Somos poco productivos, esta parece que es la causa de todos los males que nos azotan y el principal lastre de nuestra recuperación. Os pido hacer un esfuerzo tremendo para que lo asimiléis. Mirad esta imagen y decir 20 veces: “Somos poco productivos”
Somos poco productivos… somos poco productivos….
Ya está, ya lo hemos asumido ¿a que no era tan difícil?. Ahora toca preguntarse ¿estamos ante una causa o ante un efecto? ¿por qué somos tan poco productivos y cómo podemos arreglarlo? ¿Que tienen en común los países productivos?. La respuesta a estas preguntas se resumen en una palabra: Ilusión. Sí, eso que hemos perdido.
Veamos unos estudios que lo corroboran.
Los trabajadores ilusionados van a trabajar.
Un reciente estudio de James Avey de la Universidad Central de Washington demostró que los ingenieros muy ilusionados de una empresa de alta tecnología perdían una media de tres días de trabajo en un período de 12 meses. Los ingenieros poco ilusionados perdían más de 10 días de trabajo cada uno, en promedio, lo que suponía para la empresa cuatro veces menos productividad respecto a los colegas ilusionados. Ninguna otra medida en el lugar de trabajo (incluyendo la satisfacción en el puesto, el compromiso de la empresa, confianza para hacer el trabajo, etc.) cuenta más que la ilusión para determinar que un trabajador vaya a trabajar.
Los trabajadores ilusionados son más comprometidos.
Los trabajadores ilusionados son más propensos a ir al trabajo que sus colegas poco ilusionados. Lo que es más importante, los trabajadores ilusionados están más comprometidos y son más entusiastas en el trabajo. En un estudio se detectó que los empleados ilusionados están mucho más comprometidos que los desilusionados. Más de dos tercios de los trabajadores ilusionados estaban involucrados y eran entusiastas en el trabajo mientras que menos del 10% de los trabajadores desilusionados estaban comprometidos en el trabajo.
Los trabajadores ilusionados son más creativos.
Los directivos de un grupo de servicios financieros de alto nivel participaron en un estudio sobre creatividad realizado por Suzanne Peterson de la Universidad estatal de Arizona. Se dieron dos semanas a estos directivos para que buscasen tantas soluciones de alta calidad como fuera posible para un problema complejo. Los directivos más ilusionados presentaron más soluciones, mejores y más creativas.
Los trabajadores ilusionados son mejores en momentos de adversidad y cambio.
Son resistentes frente a la adversidad económica y el cambio organizativo. En consecuencia, los estudios sugieren que la ilusión es un pronosticador más relevante del rendimiento en empresas que están empezando que en empresas más consolidadas. ¿Por qué? A los trabajadores ilusionados les encantan los retos y hacen uso de recursos psicológicos y sociales cuando se les pide que rindan en situaciones difíciles.
Los trabajadores ilusionados son felices.
¿Alguna vez ha conocido a una persona feliz que esté desilusionada? Yo no. Cuando Gallup preguntó a un millón de personas si habían sonreído o se habían reído mucho el día anterior, los ilusionados respondieron que sí con mucha más frecuencia que los desilusionados. Este resultado nos puede parecer obvio y es que la ilusión es un síntoma de la felicidad. Y los trabajadores ilusionados son más propensos a ser felices.
Los trabajadores ilusionados son los diferenciadores de nuestra economía moderna. Quien crea que es parte de algo mayor, que está contribuyendo a un futuro mejor para sí mismo y para otros, consigue que se haga más.
Por tanto si quieren que seamos más competitivos, basta con que nos devuelvan la ilusión.