Breaking Bad es la serie del momento, recientemente entró en el libro Guinness de los Récords al convertirse en la serie de televisión mejor evaluada tras recibir una calificación de 99 sobre 100 en Metacritic (una web que recopila críticas) con su quinta temporada. Para quienes no la hayan visto, algo que envidio, os dejo brevemente su argumento.
Walter White es un aplicado profesor de química en un instituto, padre de un joven discapacitado y con una mujer embarazada. Walt, además, trabaja en un lavadero de coches por las tardes. Cuando le diagnostican un cáncer pulmonar terminal se plantea qué pasará con su familia cuando él muera. En una redada de la Agencia Antidroga organizada por su cuñado reconoce a un antiguo alumno suyo, Jesse Pinkman, con quien contacta para fabricar y vender metanfetamina y así asegurar el bienestar económico de su familia. Pero el acercamiento al mundo de las drogas y el trato con traficantes y mafiosos contamina la personalidad de Walter, el cual va abandonando poco a poco su personalidad recta y predecible para convertirse en alguien sin demasiados escrúpulos cuando se trata de conseguir lo que quiere.
Si bien la serie no es en absoluto un ejemplo a seguir por los ciudadanos, si nos ofrece unas interesantes lecciones para el trabajo y la vida. Si tienes intención de ver la serie, el artículo tiene muy pocos “spoílers” y seguramente los olvides, así que puedes leerlo con tranquilidad.
El dinero te puede convertir un auténtico hijo de puta.
Siento ser tan soez, pero es lo que ocurre con el protagonista, pasa de ser una persona mediocre en todos los aspectos de la vida a un sanguinario capo de la Mafia sin escrúpulos. Su evolución hacia el lado oscuro es brutal a medida que va ganando dinero, poder y soberbia. Con esto no quiero maldecir el dinero (de hecho, le tengo mucha estima) ni hacer una generalización tan banal, pero sí destacar como el dinero es una maldición para algunas personas algo que muestra a la perfección esta serie.
No tener miedo al cambio.
White es el ejemplo de un cambio de carrera a mediana edad. Ha desarrollado importantes habilidades y experiencia en el ámbito de la investigación, pero perdió una gran oportunidad (o esa oportunidad le estafa, según a quien crea) al principio de su carrera. Mientras sus antiguos amigos Gretchen y Eliott Schwartz ganaron millones fundando su empresa química Gray Matter, White se quedó estancado en un trabajo basura, profesor de química de instituto. Sus conocimientos y experiencia (por no mencionar su temperamento) se han desperdiciado completamente en las aulas.
Pese a lo difícil que nos lo ponen, vivimos en una edad dorada de espíritu emprendedor. No todo el mundo puede crear Instagram, que se vendió por mil millones de dólares sin ningún ingreso, pero fundar una empresa o cambiar de trabajo en un momento avanzado de tu carrera puede seguir siendo un gran avance. Esto es especialmente aplicable si cuentas con habilidades especializadas. White no duda cuando surge la ocasión. De hecho, dado su rápido cambio al lado oscuro después de los 50, probablemente desearía haber empezado a fabricar metanfetamina antes.
Busca la excelencia en todo lo que hagas y punto.
Walter White podría ser el Steve Jobs de las metanfetaminas, no está satisfecho a menos que produzca el mejor producto. Jobs no trabajaba para ser «suficientemente bueno» en Apple. Esa es una de las principales razones por las que sus ordenadores (y ahora los teléfonos y tabletas) se convirtieron en artículos imprescindibles. White va por el mismo camino.
Cuando su compañero y socio Jesse Pinkman le dice que, en realidad, droga de menor calidad sería más que suficiente para los adictos que acudieran a él, White se mantiene firme por principios. Y, en última instancia, su lado terco se ve recompensado. Porque su «meta azul» se distingue por ser la mejor droga del mercado, White y Pinkman pueden cobrarla bien en la calle. Además, su producto es tan bueno que lo mantiene vivo, los distribuidores que quieren verlo muerto se dan cuenta de que será mejor si sigue produciendo su producto único.
Ser indispensable.
En el caso de White, ser un empleado indispensable está relacionado con uno de los elementos anteriores en la lista: hacer solo el mejor producto. Pero esta es una lección sumamente importante, por lo que vale la pena una segunda mención.
Especialmente en esta economía, en la que lo último que desearíamos es que el jefe se despierte un día y se dé cuenta de que no te necesitan. Las empresas siempre están pensando en reducir la plantilla y ahorrar dinero, por lo que los empleados tienen que trabajar constantemente para hacerse notar y aún más que eso, ser esenciales. Mientras el resto de personas de la empresa sepan que te necesitan para que todo funcione sin problemas, estarás a salvo de los despidos.
Al convertirse en una pieza clave del proceso de un negocio de elevados márgenes, White se ha protegido a sí mismo en múltiples ocasiones. También se mueve rápidamente para identificar y eliminar los posibles sustitutos. Dirigir un laboratorio de metanfetamina es un trabajo de alto riesgo.
Construye tu reputación.
Tu futuro depende de tu reputación. Si se te conoce por ser un trabajador descuidado, mal preparado, no esperes un aumento de sueldo. Si se te conoce por no pagar tus cuentas, no esperes que muchas personas quieran trabajar contigo.
La reputación de White, a través de su alter ego Heisenberg, es la de un maestro químico y señor de la droga despiadado. En todo Albuquerque, otros distribuidores (y finalmente la policía) saben de la existencia de este misterioso Heisenberg. O bien quieren trabajar con él o apartarse de su camino, y ambas cosas ayudan a White a salir adelante. Ese es su mayor activo.
A veces tienes que hacer el trabajo sucio tú mismo.
A todos nos gusta delegar y posponer las cosas, sobre todo si es un trabajo que no queremos hacer nosotros mismos. Es natural, pero en la vida, a veces hay que hacer cosas que no nos gustan y de vez en cuando hay que tomar la iniciativa.
El caso de White es extremo ya que su trabajo sucio, es realmente sucio y una vez que rompes la barrera de la ética lo más seguro es que no vuelvas nunca a ella.