La novación hipotecaria consiste en renegociar las condiciones de la hipoteca con el mismo banco que la concedió (si se hace con otro es la subrogación) y permite al cliente obtener mejores condiciones, como:
- Pasar una hipopteca fija a una variable (o mixta) y viceversa.
- Cambiar el índice de referencia, por ejemplo cambiar el Euribor por el índice Mibor.
- Reducir el diferencial del préstamo.
- Extender o reducir el plazo para devolver el capital.
- Aumentar o reducir el capital prestado.
- Ampliar o cambiar el número de titulares de la hipoteca (por ejemplo un divorcio).
- Eliminar cláusulas abusivas.
La novación es una opción muy interesante y ventajosa tanto para el cliente como para el banco ya que implica pocos gastos y todo queda en casa.
Pese a que tenga pocos gastos, no se libra de ellos especialmente en estos casos;
- En el cambio de tipo de hipoteca (de fija a variable) en este caso se suele formalizar una nueva escritura pública y habrá gastos notariales, registrales y también de gestoría.
- Si se acepta una ampliación del capital, se deberá pagar el Impuesto AJD.
Por otro lado el banco puede rechazar la novación sin negociar o aplicar una comisión en el caso de que se llegue a un acuerdo (dependiendo de si la hipoteca es anterior o posterior a la ley hipoptecaria de 2019).
Para cambios pequeños (como modificar una cláusula) existe la alternativade suscribir un pacto privado con el banco en el que se detalle los cambios a realizar, esto permite un gran ahorro ya que no hay que formalizarlo ante notario ni inscribirlo.
¿Merece la pena la novación?
A veces la novación es imprescindible, como el caso de un divorcio y otras veces una opción a tener en cuenta si en su día se contrató una hipoteca con malas condiciones. Hay que hacer números para ver si merece la pena ya que implica varios costes pero es una alternativa real cuando hay problemas para pagar la cuota cada mes.
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