Los insiders son los inversores o los principales directivos de las empresas que agrupan participaciones relevantes en el accionariado de una compañía y por ello, su criterio debería estar mejor definido que el de la mayoría de los inversores, al conocer de primera mano las diferentes circunstancias del día a día que transcurren en el negocio.
Teóricamente todos competimos en base la misma información, de hecho la información privilegiada es un delito perseguido por el regulador bursátil ya que constituye un auténtico abuso de mercado, al no permitir que todos intervengan en el mercado bajo las mismas condiciones… pero tampoco vamos a ser ingenuos ¿verdad? ¿Creen que Emilio Botín tiene exactamente la misma información sobre los tejemanejes del Santander que usted o yo?. Pero lo importante no es lo que saben, sino como actúan en base las expectativas generadas fruto del conocimiento de su empresa.
Imaginemos que un accionista o directivo relevante de una empresa, aparece en un hecho relevante en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en el que se notifica, que en el último mes, ha incrementado su paquete accionarial sobre la sociedad. Entonces, pensaríamos que por parte de su accionista es una señal de confianza en la empresa y en relación a los precios actuales, le transmite unas buenas expectativas sobre la evolución del negocio que le empujan a ponderar más.
También podría ocurrir el caso contrario, en el que el insider estuviera reduciendo su paquete accionarial deshaciéndose de las acciones de la compañía… ¿De qué nos estaría informando estos actos? En la visión del directivo o del inversor estaría valorando que el mercado está pagando un precio excesivo por las futuras expectativas de la compañía.
Como curiosidad en los años 1999 y el 2000, en la parte alta de la burbuja de las puntocom, muchos grandes accionistas de empresas tecnológicas como Microsoft o Dell estaban vendiendo grandes paquetes de acciones, mientras el mercado iba adquiriendo toda esta cantidad ingentes de papel. Incluso algunos de ellos, sin pudor alguno, manifestaron abiertamente que el precio de las acciones era demasiado alto y que constituía una buena oportunidad para vender.
También hay que considerar que los insiders, a pesar de ese mejor conocimiento, no son inalterables a la psicología de la masa y se dejan influenciar por los momentos de optimismo desbordante o pánico absoluto. Un ejemplo claro queda latente en el mercado, cuando en 1982 el Dow Jones se aproximó a los 1.050 puntos, una resistencia infranqueable en la que se habían producido hasta en cinco ocasiones máximos en los últimos 17 años, pues bien en ese momento, los niveles de ventas de los insiders fueron las mayores en toda la década, justo después, barrió la resistencias y se encaminó a un notorio mercado alcista.
Por todo lo anterior, invertir siguiendo los pasos de los insiders de turno es otorgarles la incapacidad de estar equivocados, y como todo hijo de vecino también se equivocan y son influenciables. Por esto, debemos relativizar las decisiones del insider y cuando el regulador nos informe, mediante los hechos relevantes, sobre las “Transmisiones y adquisiciones de participaciones societarias” de los insiders, debemos complementar este dato a nuestro sistema de trabajo, para así, otorgar una mayor o menor fortaleza a nuestras señales de compra o venta.