Este artículo se publicó hace 4 años con el título “La historia de dos pizzas que costaron 20 millones de dólares” hoy el artículo es el mismo pero su título ha cambiado un poco
Dicen que la Pizza más cara del mundo se llama Pizza Royale 007, creada por el Chef Domenico Crolla. Contiene pepitas de oro comestible de 24 kilates, champagne, caviar, medallones de venado, salmón ahumado con un cognac Luis XII de Remy Martin y una langosta. En total la broma cuesta 4.000 euros. Supongo que el envío a domicilio será gratuito.
Eso es una propina comparadas con las dos pizzas que el programador Laszlo Hanyecz se compró en Florida el 22 de Mayo de 2010. Es la primera transacción “en el mundo real” en la que se utilizaron bitcoins.
Hanyecz publicó en el foro “BitcoinTalk” (el hilo todavía está activo) que daría 10.000 bitcoins a cualquiera que le llevase dos pizzas familiares, ya que le gusta que sobre un poco para el día siguiente. Alguien del Reino Unido se encargó de realizar el pedido en el “Telepizza” del barrio del comprador (un Papa John´s pizza) pagó 25$ por ellas y a cambio Hanyecz le transfirió lo prometido.
Por entonces la moneda virtual más conocida apenas estaba comenzando sus andaduras y su valor andaba por los 0.003 centavos, así que los 10.000 equivalían a unos 30$.
Estas son las protagonistas de la historia:
Actualmente el bitcoin cotiza a más de 20$ con lo que si Hanyecz hubiese estado a dieta ahora mismo tendría más de 20 millones de dólares.
Esta historia es todo un clásico e incluso hay un bot de Twiter (@thebitcoinpizza) que cada día recuerda el valor de aquellas pizzas.
Desde entonces Hanyecz ha sido entrevistado en muchos medios a lo largo del tiempo, coincidiendo con la subida meteórica del bitcoin y como sus pizzas estaban valoradas en 5 millones, 10… y ahora 20. Hay que entender que por entonces un bitcoin era algo que se generaba relativamente rápido en un PC y nunca se había intercambiado por nada físico. El que te diesen una cena por ello era algo realmente molón y seguro que en su momento fueron las pizzas más sabrosas que había comido.
Daniel Lacalle ha escrito bastante sobre esta moneda. Y desde un punto de vista liberal (que obviamente no hay por qué compartirlo) tiene mucho sentido lo que está ocurriendo.
Bitcoin es un ‘startup’ de moneda (…) Las dudas llegan cuando el ‘refugio’ es virtual, y por tanto, siempre sujeto a ataques informáticos.
Bitcoin está mostrando ser una potente red de intercambio y su revalorización muestra que los que confían en esa red mantienen sus posiciones a medio plazo. Como el aumento de oferta es limitado, se revaloriza ante la mayor demanda. Un activo financiero donde se valora su escasez, demanda futura y su calidad ante la posibilidad de intercambiarlo por otras monedas, bienes o servicios en el futuro. El hecho de que vd pueda hacer líquido ese activo y pagar deudas e impuestos con lo generado, es positivo. Pero no es una moneda hasta que se pueda usar como medio de pago generalmente aceptado de bienes, servicios, impuestos y deudas.
Pero lo que nos demuestra el auge de Bitcoin y la revalorización del oro en 2016 es que una parte creciente de los ciudadanos sigue buscando maneras de guarecerse ante el asalto de la política monetaria que pretende que sean los depósitos de los ahorradores los que paguen las deudas de los ineficientes. Veremos.
Personalmente la volatilidad que está sufriendo esta moneda me impide verla como un medio de pago fiable y con futuro a corto plazo ya que su inestabilidad añade un riesgo que muchos compradores y vendedores no están dispuestos a asumir. No obstante, visto desde fuera me parece un estupendo experimento económico del que podremos sacar valiosas lecciones y quien sabe si alguna que otra pizza.