Se trata de un anglicismo que se ha convertido muy popular en los últimos años. Precisamente por referirse a una práctica no muy respaldada por ciertos sectores económicos. Basada en la comercialización de mercancías en el extranjero a precios inferiores al de la venta nacional. Con la finalidad de aprovecharse de las condiciones de libre mercado que existe en buena parte del planeta y obtener así un beneficio económico por la operación. Un factor que ha tenido y tiene serios detractores al pensar que va en contra de los intereses nacionales o el de los propios trabajadores de una empresa.
El dumping tiene por objetivo más relevante el ahorro de costes en una organización empresarial y por tanto optimizar su contabilidad. Esta actuación se origina, no solo para la contención de gastos en el material o infraestructuras. Sino por la rebaja en los salarios de los trabajadores que se llevan a cabo en el nuevo destino de la empresa. Es una situación que se produce en países con legislaciones fiscales o laborales diferentes. Pero también dentro de una misma zona económica, tal y como sucede en la Comunidad Europea.
Otro de los aspectos que distingue al dumping es eliminar a empresas de la competencia a través de un posicionamiento en el mercado. De la misma manera que desde diferentes sectores se piense en que esta tendencia se ha constituido en una práctica desleal a la que no se ha puesto freno en los últimos años. En parte, porque no hay ninguna legislación que la regule
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