Robin Hood en indio se dice Baiju Bhatt, bueno no exactamente pero casi. Baiju Bhatt era un programador de plataformas de trading de alta frecuencia (HFT) que un día se le ocurrió una idea, reducir al mínimo el coste del ‘trading’ (principalmente las comisiones) y así abrir la puerta de los mercados financieros a un mayor número de personas.
Y crearon la empresa la llamaron Robin Hood y se convirtió en una de las empresas tecnológicas de moda, con una valoración por encima de los 5.000 millones de dólares.
Lo que hicieron tiene mérito, redujeron tanto el coste para invertir en bolsa que lo dejaron en cero. Mientras que otras plataformas te cobraban de media unos 7$ dólares por operación, ellos lo hacían gratis. Es un modelo de negocio al que nos estamos acostumbrando en Internet, nos dan gratis lo básico y luego tienes que pasar por caja para los servicios premium.
Pero no debemos olvidarnos de un par de cosas.
Por un lado, como hemos comentado muchas veces por aquí, cuando te ofrecen algo gratis es porque el producto eres tu. Guarda tu sucio dinero y dame tus datos.
Y por otro, Baiju Bhatt venía del mundo de High Frecuency Trading, que es lo más parecido que tenemos en Wall Street a los carteristas autorizados. Las empresas de HFT tienen muchas maneras de hacer dinero y su ventaja competitiva es hacerlo todo muy rápido.
Por ejemplo, una táctica muy utilizada por ellos es el spoofing (y una variedad llamada layering). Básicamente consiste en lanzar un farol. Introducen de mala fe una orden de compra o de venta a sabiendas de que no la va a ejecutar y con la pretensión de provocar que otros inversores entren al trapo para cancelar posteriormente esas posiciones y beneficiarse más tarde del engaño operando realmente en el sentido contrario al mostrado en el farol. El layering añade el matiz de cebar una de las dos posiciones -la de compra o la de venta- para luego operar en el sentido contrario.
En el caso de Robin Hood en donde realmente sacan dinero, no es a través de los servicios premium si no vendiendo la información sobre las operaciones de sus clientes. De esa manera si un cliente quiere comprar una determinada acción a un precio, la empresa de HFT se enterará de ese interés y a través de una conexión más rápida será capaz de comprar esa acción y revendérsela a un mayor precio al que mostró interés en un primer lugar, sin que este se haya dado cuenta de nada… ya que no ha pasado ni un segundo.
Como veis otro ejemplo más de que nada al final todo tiene un coste, algunas veces es obvio (la publicidad) y otras veces hay que ser muy astuto para descubrirlo, estos suelen ser los peores.