Hoy voy a hacer algo poco elegante como es auto-citarme pero en un “resumen del día” Carlos López incluyó este artículo mío de hace 4 años y al releerlo no he podido evitar copiaros algunos fragmentos:
Desgraciadamente, las cajas de ahorro -en manos de políticos locales- sí pueden conceder créditos sin provisionar y sin ejecutar avales, sobre todo a partidos políticos, ¿o no pueden?, ¿o pueden pero no deben? El caso es que ocurre con bastante frecuencia… Y ahora se pretende que estas cajas se hagan aún más fuertes, uniéndolas. No dudo sea una buena solución para su supervivencia (a cambio de miles de despidos, eso sí) pero también esmagnificar el problema de estas entidades cuya gestión es tan poco clara. (…) Se podría decir de su función social pero eso es un concepto difuso cuyo gasto es poco cuantificable y que se podría sustituir por un aumento de las desgravaciones fiscales a determinadas labores de la banca como el patrocinio de la cultura. Si las convertimos en más grandes (…) Los problemas de gestión creo empeorarían. (…) Y es que es evidente -y lamentable- el carácter partidista en la gestión de la casi totalidad de las cajas de ahorro. La Asamblea General de una caja es una pantomima, es el Consejo el que decide incluso qué nuevos consejeros son nombrados ya que presenta una lista cerrada a dicha asamblea y por supuesto el director general debe ser del agrado del presidente de la CC.AA. de turno, lo que lleva a que el destino financiero de muchos fondos tenga un carácter marcadamente político.
Ahora, 4 años después de haber salido publicado esto, que no decía ninguna novedad puesto que era obvio para cualquiera que conociera un poco el mundillo financiero, se ha puesto de moda hablar de la falta de formación de los consejeros, del gran error que han supuesto las fusiones, de la politización de las cajas… Que nadie se engañe, esto se sabía ya y todo el que podía haber hecho algo y no lo hizo es culpable. Y eso engloba no sólo al PP y al PSOE, también a otros partidos –como IU-, a sindicatos e incluso a cargos eclesiásticos, es decir, los principales representantes de la sociedad española en su conjunto. Y ninguno ha pagado por ello y el problema es que con el voto de los españoles hemos encargado a algunos de los que crearon el problema –PP y PSOE básicamente- su resolución y estamos viendo las consecuencias: impunidad -cuando no pensiones millonarias- de los responsables –salvo excepciones puntuales- de la mala gestión, de los políticos que los mantuvieron en el cargo, de los responsables de Banco de España que fallaron estrepitosamente en la supervisión, de la decisión –de nuevo de PP y PSOE juntos- de unir las cajas como la gran solución…