Una moratoria hipotecaria es un periodo de gracia que concede el banco para que sus clientes con problemas puedan aplazar el pago de su hipoteca hasta que su situación económica vuelva a la normalidad. Es una manera de evitar el impago que beneficia tanto al banco como al cliente.
A raíz de la crisis del coronavirus que dejó a muchos trabajadores en ERTE cobrando bastante menos de lo habitual el Gobierno adoptó esta medida extraordinaria para aliviar la situación financiera de muchas familias, en este caso estaba dirigida a aquellos con “extraordinarias dificultades para atender su pago como consecuencia de la crisis sanitaria del coronavirus” que cumpliesen con ciertos requisitos (como que la hipoteca tenía que ser la de la primera vivienda familiar y la cuota hipotecaria debía superar el 50% de los ingresos totales generados por la unidad familiar).
Además de la moratoria propuesta por el gobierno los bancos que forman parte de la CECA (Confederación Española de Cajas de Ahorro) y la AEB (Asociación Española de Banca) se unieron para realizar otra moratoria por su parte con un periodo de 12 meses para las hipotecas y 6 para los préstamos personales con unas condiciones similares.
Una alternativa a la moratoria es la carencia, herramienta también muy utilizada para afrontar imprevistos y consiste también en aplazar los pagos de la cuota hipotecaria. En este caso se suelen abonar solo los intereses y debe ser aprobada por el banco ya que no todos ofrecen esa posibilidad.