Hace un par de viernes comenté sin darle demasiada importancia que según mi sistema personal estábamos a las puertas de un descalabro bursátil que imagino puntual ya que la estructura del mercado es alcista. Para mi sorpresa me han llovido muchas preguntas sobre este tema especialmente por twitter por lo que he decidido explicarlo un poco más. Lo primero que he de decir es que cuando hablo de bolsa, y salvo que concrete más, me refiero a la bolsa norteamericana ya que es la directora de los movimientos globales siendo excepcionales –el Ibex desde enero 2010 a julio 2012 por ejemplo- los casos en los que el resto de mercados no sigue más o menos fielmente la dirección que marca Wall Street (por eso hace unos meses aconsejé mantener posiciones largas en el Ibex mientras siguiera USA alcista). Lo segundo es que un movimiento brusco en el corto plazo –sea al alza o a la baja- no tiene por qué cambiar la tendencia y mi señal no es una recomendación de venderlo todo sino un aviso de ajustar los stops si alguien está dentro y de esperar mejores precios para comprar si alguien quiere entrar. No es una recomendación para operar sino de ser cautos.
Mi sistema tiene ya tantas fórmulas metidas –llevo años modificándolo- que difícilmente puedo razonar por qué me avisa de lo que me avisa pero como lo conozco bien puedo deducir el por qué de su prudencia y mezclarlo con algunos argumentos algo más “lógicos”:
Estacionalidad estadística. Sólo por esto ya deberíamos encender una luz roja para las posiciones largas ya que septiembre es el peor mes, no sólo porque suba menos que los demás, es que desde 1950 en media es negativo. Pero es que lo es aún más cuando es año post-electoral ya que además implica también en su tendencia a octubre como vemos aquí, y curiosamente –como ha pasado en 2013- es en los primeros días de agosto cuando marca máximos anuales:
Divergencias técnicas. Para el neófito en análisis técnico es mucho más fácil entender las divergencias en la economía que tantas veces he nombrado (máximos de usuarios de cupones de asistencia coincidentes con los máximos de la bolsa por ejemplo) que las divergencias de un indicador, por eso no os voy a aburrir con ellas pero voy a explicar uno que es fácil de captar e intentaré simplificarlo al máximo: se llama la línea de Avance y Descenso (A-D) y se calcula a partir de los datos de valores que suben en un día en un determinado índice o mercado, de los que bajan y de los que repiten y no es otra cosa que la diferencia entre los que suben menos los que bajan. Si un índice bursátil sube pero cada vez es menor el número de los valores que suben respecto a los que no lo hacen, algo marcha mal y si un índice baja pero el número de acciones que no lo hacen es superior, estaría indicando un posible suelo. Luego se puede complicar lo que se quiera ajustando la media de días en los que tiene que pasar eso para que se considere que hay una señal fiable. Es lo que se denomina un indicador de amplitud (en inglés “breadth indicator “) y está avisando, en mi interpretación –y no soy el único que lo ha visto-, que los máximos de Wall Street de agosto marcaron un techo. De hecho, tras 8 semanas consecutivas de alzas el S&P500 lleva dos seguidas de corrección y la pasada fue la peor semana del Dow Jones en el año.
Divergencias contra otros activos. Aunque ya no son excepcionales porque llevan meses ocurriendo, hay una inexplicable diferencia –al menos para los que creen que economía y bolsa van de la mano) de tendencia entre el precio de la mayoría de las materias primas (a la baja) y el de la bolsa (al alza), para mi un síntoma más de la burbuja que se está formando. Sin embargo, esto no parece importante en el corto plazo y se puede prolongar meses. Lo que es más raro es que dentro de 2013 ha habido un claro seguimiento de la bolsa norteamericana respecto a la japonesa y la euforia provocada por el cambio de política del Banco de Japón fue la excusa que más se utilizó en el primer semestre para justificar la bajada en la rentabilidad de la deuda pública y las alzas bursátiles. Sin embargo, hace tiempo ya que el Nikkei dejó muy atrás sus máximos anuales y la rentabilidad de sus bonos está al alza al igual que el yen. Y los mercados de bonos sí que han notado algo de este cambio pero no así Wall Street. No tiene sentido.
El fin de las QE. Es indudable que el mayor apoyo que han tenido las bolsas desde marzo de 2009 –cuando se inició la actual tendencia- ha sido la FED y sus inyecciones de liquidez barata y abundante acompañadas de compra de activos. Banco de Inglaterra, BCE puntualmente y más recientemente el Banco de Japón han copiado esa política monetaria y se espera también lo sigan haciendo cuando ésta cambie. Los “expertos” dicen que la reducción de los programas de la FED empezará en septiembre-octubre de este año para finalizar durante 2014. Son especulaciones, lo mismo se retrasa mucho más, nadie lo sabe pero es un factor que asustará a los inversores ya que lo que queda sin ese apoyo es una bolsa de una país con unos datos macro, unas finanzas públicas y una economía real mucho peor que la que había en los anteriores máximos históricos de 2007 y cotizando a unos dígitos superiores.
Los flujos. Este es un tema polémico porque como cada vez más los derivados son el instrumento ideal de las “manos fuertes” ya no es fiable seguir su comportamiento en el mercado de contado para seguir una pauta clara operable. Sin embargo, es muy llamativa esta imagen en la que se puede apreciar que los últimos máximos históricos se han producido con un incremento de las compras de minoritarios a los que han colocado sus acciones los profesionales –que aumentaron sus ventas-, justo lo contrario que ocurrió en el segundo trimestre de 2009 cuando se inició uno de los mayores rebotes alcistas de la Historia y fueron los pececillos los que vendieron casi en mínimos a los tiburones.
China. Como refleja la última encuesta de gestores de BOA-ML es el principal riesgo que éstos ven para la evolución de los mercados. Y el segundo es la €zona… Por una vez, estoy de acuerdo con los “expertos”.
Repunte de la rentabilidad de la deuda pública. Como expliqué no hace mucho, esta subida afecta mucho a las carteras de las entidades financieras empeorando su cuenta de resultados y encarece la financiación de largo plazo de las empresas y las hipotecas: si la gran bajada de 2011 y 2012 ayudó a las subidas bursátiles, la fuerte subida del año actual debería provocar el efecto contrario:
La política. Aunque en los medios españoles no se refleja demasiado el tema, hay un conflicto político interno en los EUA importante que puede afectar mucho a la economía. De hecho, el gobierno echa las culpas del bajo crecimiento del PIB al “secuestro del Presupuesto” al que se vio obligado a acceder por la discusión del techo de la deuda de finales del año pasado. También está el tema de la renuncia de Bernanke a optar a otro mandato y de quién decida Obama proponer para el puesto. A ello hay que sumar las elecciones alemanas, factor de inestabilidad que, en el corto plazo, también puede venir de Italia e incluso de la propia España.
La complacencia. El optimismo alcista que reflejan las encuestas de sentimiento y la enorme apuesta bajista en volatilidad suelen ser señales contrarias: demasiada gente está obviando los riesgos y confiando en seguir pasando la cerilla encendida –como definía J.F. Kennedy al negocio de la bolsa- sin que nadie se queme los dedos.
Yo no soy profeta y tampoco soy a día de hoy inversor de largo plazo, me muevo desde hace años en el intradía y mi beneficio generalmente está en saber captar tendencias de minutos, en el fondo me importa poco que el mercado suba o baje; si un genio me concediera el deseo y me pudiera adelantar la información preferiría saber el máximo o el mínimo de mañana que el del año, así que para nada soy un experto en gestión de carteras, sólo soy un opinador con argumentos que siente empatía hacia los pequeños inversores bursátiles porque he sido uno de ellos durante muchos años. Nada más… y nada menos.