Los estándares monetarios son el medio típico para fijar una moneda a un tipo de cambio determinado hoy en día. Un estándar monetario significa que el valor de una moneda está vinculado a una moneda más fuerte y reconocida internacionalmente, como el euro o el dólar.
Estos Estándares Monetarios se conocen también como estándares de moneda de reserva. Dentro del sistema mundial de monedas de reserva, las monedas nacionales únicas asumen en realidad el importante estándar, o papel, que el oro siempre tuvo durante cientos de años en el patrón oro. Otra forma de decirlo es que una nación fijaría el tipo de su moneda propia a tantas unidades frente a la moneda de otro país. Como ejemplo, Gran Bretaña podría elegir fijar su moneda de la libra esterlina británica al euro a un tipo de cambio real de una libra igual a uno punto veinticinco euros. Para mantener este tipo de cambio fijo, el banco central británico, el Banco de Inglaterra, tendría que estar siempre dispuesto a ofrecer euros por libras, o libras por euros, a petición de este tipo de cambio fijado. La principal forma en que el Banco de Inglaterra afectaría a esto sería mantener euros en sus reservas para el día en que existiera una mayor demanda de euros para ser cambiados por libras en los mercados FOREX mundiales.
Estos estándares monetarios contrastan con el estándar de oro. En el período del patrón oro, que se mantuvo durante mucho tiempo y fue increíblemente estable, los bancos centrales tenían oro para respaldar y cambiar contra su propia moneda. Con el estándar de moneda de reserva, los mismos bancos centrales mantienen una reserva de la moneda de reserva elegida. En cualquier caso, la moneda de reserva será aquella a la que una nación determinada fije su propia moneda.
La mayoría de las naciones que deciden fijar sus tipos de cambio se vincularán a uno de los dos tipos de monedas. Pueden elegir una de las principales monedas utilizadas en las transacciones internacionales para su liquidación. Por otra parte, pueden optar por fijar sus monedas a la de uno de sus principales socios comerciales, lo que también tendría sentido a efectos de liquidación. Por ello, muchos países de todo el mundo fijan su tipo de cambio nacional al dólar estadounidense, ya que sigue siendo la moneda más utilizada y negociada en todo el mundo.
Como otra opción de fijación, el euro se utiliza cada vez más para las fijaciones. Catorce países africanos diferentes, todos ellos colonias francesas en el pasado, establecieron la zona del franco CFA, o colonias del África francesa. Al hacerlo, fijaron su nuevo franco CFA al franco francés.
Después de que los franceses abandonaran su franco en favor del nuevo euro continental en 1999, el franco CFA quedó vinculado al euro. Otro ejemplo es la Zona Monetaria Común de Sudáfrica. En ella participan Namibia, Suazilandia y Lesoto. Estas naciones fijan su moneda frente al rand sudafricano, la moneda más potente del continente sudafricano y su mayor socio comercial con diferencia.
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