Los nuevos datos económicos que van surgiendo pueden influir en la rentabilidad de los productos de ahorro y en los costes de los productos de activo o riesgo.
Mantenimiento del tipo de interés del dinero en 0,50% parece que por un largo tiempo. Deuda pública española a punto de alcanzar el 100% del PIB. Subida de la morosidad bancaria del 11,61 al 11,90%. La bolsa alcanza importes al alza que no se veían desde hace 2 años. La prima de riesgo española está por debajo del precio de la prima de riesgo de Italia. 31 parados menos en agosto. El ministro De Guindos reconoce que se va a perder dinero con el rescate a la banca. Y más…..
Una mezcla de datos positivos y negativos que deberían de influir en la rentabilidad de los ahorros o en el coste de la financiación. ¿Pero influyen de verdad?
Un mantenimiento de los tipos de interés trae consigo, normalmente, un mantenimiento de rentabilidad en los productos de ahorro, como depósitos, cuentas remuneradas o pagarés.
Pero parecería lógico que supusiese una parada o incluso un relativo descenso en los tipos de interés aplicados a productos de financiación (créditos, préstamos,…). Esto no ocurre.
Las entidades financieras, por un lado para maquillar resultados y poder llegar a beneficios y, por otro, por cumplir las cifras del Basilea III de ratios de capital, en vez de bajar los tipos de interés optan mayoritariamente por subirlos en las operaciones de activo que conceden. Con lo cual, si además conceden pocas operaciones y cada vez más caras, no deja de ser una forma de estrangular la economía interna.
La rentabilidad máxima de los depósitos a un año recomendada por el Banco de España se sitúa en el 1,75%. Cuando esta rentabilidad es inferior al IPC anual que poseemos en estos momentos, ¿qué significa ? Pues sencillamente que perdemos poder adquisitivo. Es decir, que el dinero depositado hace un año más los intereses obtenidos no da para pagar los productos hoy en día porque han subido los precios más que la rentabilidad obtenida. Económicamente, la economía del pequeño ahorrador y su capacidad de pago se ven mermadas con los depósitos a estas rentabilidades.
La Deuda Pública Española se coloca a precios que ya ni se recordaba por lo bajos que están. Pero el hecho de que se siga colocando deuda y que esté a punto de llegar al 100% del PIB es indicativo que el déficit no se reduce. Si le unimos que el Gobierno admite que va a perder dinero con el rescate bancario, más deuda habrá que colocar en el mercado para cumplir el presupuesto de déficit.
La caída de la prima de riesgo por debajo de la italiana abarata las emisiones de deuda pero no evita que haya que colocarla de igual forma. Deuda más barata implica menores rentabilidades para los productos de ahorro de los ciudadanos.
El rescate de la banca va a suponer pérdidas al Estado y por ende a los ciudadanos. Pero si le añadimos las cifras de mora presentadas (mucho menores que las reales al estar maquilladas), que son las más elevadas desde que se registra este dato (11,90%), uno se da cuenta de que esta es una de las causas del cierre del grifo crediticio y de que se pague más por pedir un préstamo, ya que quien paga más caro compensa las potenciales pérdidas de un cliente moroso.
Y mientras, la bolsa en su mundo. Ha alcanzado niveles al alza que no tenía desde hace más de dos años. Esto confirma aquella máxima bursátil de ‘invertir con el rumor’, porque lo que se dice hechos positivos no se ven por ninguna parte.
Resumiendo: que las noticias económicas de cualquier signo influyen en las rentabilidades de los pequeños ahorradores o en el coste de los que demandan financiación es un hecho. Pero que sigan una lógica es algo que no se puede garantizar en estos tiempos complejos en los que vivimos.
Jose Luis del Campo, experto de la comunidad iAhorro