Es un activo financiero que está vinculado a aquellas monedas que no son las nacionales. En este sentido, y desde la perspectiva de la Comunidad Europea (CE), son todas las ajenas al euro. Es decir, dólar norteamericano, franco suizo, libra esterlina, corona noruega o el yen japonés, entre las más conocidas a nivel internacional. Se caracterizan porque cotizan en los mercados de divisas, donde fijan sus precios en relación con los restantes países. Con un cambio constante en su paridad ya que es un mercado que se distingue por su alta volatilidad. En especial en las variaciones entre algunas de ellas.
Las divisas, al cotizar en los mercados, se conforman también como una fuente muy importante de inversión. Desde donde los usuarios pueden abrir y cerrar posiciones en cualquier momento del día para rentabilizar sus operaciones. No obstante, requiere de un mayor aprendizaje que en la compra y venta de acciones bursátiles. Debido a que sus movimientos son mucho más complejos de ejecutar y donde la más mínima incidencia puede costar muchas dinero en la cuenta de resultados.
Por otra parte, puede servir como instrumento monetario para abrir depósitos a plazo, cuentas de ahorro y otros productos bancarios. Con el objetivo de mejorar el nivel de los rendimientos debido a la incidencia que provocan estos activos financieros. Al igual que para formalizar una hipoteca, aunque esta línea de financiación genera enormes riesgos a sus titulares. En cualquier caso, es un activo que es utilizado en el comercio internacional a través de todas sus transacciones monetarias.
« Volver al glosario económico