Aunque la causa directa de esta caída momentánea permaneció desconocida durante años, el flash crash de 2010 se caracterizó por una caída de 600 puntos en el Dow y un sustancial desplome en un solo día del S&P 500, un descenso del 7% que tuvo lugar en menos de quince minutos en la tarde del 6 de mayo.
Esa rápida caída fue acompañada por una recuperación igualmente rápida, dejando a los inversores y a los reguladores perplejos. En una reacción instintiva, las bolsas cancelaron más de 20.000 operaciones que tuvieron lugar durante la caída, todas ellas realizadas a precios inusualmente bajos.
Al principio, los reguladores del mercado pensaron que un error tipográfico había provocado la breve caída; que alguien había introducido una orden de forma incorrecta. Esto resultó ser falso. Un informe publicado casi dos semanas después incluía algunas conjeturas, pero nunca se explicó la causa principal. En efecto, la caída repentina fue causada en parte por los fuertes descensos de determinados valores, como Philip Morris, Procter & Gamble y Accenture (que cayó hasta un céntimo por acción antes de recuperarse).
Cerca de un mes después, el 10 de junio de 2010, la SEC promulgó oficialmente una normativa para asegurarse de que un incidente tan alarmante no pudiera repetirse. Las nuevas normas detienen automáticamente la actividad comercial de cualquier acción del S&P 500 si su precio cae más del 10% en cinco minutos.
En abril de 2015, las autoridades estadounidenses detuvieron a Navinder Sarao, residente en Londres, en relación con el flash crash de 2010. Sarao fue acusado de veintidós delitos, incluido el fraude, por su presunta participación en la manipulación del mercado. Según el FBI, Sarao utilizó un programa de negociación automatizada para simular la colocación de órdenes, “falseando” el mercado.
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