El multimillonario inversor de origen húngaro George Soros, famoso por su ‘ataque’ contra la libra esterlina en 1992 que forzó la retirada temporal de la moneda británica del sistema de cambio europeo, considera que la política de austeridad adoptada en la eurozona parece replicar la “muerte lenta” experimentada por la economía japonesa durante los últimos 25 años y de la que, paradójicamente, el país nipón trata ahora de escapar con una “peligrosa” política de estímulos monetarios.
“Durante 25 años Japón estaba muriendo de una muerte lenta y ahora se han despertado, lo fascinante es que en Europa los programas de austeridad están llevando de hecho a la eurozona a las mismas políticas de las que ahora está tratando de escapar Japón”, apuntó el carismático inversor en una entrevista concedida a la cadena estadounidense CNBC.
“Esta muerte lenta fue autoinfligida en Japón y la austeridad que actualmente prevalece en Europa es también autoinfligida”, señaló Soros, quien considera que la misión de la macroeconomía debe ser evitar los errores evitables. “Las consecuencias para las personas son de muy largo alcance”, advirtió.
En este sentido, el multimillonario estadounidense de origen húngaro señaló entre estos “errores evitables” la existencia de recursos sin utilizar.
“Si tienes desendeudamiento y condiciones deflacionistas entonces tienes desempleo y también capital sin uso. La gente tiene miedo y entonces se sienta sobre su dinero, lo esconden en el colchón en vez de invertirlo”, indicó.
El Banco de Japón, presidido por primera vez por Haruhiko Kuroda, anunció este jueves una agresiva batería de medidas de estímulo con el objetivo de doblar la base monetaria del país, así como incrementar significativamente las cantidades de deuda pública y otros instrumentos financieros adquiridos por la institución con el fin superar la deflación y alcanzar una meta de inflación del 2% en un plazo de dos años.
A este respecto, Soros advirtió de que lo que está haciendo Japón es, de hecho, “bastante peligroso”, porque lo están haciendo después de 25 años de simplemente acumular déficit sin que la economía mejore.
“Una vez que empiece puede que no sean capaces de pararlo. Si el yen comienza a caer, como ha hecho, y la gente considera que es probable que esto continúe, quizás quieran sacar fuera su dinero, y entonces puede que la caída se convierta en una avalancha”, apuntó.