¿Alguien entendería que una persona que gana 10 mil € al mes fuera mejor tratada en un hospital público que otra que sólo cobra mil € al mes y por lo tanto aporta menos a la Seguridad Social?… entonces: ¿Por qué aceptamos que su pensión pública sea mayor? Como ya dije hace más de 3años:
“Todos los españoles tenemos una misma sanidad pública, seamos Emilio Botín o Carpanta, aunque mes a mes lo que aporta al mantenimiento de ella el primero sea muchas veces más que lo que aporta el segundo. Es más, Emilio Botín seguramente no haga uso de los servicios de la sanidad pública y prefiere pagarse un servicio privado. Pero entendemos que en nuestro sistema fiscal, aunque todos recibamos lo mismo, los que más ganan deben pagar más que los que menos ganan. Esto sirve no sólo para la sanidad, también para la educación, la policía, las carreteras… Por supuesto el que tiene más ingresos puede pagarse un colegio privado, un guardaespaldas y hasta un helicóptero, pero aunque no use los servicios públicos es el que más aporta por ellos. ¿Cuál es mi idea? Acabar con la ficción de que lo que nos retiran de la nómina va a nuestra jubilación. No es cierto, lo que nos quitan de lo que ganamos lo utilizan para pagar las pensiones de los actuales ancianos. Así pues, da igual lo que aportemos, no debemos cobrar en función de eso.”
Mi propuesta es sencilla: las pensiones de jubilación deben dejar de depender de lo que nos quitan cada mes de la nómina porque de hecho eso es falso ya que en realidad depende de lo que aporten los trabajadores que haya cuando cobre mi pensión. Así pues, se debe ofrecer una pensión pública igual para todos, igual que a todos los españoles se les ofrece una plaza en un colegio público o en un hospital público, la misma, haya ingresado en la caja común lo que haya ingresado. Tener una pensión pública que triplique el sueldo mínimo sería el equivalente a que la Seguridad Social pagase los alargamientos de pene, se sale de su función. Y hay 12.000 jubilados españoles que cobran más de 2.500 euros al mes. Quien gane más dinero en su vida laboral o quien quiera y pueda, igual que tiene su seguro médico privado o lleva a su hijo a un colegio privado, puede invertir en un fondo de pensiones o simplemente ahorrar para los tiempos de la jubilación, eso es cosa suya. Pero el deber del estado es el de proveer lo suficiente para que todos los ciudadanos podamos tener sanidad, educación y, para mi es imprescindible, una pensión en la vejez que nos garantice no morirnos de hambre, aunque no hayamos cotizado, simplemente por ser españoles (o vivir ¿25 años? Residiendo y consumiendo en el país). Gracias al IVA está claro que todos, absolutamente todos, hemos pagado impuestos y cuanto más viejo sea alguien, más habrá ingresado a la caja.
Cifras grosso modo: España gasta en la pensión media de jubilación 976€ al mes. Si ponemos todas esas pensiones –en un proceso de años para futuros jubilados- igualadas al salario mínimo interprofesional que este año es de 645€ el gasto pasaría a ser un 34% menos (y el mayor número de pensionistas –por ejemplo amas de casa que nunca cotizaron- se compensaría porque en mi sistema desaparecería la figura del cobro de varias pensiones que existe en la actualidad puesto que no dependerá de los sitios donde se trabaje, bastará con ser español para cobrarla como basta serlo para disfrutar de la Seguridad Social) luego el coste sería muy inferior al actual, beneficiaría a las clases más bajas por lo que es indudable su beneficio social, hay que tener en cuenta que incluso en la “rica” Alemania el 48,2% de los jubilados alemanes recibe menos de 700 euros/mes. Por supuesto sería impopular porque perjudica a la mayoría (aunque beneficie a corto plazo y después lo explico) como casi todos los recortes que lleva sufriendo España desde hace años por otra parte. Eso sí, su implantación sería progresiva, no afectaría a los actuales pensionistas.
Otro ahorro más: al ser la jubilación el salario mínimo interprofesional y por lo tanto estar muy por debajo del sueldo medio, la jubilación, que debe ser completamente voluntaria salvo por criterios médicos que se ajustarán al puesto de trabajo concreto, se retrasará voluntariamente por el propio trabajador en muchos casos más allá de los 65 años, que sería la edad mínima a la que alguien se pueda jubilar, repito, salvo criterios médicos. Se acabaron las jubilaciones anticipadas, a partir de los 60 es obligatorio que cada empresa pague un reconocimiento médico anual que decidirá si el trabajador es apto o no y a partir de los 65 el empleado decidirá si se quiere jubilar o no -avisando con un antelación mínima- salvo que por una causa objetiva –por ejemplo, las pérdidas que vienen reflejadas en la última reforma laboral- el empresario decida suprimir de sus servicios. Todo esto supondrá un mayor recorte del gasto aún ya que se retrasaría efectivamente la edad de jubilación.
La crítica habitual que se hace cuando se propone algo como lo que cuento yo es que si da igual lo que cotices para cobrar la pensión, se aumentarían los trabajos en negro, no habría interés en cotizar. Tienen razón, por eso el estado debe dejar de engañar a la gente con el cuento que les quitan parte de su nómina para sus pensiones futuras cuando lo cierto es que se destina a gasto actual. Por eso el proceso sería en varias fases: una inmediata que colocaría en el doble del sueldo mínimo interprofesional el tope del importe de la pensión máxima (y única) que pague el estado y reduciendo las retenciones en las nóminas en ese 34% de ahorro para los trabajadores que dentro de unos años vayan a jubilarse sólo con el sueldo mínimo. Hay que jugar también con el ciclo económico pero en principio ese aumento de salario inmediato propiciaría un mayor consumo y un mayor ingreso por IVA. De este modo, poco a poco el dinero de las pensiones propongo que no salga de las nóminas –o salga cada vez en menor cuantía- sino de una subida (del tipo y de los ingresos por mayor consumo) del IVA –así no se escapa nadie- que se destine a ese fin. De ese modo, todos ganaremos más dinero al mes que podremos ahorrar o gastar pero si lo gastamos con ese dinero estaremos financiando las pensiones de los actuales ancianos, del mismo modo que financiamos los colegios públicos y en general todo los servicios que ofrece nuestro “sistema de bienestar” y que no depende de cuantos años trabajemos ni de cuanto cobremos.
Si queremos disfrutar de un estado del bienestar como hasta ahjora, financiado proporcionalmente por los que ganan más para beneficio de todos, especialmente a los más desfavorecidos, las pensiones públicas deben estar garantizadas como lo está la educación o la sanidad, independientemente del ciclo económico. Y cuando hay una época de expansión y de mayores ingresos debe crearse un fondo de ahorro para estas 3 partidas para que no caigamos en el exceso de gasto cuando las cosas van bien y en déficit presupuestario/subidas de impuestos/recortes injustos etc. cuando van mal. Hay que blindar el estado del bienestar ahorrando –y no malgastando como se hace hasta ahora– en época de vacas gordas para estos 3 pilares y cuando haya vacas flacas se gastará menos en obras, defensa, embajadas etc. porque eso sí es prescindible pero nunca recortar en los cimientos de la sociedad (otra cosa es racionalizar el gasto, por ejemplo no construyendo colegios nuevos si se reduce la población infantil). Haciéndolo bien cuando la economía va bien el estado de bienestar –entendido como un mínimo digno que el estado debe ofrecer en sanidad, educación y pensiones de jubilación- sí es sostenible.
Y si se quiere renunciar a que la jubilación pública y universal forme parte de nuestro “estado del bienestar”, entonces cambiemos completamente el modelo y pasemos al de capitalización estilo Chile. En resumen, se esté a favor o en contra de mi propuesta lo que no es lógico es seguir remendando el sistema actual (de cuya historia ya hablé así como describí la alternativa del sistema chileno hace un par deaños) cuando es injusto y falso y además está basado en proyecciones a tan largo plazo que no pueden ser fiables. Dejemos de engañarnos: el coste de las pensiones de hoy lo debemos cubrir con el dinero de hoy, así que ajustémoslo a los Presupuestos Generales del Estado, determinemos de donde saldrá y quién lo costeará y quienes y en cuanta cantidad lo recibirán. No más estudios sobre lo que pasará dentro de varias décadas porque eso nadie lo sabe.