Una oferta pública inicial es la primera venta de acciones de una empresa al gran público. Las pequeñas empresas que buscan impulsar el crecimiento de su empresa utilizan a menudo una oferta pública inicial como una forma de generar el capital social necesario para ampliar su estructura de financiación a un coste de financiación menor. Las principales compañías de la razón deciden salir a bolsa, sin embargo, es para recaudar y difundir el riesgo de del negocio entre un gran grupo de accionistas.
No obstante, las empresas suelen considerar una variedad de opciones de financiación antes de tomar la decisión de salir a bolsa, tales como: créditos bancarios, financiación garantizada por activos, colocaciones privadas, plazos extendidos con proveedores, etc. Estas fuentes deben ser exploradas antes de hacer la decisión final sobre la salida a bolsa. Una vez la empresa ha decidido salir a cotizar en el parqué, debe valorar detenidamente las ventajas y desventajas.
Entre las ventajas que podemos describir, la más relevante es la captación de fondos adicionales a través de la emisión. También, las empresas tienen una influencia adicional en la obtención de préstamos de las instituciones financieras. La publicidad indirecta es un elemento clave para las empresas cotizadas ya que la presentación y registro para la mayoría de las bolsas más importantes incluye una forma de publicidad gratuita. Cotizar genera una mayor liquidez de las acciones, y este atributo es esencial para aumentar el atractivo y valor de las empresas con acciones negociadas Por último, las empresas cotizadas tienden a ofrecer una mayor credibilidad con el público, que tiene la compañía recibe la aprobación indirectamente a través de haber traspasado sus acciones en la bolsa.
Sin embargo, a pesar de las ventajas, que una empresa cotice en bolsa implica algunas desventajas. La primera es que el coste de una oferta pública inicial es sustancial, en forma de comisiones de suscriptor y gastos, honorarios legales y contables, los gastos de impresión y gastos de inscripción. Asimismo, el regulador bursátil (CNMV en España) requiere revelar información sensible sobre una base continua, incluyendo las estrategias de negocio, resultados financieros, salarios de los ejecutivos etc. La compañía está obligado a tener sus estados financieros auditados de forma regular. Otro punto a destacar es que la comercialización de las acciones se ve limitada por parte de la prohibición de información privilegiada. Como empresa cotizada, la empresa tendrá costes continuos de los informes periódicos y las declaraciones de representación que se interpongan con las agencias reguladoras y distribuidos a los accionistas. El gran riesgo es la pérdida de control debido a que las personas que compran las acciones son esencialmente propietarios de la empresa. A medida que aumenta el número de propietarios, se diluye el control de la gestión de la sociedad.
En España si una empresa decide cotizar en bolsa, una alternativa asequible para empresas de pequeño y mediano tamaño es el Mercado Alternativo Bursátil (MaB). En el MaB se aplica una tarifa fija de 6.000 € más una variable de 0,05 por mil sobre la capitalización de los valores a incorporar que resulte de su primer precio en el Mercado. Posteriormente, como costes de mantenimiento, el MaB aplica una tarifa fija anual de 6.000 €. En otros costes, la empresa deberá tener en cuenta los costes que apliquen el Asesor Registrado y el Proveedor de Liquidez. En ambos casos son negociables y dependerán de los acuerdos concretos a los que se lleguen. Y si se realiza una ampliación/colocación de acciones, la entidad colocadora cobrará una comisión que dependerá del tamaño de dicha oferta y de sus características.