El 16 de julio de 1945 marcó el comienzo de la Era Nuclear. Ese día, Estados Unidos llevó a cabo la primera prueba de una bomba atómica. La prueba fue nombrada Trinidad y la bomba el nombre clave de “Gadget”. Resulta cuanto menos curioso utilizar el nombre de “Gadget” para un arma tan destructiva y el de una palabra con connotaciones tan religiosas como “trinidad” para un proyecto tan mortífero.
En Europa estalló hace tiempo otro artefacto y al igual que las pruebas atómicas entra dentro de una trinidad, concretamente dentro de la “Trinidad imposible”, un trilema de la economía internacional, que sugiere que es imposible tener las tres cosas siguientes al mismo tiempo:
- Un tipo de cambio fijo.
- Libertad de movimiento del capital (ausencia de controles sobre el capital).
- Una política monetaria independiente.
Un país tiene que elegir entre reducir la volatilidad de la divisa y dirigir una política monetaria estabilizadora, no puede hacer ambas cosas. Esto lo comentó Paul Krugman:
La clave es que no se puede tener todo: un país debe elegir dos de las tres. Puede fijar su tipo de cambio sin anular a su banco central, pero solo manteniendo los controles sobre el flujo del capital (como China en la actualidad), o bien puede elegir dejar al capital que se mueva libremente aunque reteniendo la autonomía monetaria, pero solo dejando fluctuar el tipo de cambio (como Gran Bretaña o Canadá), o puede elegir dejar al capital libre y estabilizar la divisa, pero solo abandonando cualquier capacidad para ajustar los tipos de interés para combatir la inflación o la recesión (como Argentina en la actualidad y, si vamos al caso, la mayor parte de Europa).
Imaginemos que una nación (o unidad monetaria) intenta conseguir los tres objetivos a la vez. Una nación, que en un momento puntual necesita estimular su economía así que adopta una política monetaria expansionista, lo que en la calle conocemos como imprimir dinero. Esto implica un aumento de la oferta monetaria y una caída del tipo de interés disponible localmente. Debido a que el tipo de interés disponible en el ámbito internacional y ajustado a las diferencias del mercado de divisas no ha cambiado (o no se ha expandido tanto), los especuladores de turno pueden obtener un beneficio solicitando préstamos en la divisa de su país y concediendo préstamos en el extranjero. Lo harán en masa ya que el negocio es redondo, al haber un repentino cambio en la oferta, esto debería afectar al tipo de cambio pero como la nación tiene un tipo de cambio fijo, tendrá que defender su moneda y venderá sus reservas para recuperar su divisa. Aunque, salvo que se vuelva a la política monetaria anterior, los mercados internacionales, invariablemente, seguirán hasta que las reservas gubernamentales de divisa extranjera se agoten, dando lugar a la devaluación de la divisa y, de este modo, acabando con uno de los tres objetivos, y enriqueciendo a los agentes del mercado a costa del gobierno que intentó romper la trinidad imposible.
Supongamos que un país está creciendo y que para crecer más necesitaría atraer inversiones. Hasta el momento sus ahorros habían sido suficientes, pero ahora también necesita ahorros extranjeros. Como consecuencia de ello, los políticos liberalizan los flujos de capital (entradas y salidas) en el país. Ante esta situación, la hipótesis dice que el país puede o bien buscar la estabilidad del tipo de cambio o la estabilidad de los precios, pero no ambas cosas. ¿Por qué?
Supongamos que el país es Japón, cuya divisa es el yen (este es el ejemplo típico que se pone, pero podemos poner la zona Euro) y tiene ambos objetivos, estabilidad de los precios y del tipo de cambio. Para alcanzar el primero, mantiene fijo el tipo de cambio y para el segundo, mantiene un objetivo de inflación.
- Como los flujos de capital están permitidos, los inversores extranjeros se exponen en Japón y llevan sus dólares, los convierten en yenes y los invierten.
- Como consecuencia de la demanda, la divisa nacional se aprecia. Idealmente a medida que la demanda crece también deberían subir los precios, implicando que el tipo de cambio se debería apreciar.
- Pero como la divisa es fija, el banco central necesita mantener el nivel y a cambio ofrece al prestatario extranjero el deseado yen y se queda con los dólares.
- Entonces, como la oferta de yenes aumenta en la economía también lo hace la inflación (demasiado dinero detrás de pocos bienes). Como la estabilidad de la inflación también es un objetivo, todo el sistema se desmorona, de ahí la imposibilidad de conseguir que los 3 objetivos funcionen todos juntos.