Ayer tuvimos por España al grupo de rock escoces “Franz Ferdinand” y en una entrevista, su líder afiirmó que el CD desaparecerá porque no hay nada romántico en él, curiosamente en plena crisis del negocio discográfico, éste es el formato físico que más crece (nada menos que un 200%) gracias a la cantidad de nostálgicos que aún los coleciona. Parece mentira, pero algo técnicamente superior, más cómodo y duradero como es el CD pueda ser enterrado por su antíguo y analógico predecesor, además de por algo intangible y nada romántico como son las descargas por Internet (tanto en redes P2P como legales de pago). Al final estar en el término medio, lejos de ser una virtud, puede ser una condena.
En momentos tan complicados como los actuales es cuando nos vuelven ciertos ataques de nostalgia, pensando que cualquier tiempo pasado fue mejor y vemos como el cine, la televisión e incluso los videojuegos se inundan de remakes de nuestra infancia.
Los economistas no son ajenos a este sentimiento y vuelven a eschar una mirada nostálgica al “Vinilo” de la economía o lo que es lo mismo, la política keynesiana. Muy resumidamente la definiríamos como aquella que defiende que el gobierno debe impulsar la economía a través del gasto estatal deficitario, aumentando así la demanda y estimulando la economía. Una teoría que lo seguro que nos garantiza son acaloradas discusiones.
Así que con la amenaza de la delfación llamando a nuestras puertas, vemos renacer las políticas keynesianas que os resumo a continuación en un ladrillo bastante importante a la par que interesante (espero).