Burbujas, estructuras piramidales y correos encadenados, esquemas Ponzi… todos hemos oído hablar de estos término pero no siempre somos capaces de diferenciarlos. El término genérico para todos ellos es patrones de conducta financiera no sostenible, en los que los precios de los activos hoy no son coherentes con los precios de los activos de fechas futuras distantes. Este tipo de esquemas suelen implicar promesas de pago de un tipo de interés del 10%, 30%, 40% o 50 % al mes; los emprendedores que desarrollan estos esquemas siempre afirman que han descubierto una nueva fórmula secreta para conseguir estas tasas de retorno tan elevadas.
Cumplen el pago de los intereses prometidos durante los primeros meses con el dinero que reciben de los nuevos clientes que atraen con la promesa de elevadas tasas de retorno. Pero en el cuarto o quinto mes el dinero recibido de los nuevos clientes es inferior al dinero que han prometido a los primeros clientes y los emprendedores se van a Brasil, a la cárcel o a ambos sitios.
Tanto el esquema Ponzi como el timo piramidal prometen rendimientos extraordinarios a sus inversores, tan extraordinarios que deberían hacer sospechar pero esta sospecha de diluye a medida que los rendimientos son pagados rigurosamente y es aquí donde coinciden ambos sistemas, que funcionan mientra las salidas de efectivo se vean compensados por las entradas. Mientras crezca el número de “inversores”.