Los analistas del sector inmobiliario están impacientes por tener los primeros datos del 2013, unas cifras que pueden marcar cómo será el ajuste de precios en los próximos meses, que seguramente será más que notable por el momento tan delicado en el que nos enfrentamos, sin duda si no el peor para el sector, de los peores desde que empezó la crisis.
La razón es clara, económicamente estamos en la peor situación en muchos años, paro en máximos y con una caída de la renta disponible de la familia constante, es decir, la capacidad de compra es cada vez menor. A esto añadimos una fiscalidad empeorada, se acabó la desgravación por compra de vivienda habitual y el IVA de la vivienda nueva ha pasado del 4% al 10%. Y de momento, el SAREB (banco malo), sólo ha servido para sacar de los balances de los bancos los llamados “activos tóxicos”, descendiendo la morosidad de las entidades financieras, pero sin efecto en el corto plazo sobre las ventas y desconociendo cual será en el futuro. Es más, a pesar de sus pocos meses ya ha tenido su primer traspié. La quiebra de Reyal Urbis, que posiblemente tendrá como administrador al SAREB (junto a la CNMV) es un indicativo de como la cartera de activos puede crecer incluso antes que disminuir.
La trampa de los bancos