ROI

por Carlos Lopez
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ROI

ROI es el acrónimo de retorno de la inversión (Return on Investment). El retorno de la inversión es uno de los métodos más utilizados para determinar los resultados financieros que se derivarán de las decisiones, inversiones y acciones empresariales. El análisis del ROI se utiliza para comparar y contrastar directamente el momento y la cantidad de las ganancias de la inversión con el momento y la cantidad de los costes de la misma. Un mayor rendimiento de la inversión significa que los resultados de las inversiones son positivos cuando se comparan con los costes de dichas inversiones.

En las últimas dos décadas, esta cifra de rendimiento de la inversión ha evolucionado hasta convertirse en una de las principales medidas en el proceso de toma de decisiones sobre qué tipos de activos y equipos comprar. Esto incluye todo, desde equipos de fábrica, hasta vehículos de servicio y ordenadores. El retorno de la inversión se utiliza igualmente para determinar qué partidas presupuestarias, programas y proyectos deben aprobarse y asignarse fondos. Esto abarca todo tipo de actividades, desde la contratación, la formación y el marketing. Por último, el rendimiento de la inversión se emplea a menudo para elegir qué inversiones financieras están a la altura de las expectativas, como ocurre con las inversiones de capital riesgo y las carteras de inversión en acciones.

El análisis del rendimiento de la inversión se utiliza en realidad para clasificar los rendimientos de las inversiones frente a sus costes. Esto se hace estableciendo un número de porcentaje o ratio. Con la gran mayoría de los métodos de cálculo del rendimiento de la inversión, los ROI superiores a cero significan que los rendimientos de la inversión son superiores a los gastos asociados a ella. A medida que un mayor número de inversiones y decisiones empresariales compiten por la financiación, las decisiones difíciles se toman cada vez más utilizando la comparación de los mayores rendimientos de la inversión. Muchas empresas creen que, al final, esto produce la mejor decisión empresarial.

Hay un inconveniente en confiar demasiado en el rendimiento de la inversión como única consideración para tomar esas decisiones empresariales y de inversión. El rendimiento de la inversión no te dice nada sobre los costes y rendimientos previstos, ni sobre si realmente funcionarán según lo previsto. Utilizado por sí solo, el rendimiento de la inversión tampoco explica los elementos potenciales de riesgo de una determinada inversión. Lo único que hace es demostrar cómo se compararán los rendimientos de la inversión o del proyecto con los costes, suponiendo que la inversión o el proyecto ofrezcan los resultados previstos o esperados. Esta limitación no es exclusiva del rendimiento de la inversión, sino que también afecta a otras mediciones financieras. Por ello, un análisis inteligente de la inversión y de la empresa se basa también en los resultados probables de otras posibilidades de retorno de la inversión. Junto con el rendimiento de la inversión deben utilizarse también otras mediciones que ayuden a medir los riesgos que acompañan al proyecto o la inversión.

Los responsables de la toma de decisiones exigirán más de las cifras de retorno de la inversión que un simple número. Exigirán sugerencias eficaces de la persona que realiza el análisis del rendimiento de la inversión. Entre estas aportaciones que desearán están los medios para aumentar las ganancias de un retorno de la inversión, o bien los medios para mejorar el retorno de la inversión mediante la disminución de los costes.

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