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Lunes negro para Tesla en los mercados. Sus acciones caen más de un 12%, llevándolas a su nivel más bajo desde antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Desde su máximo histórico de diciembre de 2021, cuando cerraron en 479 dólares, el desplome acumulado supera ya el 50%.
El detonante de este nuevo varapalo ha sido el recorte de previsiones por parte de UBS, uno de los principales bancos de inversión. La firma suiza rebajó su precio objetivo para Tesla desde los 259 hasta los 225 dólares por acción, al tiempo que reiteraba su recomendación de “vender”. El principal motivo es la debilidad de la demanda que detectan en los modelos más populares de la marca: el Model 3 y el Model Y.
Según las estimaciones actualizadas de UBS, Tesla entregará 367.000 vehículos en el primer trimestre, un ajuste importante respecto a las 437.000 unidades que manejaban hasta ahora. Eso supondría una caída del 5% respecto al mismo periodo del año pasado y del 26% frente al cuarto trimestre de 2024. Los analistas subrayan que los plazos de entrega más cortos en mercados clave (a menudo menos de dos semanas) apuntan a un enfriamiento en la demanda.
A este contexto hay que sumar el desplome de las ventas en China, uno de sus mercados estratégicos. En febrero, los envíos de Tesla en el gigante asiático cayeron un 49% respecto al año anterior, marcando el nivel más bajo en casi tres años. El retroceso se interpreta como un reflejo de la creciente competencia local (con BYD a la cabeza) y el menor apetito de los consumidores chinos en un entorno de desaceleración económica.
En lo que va de marzo, Tesla acumula un descenso de más del 20% en Bolsa, borrando de un plumazo los avances que consiguió tras las elecciones estadounidenses. Este retroceso se suma al llamado “desmontaje del Trump trade”, un fenómeno que ha afectado a varias compañías vinculadas a la narrativa de crecimiento agresivo que caracterizó el mercado en años anteriores.
Sin embargo, en medio del pesimismo emergen algunas voces que siguen creyendo en la historia de Tesla. Dan Ives, analista de Wedbush y uno de los defensores más acérrimos de la compañía, ha calificado este momento como una “prueba de fuego” para los inversores optimistas, él incluido. Ives mantiene su recomendación de “sobreponderar” y un precio objetivo de 550 dólares, añadiendo a Tesla a la lista de “mejores ideas” de la firma. “No es la primera vez que Tesla atraviesa un bache de este calibre”, escribió el analista, recordando las múltiples ocasiones en la última década en que el sentimiento negativo ha ocultado el potencial disruptivo de la compañía.
Por su parte, Morgan Stanley también se ha sumado al coro de apoyo. Adam Jonas, uno de sus principales analistas, mantiene su visión positiva y fija el precio objetivo de Tesla en 430 dólares por acción. Jonas considera que la empresa está en plena transformación, pasando de ser un fabricante de coches eléctricos puro a un actor diversificado en inteligencia artificial y robótica. “Incluso si las entregas de coches caen en 2025, eso puede abrir una oportunidad de entrada atractiva”, asegura.
La gran pregunta es si este cambio de modelo de negocio será suficiente para restaurar la confianza de los inversores en un momento en el que la competencia en el mercado de vehículos eléctricos se intensifica y el crecimiento de la demanda muestra signos de agotamiento.