Son fondos de inversión que garantizan una rentabilidad a los ahorros invertidos. Generalmente, bajo un interés que suele ser muy débil y que en estos momentos raramente exceden del 2 %. Están vinculados a la renta fija como única medida para asegurar un pago anual a sus titulares. No es un producto que interese en exceso a los pequeños y medianos ahorradores ya que sus expectativas quedan limitadas durante la duración del fondo. De todas las formas, disponen de menos al tener unas comisiones muy pequeñas que llegan solo hasta el 0,5 %.
Los fondos garantizados, por otro lado, se caracterizan porque están compuestos por activos financieros muy tradicionales que reportan muy poca rentabilidad. Este hecho ha provocado que se constituya en un producto que presenta una oferta muy puntual y con pocas propuestas para que sean suscritas por parte de los clientes. En ninguno de los casos está asociado a la inversión ligada a la renta variable.
Otra de las características más relevantes de este producto es que tienen un plazo de vencimiento superior. Es decir, contemplan un periodo de suscripción que oscila habitualmente entre los 3 y 5 años. En el que no podrán retirarse sus aportaciones bajo el riesgo de una penalización que puede ser muy costosa para los intereses de los titulares. Sus abonos, por otro lado, se pagan bien a su finalización o todos los ejercicios y siempre de forma constante en su porcentaje. En ambos casos van a parar a la cuenta de ahorros del suscriptor.
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