El enunciado más completo de la teoría cuantitativa del dinero fue realizado por el economista estadounidense Irving Fisher (1867-1947), que utilizó la fórmula matemática MV = PT.
Aquí “P” es el nivel general de precios, y “T” son las transacciones que tienen lugar en un año, por lo que PT (Precios × Transacciones) es el valor total de las transacciones que tienen lugar anualmente.
“M” es la oferta de dinero. Pero como PT es un flujo total de bienes, mientras que M representa una reserva de dinero que puede utilizarse una y otra vez, la ecuación necesita algo que represente la circulación del dinero. Este flujo circular, que hace que el dinero gire por la economía -como el tambor giratorio de una lavadora- es “V”, la velocidad del dinero.
Esta ecuación se convierte en una teoría cuando hacemos suposiciones sobre las relaciones entre las letras, lo que los economistas hacen de tres maneras.
En primer lugar, se supone que V, la velocidad del dinero, es constante, ya que la forma en que utilizamos el dinero forma parte del hábito y la costumbre y no cambia mucho de un año a otro (el tambor de nuestra lavadora gira a un ritmo constante). Éste es el supuesto clave de la teoría cuantitativa del dinero.
En segundo lugar, se supone que T, la cantidad de transacciones en una economía, está impulsada únicamente por la demanda de los consumidores y la tecnología de los productores, que conjuntamente determinan los precios.
En tercer lugar, permitimos que pueda haber cambios puntuales en M (la oferta de dinero), como el flujo de tesoros del Nuevo Mundo hacia Europa. Con V (velocidad) y T (transacciones) fijas, se deduce que una duplicación del dinero conducirá a una duplicación de los precios.
En combinación con la diferencia entre nominal y real, la teoría cuantitativa del dinero ha llevado a la noción de que el dinero es neutral en su efecto sobre la economía.