Estoy más que convencido que los problemas económicos están muy relacionados con los problemas políticos y España es un ejemplo muy claro de ello. La burbuja inmobiliaria y la crisis financiera tienen responsables políticos y la crisis económica por supuesto también ya que hay mucho de falta de previsión y poco de control del gasto de autoridades públicas pero hay un tema al que nunca se le ha dado la importancia económica que tiene: la corrupción. Hace unas semanas salieron algunos titulares que decían que la corrupción había costado a España casi 7000 millones de desde el año 2000 y los periodistas que defendían esa cifra lo hacían sumando casos y más casos que se han descubierto. Con todos mis respetos, 7 mil millones es una minucia para todo el coste que podemos achacar a la corrupción. Y no voy a citar la enorme cantidad de negocios en negro que se hacen en España –que podría- y que son la mejor prueba de lo extendido que está el saltarse la legalidad cuando afecta al bolsillo y la enorme –y lamentable- comprensión que el electorado siente hacia los candidatos implicados en esas actividades. Me voy a referir a lo que más dinero y en lo que más recursos ha gastado España en los últimos 5 años: la reestructuración financiera.
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