.
Además, el capital invertido no se podrá perder en ningún momento debido a que está totalmente asegurado por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) ante la posible quiebra o desaparición de la entidad depositaria. Ofreciendo mayor seguridad en los escenarios más complejos para los mercados financieros.
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