La inflación (que no inflacción) es un concepto económico que se aplica para definir los escenarios en que existe una divergencia entre la producción y la demanda y que generalmente determina el alza de los precios en servicios, productos o artículos. Se mide a través del Índice de Precios al Consumo (IPC) que es un indicador muy importante para llevar a cabo diferentes medidas económicas. Una de las más relevantes es la monetaria que tiene como objetivo estabilizar el tipo cambiario de una divisa. De la misma forma que para ajustar la actividad laboral de un país.
Cuanto más alto sea su nivel más daño acarreará a la economía de un país o zona geográfica. Con unos efectos muy negativos sobre los propios usuarios al perder estos su poder adquisitivo. En su extremo está la hiperinflación que es una descontrolada subida de los precios y que puede llevar a graves desajustes económicos. En cambio, si el índice se mantiene estable se potencia un mayor consumo en la población. Su consecuencia final es que se incrementará la actividad económica y por tanto el crecimiento de la nación.
Se trata de un término económico que por otra parte tiene especial importancia para regular salarios, pensiones e incluso subvenciones sociales. Entre las causas más importantes de la inflación están las siguientes: aumento de la masa monetaria, incremento en los costes de producción o un desajuste en las políticas económicas de los gobiernos. Por este motivo, es un dato que se revisa todos los meses porque determina la realidad económica del país.
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